Después de tres años guiado por la batuta de José Mourinho, el Real Madrid ha dado un golpe de timón y ha apostado por un cambio de técnico para intentar un nuevo salto de calidad que le permita conseguir levantar la ansiada Décima. Quizá El Elegido sea Carlo Ancelotti, un entrenador de renombre con un buen bagaje de títulos a sus espaldas, incluyendo las dos Copas de Europa que conquistó con su glorioso Milán de la pasada década. Sin embargo, lo visto hasta ahora no hace presagiar que así sea: los merengues no parecen estar más cerca que el curso pasado de cumplir su sueño aunque, posiblemente, tampoco más lejos.

El Real Madrid ha alcanzado un nivel aceptable en el primer tercio de temporada. Marcados por un inicio complicado debido a la configuración tardía de la plantilla definitiva y a las ausencias de algunos hombres importantes, puede decirse que los blancos han hecho los deberes, y se espera que tras el parón navideño muestren una importante mejoría. En cierta medida, este moderado éxito se debe a la buena mano de su técnico, que ha aprovechado la gran versatilidad de su equipo para ir ajustando poco a poco el sistema en busca de un equilibrio al que aludía en cada una de sus ruedas de prensa.

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La idea de base estaba clara desde el principio, y algunos principios se han mantenido pese a los cambios de sistema y jugadores. El conjunto de Carlo Ancelotti debía ganar y jugar bien, dominar desde la posesión, evitar las ocasiones rivales y generar suficiente caudal ofensivo para que los Ronaldo, Bale y compañía pudiesen marcar la diferencia. El rígido juego de posición y el alto ritmo que destacaba en el libreto del anterior entrenador han dejado paso a un estilo más pausado y menos vertical, en el que es menos frecuente el contragolpe pero donde los espacios siguen apareciendo.

La principal virtud de este equipo, hasta el día de hoy, ha sido su pegada, personificada en la figura de Cristiano Ronaldo. Hasta que cayó lesionado en Almería, el portugués encadenaba exhibición tras exhibición, y cierra el trimestre con la espectacular cifra de 27 goles en 22 partidos. Bale, Benzema, Isco y Di María también han estado muy acertados de cara a puerta.

Otro factor diferencial ha sido Luka Modric. Ejerciendo de medio centro único, de box-to-box o en el doble pivote, el croata ha mostrado un rendimiento muy superior al de la pasada temporada, sorprendiendo especialmente su buen hacer en labores defensivas y rebelándose, para buena parte de los aficionados, como un jugador completísimo.

Por último, debe destacarse la capacidad competitiva mostrada por el conjunto blanco en liga, que le ha permitido llegar al parón invernal sin descolgarse de la lucha por el campeonato. En partidos que se le pusieron cuesta arriba (Betis, Elche, Levante, Osasuna y Valencia), el conjunto blanco fue capaz de remangarse, olvidarse de que la situación desfavorable nunca debía de haberse producido, y luchar hasta el final para rescatar hasta diez puntos en los últimos quince minutos de juego.

En el debe quedan algunas lagunas defensivas que se han visto acentuadas en los últimos encuentros, como la deficiente defensa de las acciones a balón parado y, en definitiva, el juego por alto. La ausencia de Varane y el bajo nivel mostrado últimamente por Sergio Ramos son, definitivamente, problemas que deben y pueden ser resueltos en las próximas semanas. Otra dificultad a la que se enfrenta el conjunto blanco es su dificultad para robar el balón, pues ninguno de los cuatro de arriba destaca en esta parcela, y los intentos de Alonso y Modric no pueden ser muy frecuentes para no dejar su espalda desguarnecida (hueco del que, pese a tratarse de un doble pivote diferente, aprovecharon con éxito, por ejemplo, el Villarreal y el Atlético de Madrid en los dos primeros pinchazos de los blancos en Liga).

Más preocupante es, a mi parecer, el bajo nivel mostrado en los dos partidos más importantes hasta la fecha, donde el trabajo específico contra el rival dejó bastante que desear. Para enfrentarse al Atlético y al Barcelona, Carlo Ancelotti modificó su discurso habitual, introdujo cambios que no funcionaron y que, en ambos casos, hicieron que su equipo mostrase una peor imagen que la que venía desarrollando. Las dos veces se sabía inferior, o al menos así lo sentía, y quería, de alguna forma, sorprender al rival para obtener un resultado positivo. El saldo de dos derrotas habla mal de estos planteamientos, aunque las bajas que presentaban los blancos en ambas ocasiones puede servir como excusa. No obstante, es vital para los madridistas mejorar en este sentido, puesto que la importancia de este trabajo específico y de la dirección de campo se acentúa en cualquier competición basada en eliminatorias. La trayectoria de Ancelotti lo avala, pero deberemos esperar hasta febrero para ver si es capaz de mostrar estas virtudes en el Madrid.

En cualquier caso, el cruce contra el Schalke 04 es, a priori, muy favorable para el Real Madrid. Aún teniendo en cuenta la leyenda negra de los blancos en Alemania, la diferencia de nivel, tanto individual como colectivo, es bastante grande a favor de los blancos, y una eliminación en octavos de final sería una catástrofe para este equipo.