Contexto

Cuando dos días antes de la noche más importante en 15 años se anuncia que uno de tus mejores jugadores y estandarte de la cantera fichará por el máximo rival directo, tienes que estar hecho de una pasta especial. En tal peculiar tesitura se encontró el histriónico técnico Jürgen Klopp junto a su inseparable segundo Zeljko Buvac, cuya relación viene desde que compartieron vestuario en el Mainz. Mario Götze, pieza clave del Borussia Dortmund, se iría al Bayern. Pese a todo, el equipo sellaría su pase a Wembley con una legendaria actuación del delantero polaco Robert Lewandowski, autor de 4 goles en el partido de ida frente al Real Madrid. El Bayern esperaría en una Final en la que el Borussia llegó como claro no favorito y en la que compitió al máximo de sus posibilidades. Pero era el año de los bávaros. Curiosidades del destino, Götze no pudo jugar ese partido por lesión. Klopp ya había tenido que pensar cómo afrontar la vida sin su 10.

La de Mario fue la salida más destacada en verano junto a la del defensa Felipe Santana, protagonista de excepción de la gran Champions del equipo cuando Hummels estuvo lesionado. Para sustituir al mediapunta alemán llegaría el armenio Mkhitaryan y como nuevo central para rotar a Hummels-Subotic, el griego Sokratis. Además, el rapidísimo extremo gabonés Aubameyang cambiaría el verde del Saint-Ettiene por el negro y amarillo del BVB. Klopp parecía tener claro lo que buscaba en ataque: más velocidad y verticalidad si cabe. Además, intentaba ampliar la calidad de un banquillo que fue uno de los principales puntos débiles la temporada pasada, insuficiente para tres competiciones.

Sin embargo, a pesar de la nueva inyección de ilusión que Klopp irradió en los suyos tras tocar la gloria muy de cerca, su tenacidad y resistencia se pondría de nuevo a prueba en la presente temporada y desde un buen principio. Una temporada marcada por las lesiones que ha terminado por hacer prácticamente imposible ya competir por la Bundesliga. Más si cabe cuando el Bayern de Guardiola no cede casi nada. De nuevo, aunque por distintos motivos, parece que tendrán que centrarse en Champions y DFB-Pokal. Que no es poco teniendo en cuenta que lograron la clasificación para 1/8 de UCL de manera dramática en Marsella gracias a un tanto de Kevin Grosskreutz. Con todo, no podrán descuidar demasiado su atención en Bundesliga ya que ahora mismo no tienen garantizado el acceso directo a la máxima competición europea.

El juego sin Götze

El BVB de Klopp fue hasta el año pasado un equipo que había encontrado el punto de madurez entre dos registros. Por un lado siendo capaz en determinados partidos de llevar la iniciativa con balón y, por otro, como un equipo tremendamente reactivo que mezclaba agresividad en la presión con velocidad en sus combinaciones tras robo. Es en esta última versión en la que se encontraban más cómodos y en la que alcanzaron la mayor expresión de competitividad y por qué no decirlo así, belleza. Klopp es un confeso discípulo de Arrigo Sacchi hasta el punto de manifestar que “Todo lo que aprendí como entrenador procede de Sacchi”. De ahí podemos entender su intención de ser agresivo cuando el rival tiene la pelota, subiendo mucho las líneas y distribuyendo a sus jugadores zonalmente. Eso le permitía al equipo estar muy bien posicionado tras robo y en dos, tres pases, generar peligro fácilmente.

No obstante, si algo hemos observado en lo que llevamos de temporada es que el Borussia Dortmund 2013/14 parece desentenderse más del balón que en años anteriores. Tanto por voluntad propia como por incapacidad. Se ha convertido en un equipo más reactivo, vertiginoso y vertical si cabe, con sin duda uno de los mejores contra-ataques del mundo. Durante gran tramo de la primera parte de la temporada han sido el equipo que más veces disparaba a puerta por partido las 5 principales ligas (21 tiros por partido). Ahora están en 19/partido, superados por el Madrid de Ancelotti (20). Sin embargo, la pegada ha bajado de manera considerable, pasando de promediar 3 goles por encuentro a apenas superar los 2 en el último mes y medio de competición. Todavía siguen conservando a uno de los mejores delanteros del panorama mundial como Lewandowski, capaz de crear peligro como referencia en el juego directo y fantástico en términos asociativos. Pero pese a sus cifras, no nos engañemos: nunca será un goleador. Es un delantero que va más allá de los números.

