Mourinho ya avisó hace tiempo que este sería un año de transición en el Chelsea. Una mala planificación veraniega ha dejado como resultado una plantilla descompensada, repleta de mediapuntas, sin un 9 de máximo nivel, y sin ningún jugador capaz de dominar la base de la jugada. En estos primeros meses de competición hemos visto a un Chelsea que poco a poco va añadiendo cosas a su juego, pero con una ristra de debilidades que amenazan con mermar su capacidad competitiva. Los mejores no están a su mejor rendimiento, y las victorias casi siempre se explican en base a actuaciones individuales más que a un comportamiento colectivo.

Últimamente, el Chelsea cada vez tiene más la pelota, pero eso no significa que la tenga mejor. Intenta controlar los partidos desde la posesión, y el Galatasaray tampoco va a ponerle demasiados problemas para que la tenga. La idea es minimizar el riesgo, organizarse con balón, bajar el ritmo, y que los de arriba decidan. Lo malo es que el Chelsea no marca diferencias con la pelota, sus mediapuntas casi siempre reciben marcados y deben abusar de la conducción, y da la sensación de que el rival roba donde quiere.

VARIANTES Y CONSECUENCIAS

El sistema habitual es un 1-4-2-3-1, aunque el doble pivote rota con bastante asiduidad. Ramires – Lampard, Ramires – Mikel, Mikel – Lampard o Mikel – Ramires, no hay una pareja fija. Lo normal es que jueguen Ramires y Lampard, pero teniendo en cuenta que el Galatasaray tiene una facilidad increíble para producir peligro, puede que Mou quiera meter a un mediocentro más posicional e intenso, e incluso para trabajar las posibles recepciones de Sneijder en las segundas jugadas. El Chelsea también ha jugado en 1-4-3-3, pero la ausencia del doble pivote genera una desprotección importante en las zonas laterales. No hay opción a ayudas a los costados desde el mediocentro, y eso facilita el 1×1 del rival. También, teniendo en cuenta el potencial del Galatasaray en segunda jugada, es mucho más viable el 1-4-2-3-1, porque el equipo es mucho más compacto.

No obstante, el Chelsea ya ha sufrido bastante cuando se enfrenta a equipos que dominan esa variante del juego. Ante el Stoke, por ejemplo, no controló en casi ningún momento este tipo de situaciones, y el equipo de Mark Hughes no encontró demasiados problemas para dominar las recepciones.

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El 1-4-3-3, además, tiene otra serie de consecuencias a nivel defensivo, y es precisamente la desprotección de los carriles laterales, de lo que ya hemos hablado unas líneas más atrás. Faltan las ayudas, Lampard-Ramires vuelan demasiado –no tienen capacidad para cerrar- y a Mikel se le acumula el trabajo, perdiendo la espalda con una facilidad pasmosa.

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En cuanto a otras posibles variantes, el Chelsea también ha jugado en 1-4-4-2. Lo hizo, por ejemplo, frente al Southampton, al que dominó por completo desde ese sistema. La doble punta, además, le permitió al equipo dominar la zona de rechaces activando de una forma brutal a la segunda línea, que ganaba todas las recepciones. Con 1-4-4-2 el Chelsea busca potenciar el balón en largo y los centros laterales. No arriesga en el pase, sino que se salta la zona de inicio buscando receptores a los rechaces.

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Como pueden observar, dominan todas las recepciones. Es curioso que el Chelsea sufra en segunda jugada y se potencie con ella. Algo parecido pasa con el balón parado y que analizaremos a continuación.

ERRORES DEFENSIVOS POR ALTO

Ya hemos hablado algo del potencial del Chelsea en los centros laterales. Las ABP ofensivas también son uno de sus puntos fuertes. Lo sabemos todos, así que no creo que sea necesario incidir sobre esa particular virtud casi consustancial al equipo londinense. Sin embargo, sus problemas para defenderse de los centros laterales y de las ABP sí que son bastante importantes.

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No cierran bien el segundo palo, les cogen la espalda con facilidad, no marcan a los posibles receptores y, a pesar de defender en superioridad casi nunca aparentan que lo están. Teniendo en cuenta que el Galatasaray tiene a un lanzador como Sneijder y a un rematador como Drogba, la defensa de estas situaciones puede ser un auténtico quebradero de cabeza para el Chelsea.

¿CÓMO SALE EL CHELSEA?

Si tenemos que analizar al equipo de José Mourinho es completamente prioritario establecer cuáles son sus mecanismos para llegar a campo contrario. Obviamente, ante equipos que repliegan en bloque bajo el problema en la salida de balón desaparece, aunque la progresión ofensiva no sea brillante. Lo que no se puede achacar a Mourinho es que no haya buscado soluciones. El Chelsea tiene problemas en organizado. No hay receptores a espaldas de la presión, no hay jugadores que dominen la base de la jugada y no hay pasadores.

