¿Cómo es el día después? Muchos de los que lean este artículo, a lo largo de su vida, sólo habrán visto a un entrenador sentarse en el banquillo del United. Desde fuera es difícil hacerse a la idea de lo que esto supone. Podría servir decir que mientras Ferguson fue entrenador de los Red Devils, por el banquillo del F.C.Barcelona pasaron Venables, Luis Aragonés, Carles Rexach (3 veces), Cruyff, Robson, Van Gaal (2 veces), Serra Ferrer, Radomir Antic, Rijkaard, Guardiola y Tito Vilanova. O que la lista, en el caso del Real Madrid, sería todavía mayor y contaría cerca de 25 nombres. Quizás sea más revelador recordar que durante las 26 temporadas de Ferguson al frente del Manchester United, los azulgranas tuvieron hasta cuatro presidentes electos, y los blancos a cinco.

Durante el ciclo de Sir Alex, los diablos rojos han levantado dos Copas de Europa y han mandado en la Premier League con más tiranía de lo que parece. Incluso en los últimos años, pese a tener peor equipo que sus competidores desde el adiós de Cristiano Ronaldo, han repetido presencia en la final continental y han ganado el 50% de las ligas que han disputado. El United ha sido una máquina de competir, siempre. Va con su ADN.

El día después de Ferguson es con Moyes, y por coherente que sea su designación, no deja de arrastrar el mayor reto al que se haya enfrentado un entrenador en  mucho tiempo. Las cosas no han empezado demasiado bien para el ex del Everton. Era comprensible. Más allá de lo que supone cargar con todo lo comentado hasta ahora, en el estricto plano futbolístico la plantilla del United está por debajo de, al menos, tres o cuatro de sus competidores en liga. El pasado mercado de fichajes tampoco fue muy prolífico. Incorporaron a Zaha y a Fellaini, y ninguno de los dos está aportando gran cosa. Para colmo, las lesiones de Carrick y Van Persie, o los problemas con los centrales, han incrementado un grado más la dificultad.

Ahora es cuando me tocaría explicar el título de este artículo, porque hasta aquí uno podría pensar que la fortuna de un emparejamiento con el Olympiakos, no es nada más que una forma de retrasar lo inevitable. Es cierto que para sumar de tres en tres y pelear el título en la Premier, el United se queda algo corto. Le falta creatividad y seguramente alguna pieza que no tiene en mediocampo. Pero la Champions ahora entra en fase de eliminatorias: se juega a ida y vuelta, los goles fuera de casa valen doble y Moyes tiene a Van Persie, a Rooney y a De Gea. Empecemos por el guardameta.

El ex del Atlético de Madrid es un portero capaz de ganarle un partido o una eliminatoria a su equipo. Esto, en una competición que no permite el resbalón, es fundamental. Contar con ese seguro atrás, le da al United una vida extra. Como en su día se la dieron Cech, Valdés, Van der Sar o Julio César, a Chelsea, Barça, Manchester United o Inter para que fueran campeones. De Gea es de esos. No en vano, seguramente la mejor actuación de un arquero en la pasada edición de la Champions fue fuese suya (ante el Real Madrid).  Además, se intuye que el plan de Moyes será protegerlo.

Ya hace tiempo que conocemos la cara más europea del United. Esa que deja ver cuando viaja por el continente y que se permite bien pocas alegrías. Park Ji-Sun, Fletcher o el Rooney caído a banda, han sido los ejemplos emblemáticos con Ferguson en el banquillo. Con Moyes serán otros, pero el plan podría repetirse. Hacerse fuerte atrás y exhibir pegada arriba. La lentitud de este United, aquí puede ser una ventaja. La vuelta de Darren Fletcher junto a Carrick huele a himno de Champions, y Phil Jones es un activo defensivo de primerísimo nivel. Lo normal es que sea central junto a Vidic, aunque bien podríamos verle tanto en el lateral como en la media.

Una media en la que todo parece abierto. Carrick es tan fijo como necesario, pero a partir de ahí, bien pocas cosas claras. El citado Fletcher, Cleverley, Fellaini, Kagawa, Giggs, Young, Valencia, Nani y Januzag. Moyes tiene de todo, y tan poco claro lo tendrá él como el rival. Veremos como está en febrero, pero hoy por hoy al adversario le costaría muchísimo adivinar los once que enfrentará, y en una competición de detalles, esta  imprevisibilidad puede rentarle mucho a los diablos.

Incluso podría sumarse a esa pléyade de alternativas Wayne Rooney. No sería la primera vez que lo vemos partir desde una posición escorada o asumir más galones de lo habitual en la sala de máquinas. El inglés es la navaja suiza de este United y la solución a la falta de creatividad de la plantilla. La presencia de Van Persie o del Chicharito se lo permite. El área corre de su cuenta. Pocos delanteros más letales en zona de castigo. Necesitan muy poco -a veces nada- para alojar el cuero en la red. Este United puede jugar al 1-0, lo cual, para quien no tiene el mejor equipo, en Champions resulta  vital. Que nadie los descarte.