6x3 BVB

No cabe duda de que Mario Götze era, a pesar de no ser (aún) un jugador puramente contextual, un elemento imprescindible que condicionaba sobre manera el comportamiento y juego del BVB. El joven alemán permitía al equipo encontrar cierto equilibrio necesario para no tener que vivir solamente del vértigo y la velocidad en todo momento. Aportaba esa pausa tan anhelada en muchas ocasiones este año y gracias a su movilidad entre líneas, permitía un excelente balance entre el eje vertical y horizontal. Las permutas de posiciones eran una constante y Marco Reus es quizás el jugador que todavía le sigue echando más de menos sobre el campo. Ambos compensaban sus movimientos y Götze lograba liberar a Reus, que partiendo normalmente de izquierda podía percutir por dentro una y otra vez. Mario, por su capacidad para generar juego y ganas de tener la pelota, tendía a bajar su posición para ayudar en la salida a los centrocampistas, un déficit muy presente en la actual temporada. El Borussia es un equipo con muchos problemas en elaboración. Algo que como veremos más adelante se explica por una coincidencia de factores casi irreversibles. Y es que el azar en forma de infortunio se ha cebado con los de Klopp.

Volviendo a las consecuencias sin Mario y tras la llegada de Mkhitaryan, de características casi diametralmente opuestas, el equipo ha perdido la figura de un mediapunta que pueda dar esos 2 segundos de pausa que en el fútbol a veces lo son todo. El armenio, centrocampista adelantado con alma de delantero, imprime aún más velocidad y verticalidad pero es también más plano. Consecuencia de ello es que el equipo se atora demasiado ante defensas compactas y cerradas (Arsenal en casa o en Bundesliga ante rivales como Gladbach o Bayer). La llegada de Pierre-Emerick Aubameyang también se entiende en este contexto de más vértigo. Es un jugador veloz y con gol que suele ocupar el flanco derecho, pero con algunas carencias en la asociación, faceta en la que el polaco Blaszczykowski es claramente mejor activo. Ahí Klopp tiene dónde elegir en función de si busca más juego por fuera (Aubameyang) o apoyos por dentro (Kuba). El jugador africano también puede desenvolverse bien en un esquema de dos delanteros, como segundo punta.

Por tanto, el equipo se está resintiendo este año de no poder tejer un buen ataque en estático, con serios problemas en la elaboración de la jugada y a la hora de generar peligro ante defensas que cierran espacios. Reducir al Dortmund a un equipo monocromático es el objetivo de sus rivales: si no le permites correr, dadas las circunstancias que ahora ampliaremos, tienes bastante ganado. Y ya no digamos si te adelantas en el marcador. Un equipo al que le cuesta mucho este año remontar partidos.

Así que, ¿por qué decimos que el azar en forma de infortunio se ha cebado con los de Klopp?

La baja de Ilkay Gündogan

Además de las nuevas caras en ataque que añaden más verticalidad y velocidad, hay que focalizar la atención en una ausencia clave: Ilkay Gündogan.

El centrocampista alemán de origen turco lleva sin poder jugar desde septiembre y puede ser la incógnita a despejar en la actual ecuación de Klopp, sabedor que necesita un ingrediente distinto. Las principales virtudes de Ilkay son su capacidad de asociación, la facilidad que tiene para filtrar pases entre líneas y una gran lectura acompañando la jugada. El hecho de manejar el balón finamente con ambas piernas le da una ventaja cualitativa importante sobre los rivales: no sabes para qué lado puede orientar el juego. En un equipo que vive del robo y salir rápido a la contra, necesita de clarividencia en los pasadores. Ahí emergería su figura. Fundamental en iniciación y gestación además de continuador de la jugada. La duda es si con su regreso, relegará al banquillo a Sahin –lejos de su mejor nivel y en una constante irregularidad- para formar dupla con Sven Bender en medio o si, por el contrario, mantendrá el Bender-Sahin y colocará como mediapunta a Gündogan, algo que ya probó al inicio de temporada. Asumiendo que Reus y Lewandowski son fijos, si Gündogan fuera el mediapunta quedaría por resolver quién ocupa el extremo derecho.