Por una parte, está la opción de la segunda jugada, de la que ya hemos hablado anteriormente al analizar la variante del 1-4-4-2. Cuando el Chelsea tiene que sacar la pelota desde atrás, los posibles receptores en la base difícilmente ofrecen soluciones. Se colocan en paralelo, no se distribuyen bien las zonas, tapan sus propias opciones de pase y limitan al colectivo.

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No solo no consiguen generar superioridad central en esa fase de salida de balón, sino que ante una presión adelantada sufren muchísimo. No encuentran opciones de pase ni a ningún solucionador de problemas en la base, y la respuesta habitual suele ser, bien un pase arriesgado, bien un balón en largo.

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El Chelsea, pues, se ve obligado a generar nuevas alternativas para salir. Vamos a hablar, principalmente, de dos. Una son las recepciones de los mediapuntas para sacar la pelota en conducción, y otra la salida lateral por banda derecha, cargando el juego por el lado contrario y buscando generar espacio libre para que salga Ivanovic. El mediapunta más activo a la hora de realizar conducciones es Willian, que se ha convertido en un mecanismo muy fiable para sacar la pelota.

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La salida por el lado de Ivanovic es otra de las alternativas que tiene el Chelsea para avanzar metros y llegar a zona de mediapuntas. El equipo carga el juego por la izquierda, obliga a bascular al rival y genera un aclarado en la banda derecha, un lado débil que activa en carrera el jugador serbio.

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También es importante, de cara al análisis de su progresión en el juego, destacar que el Chelsea suele abusar bastante de las conducciones, y que el hecho de no tener grandes pasadores, al margen de Mata, le limita muchísimo a la hora de romper el sistema defensivo del rival. Los mediapuntas siempre reciben la pelota en desventaja, teniendo que enfrentarse a defensas completamente organizadas, con lo que el desborde se convierte en casi la única opción viable.

COMPORTAMIENTOS SIN BALÓN

Hemos hablado de cómo es el Chelsea cuando tiene la pelota, pero también es importante hablar sobre su comportamiento cuando no la tiene. El Chelsea es un equipo que necesita ser intenso en la presión, activar los bloques defensivos con rapidez para no verse sorprendidos. Es un equipo con muy buena capacidad de robo en campo contrario, sobre todo por dos futbolistas en particular, Oscar y Willian. El primero, absolutamente clave en la presión y en el achique lateral que hace el Chelsea para robar la pelota en los costados.

Sin embargo, ante la ausencia de Oscar, el Chelsea vende muy fácil la primera línea de presión. No cierran bien, no presionan de forma conjunta, con tapan líneas de pase y el rival no encuentra dificultades para sobrepasarlos.

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Con Oscar, eso sí, el comportamiento global es bastante diferente. El brasileño es un artista del robo. Sabe detectar dónde tiene que colocarse para entorpecer la salida. Cuando lo consigue, achica y potencia el robo en campo contrario. La presión es mucho más efectiva y el Chelsea puede adelantar líneas con facilidad.

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Willian es otro jugador clave a la hora de robar la pelota. Es intenso, rápido y muy molesto. No tiene la capacidad de Oscar para tapar líneas de pase pero sí tiene físico para robar por piernas. En función de si el rival supera o no la primera línea de presión el comportamiento del Chelsea es diferente. La realidad es que al Chelsea le interesa esa capacidad de robo, porque mientras más arriba lo haga más camuflará sus problemas para salir desde atrás. Si es superado, el repliegue del equipo es intenso. Los extremos cierran como laterales, la presión se activa en bloques bajos y se trabaja el dominio de las zonas de rechace.

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Si los extremos no consiguen cerrar el Chelsea deja completamente expuestos los carriles laterales, habilitando al rival la opción de romper su sistema. El trabajo de los extremos es fundamental para que situaciones como la que vamos a ver a continuación no se repitan.

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CONCLUSIONES

Es un equipo ultracompetitivo. No es lo que pretende Mourinho, pero estos tipos siempre compiten, en todas las circunstancias. No hemos hablado de Lampard y de su rol como iniciador o como interior llegador, donde potencia mucho más sus capacidades. No hemos nombrado a Ramires ni su importancia para robar la pelota o para salir en arrancadas desde atrás y meter al Chelsea en campo rival, o su dominio de las situaciones de descontrol y desequilibrio. El Chelsea es un equipo con poco gol y al que últimamente le han hecho gol con mucha facilidad. Eso supone un problema. Los puntas no marcan la diferencia. Además, el equipo está sufriendo muchísimo por alto. Es curioso, pero el Chelsea, hasta el momento, no domina ninguna de las dos áreas, y el fútbol depende, en gran medida, de lo que seas capaz de hacer en ellas. Lo que está claro es que, pase lo que pase, éste equipo va a competir.