La inacabable enfermería

Las lesiones han sido un flujo habitual en el BVB estos primeros 5 meses de competición. La sabida baja de un Piszczek que hasta finales de noviembre no debutó en la temporada ha hecho que el comodín Grosskreutz actúe como lateral derecho fijo. E incluso como central como veremos. La baja de Schmelzer en gran parte de esta 2013/14 ha permitido la irrupción de Erik Durm en el lateral izquierdo. Diestro por naturaleza, es uno de esos fichajes made in Klopp, llegado de las inferiores del Mainz en 2012. Junto a Durm, alguno que ya ha podido mostrar su virtuosismo en ataque es el joven Jonas Hofmann, procedente de la cantera del Hoffenheim. Es un jugador con un comportamiento interior a pesar de poder partir de banda e incluso se puede adaptar a la posición de interior creativo. Además de los laterales, una ausencia también ilustre en muchos partidos ha sido la del capitán Kehl, más que solvente para jugar en el centro del campo y dar descanso a Bender-Sahin. Ideal para cerrar partidos con su experiencia como ya vimos en el Santiago Bernabéu en la vuelta de semifinales.

No obstante, y junto a la de Gündogan, si ha habido dos bajas que han afectado muchísimo al equipo son las de sus centrales titulares. Subotic y Hummels. Una de las parejas más envidiadas y admiradas de Europa pero que apenas han podido jugar juntos este año. El serbio se rompió el ligamento cruzado ante el Wolfsburg el 9 de noviembre y Hummels, tras el último parón por selecciones dijo adiós hasta después del receso invernal. La baja de ambos, unida a la de los dos teóricos laterales titulares ha hecho que el Dortmund juegue varios partidos, incluidos alguno tan importante como el del Bayern, Napoli u Olympique, sin lo que sería su defensa titular. Negocio insalvable pese a la calidad y tesón de Klopp dirigiendo a los suyos. Hay cosas que sencillamente son imposibles y hay que resignarse. Aunque dentro de lo malo que supone perder por mucho tiempo a uno de tus centrales titulares, un brote verde: Sokratis. El griego se ha convertido en el central más fiable en lo que llevamos de temporada y está ganando confianza partido tras partido. Ha tenido como compañeros este último mes a un Friedrich rescatado –literalmente- de la retirada ante la plaga de lesiones, a Bender, al prometedor canterano Sarr e incluso a Grosskreutz tras una primera parte nefasta de Sarr ante el Hertha. Kevin, el comodín por excelencia del fútbol europeo ya que ha llegado a ocupar todas las posiciones de juego con el bueno de Jürgen Klopp. Y cuando decimos todas son todas. Hasta la de portero.

Pero aquí no acaban las bajas. A finales de noviembre el BVB perdió al citado Bender hasta 2014 y centrocampistas disponibles como Sahin estaban continuamente entre algodones. Cuando en verano todo parecía caminar hacia una temporada en la que poder afrontar las 3 competiciones con garantías gracias a una mayor profundidad y calidad de banquillo, las lesiones se han encargado de hacerlo materialmente imposible.

Jugadores claves lejos de su mejor nivel

Para ir terminando, además de cómo ha variado el juego con los cambios de piezas y la mala suerte en forma de lesiones, los jugadores disponibles que tendrían que dar un paso adelante no han mostrado su mejor versión, especialmente Marco Reus. El equipo necesita a un Reus motivado y activado. Y el alemán no ha mostrado sus buenas maneras y todo su fútbol sino a cuentagotas. Lewandowski se ha mantenido en un nivel bueno y constante en relación al resto de atacantes pero sin llegar a ser el de final de temporada pasada. Su compatriota Kuba no ha podido incidir tampoco demasiado en el juego del equipo.

Por otro lado, en los recién llegados sí hay motivos para la esperanza. Como decíamos Sokratis está demostrando ser un defensor muy fiable y competitivo. Junto a él, el que mejor se ha adaptado ha sido Aubameyang, especialmente cuando el equipo ha podido correr y disfrutar con espacios. Su nivel ha sido bastante alto, incluso por encima del que algunos podrían augurar. Mientras que el armenio Mkhitaryan, pieza clave para entender la transición post-Götze, ha alternado muy buenos partidos con otros realmente flojos, navegando en un mar de cierta irregularidad que el equipo ha acusado.

Tal ha sido el panorama en el Borussia que visto lo visto, es muy comprensible entender por qué el Dortmund está a 12 puntos del Bayern (con un partido más) y por qué se ha de valorar tanto su clasificación in extremis a octavos de final. No tengo dudas de que este equipo, a medida que vayan volviendo todas las piezas, será un rival muy peligroso para cualquiera. Klopp lo sabe.

Un Klopp renovado hasta 2018 y que tiene, tras ese aspecto entallado por una gafas hipsters y una expresión agresiva, la intención de llevar a Dortmund una Champions para completar su obra. Y vaya que si lo puede conseguir. Próxima parada: San Petersburgo.