Cuando escuchábamos por megafonía quien formaba la línea de la delantera del Barça, con Pedro, Cesc y Alexis, y que eso implicaba dejar en el banco a los dos cracks, entendíamos toda una declaración de principios e intenciones por parte del Tata. No existen muchos equipos, ni entrenadores que se atrevan a ese tipo de coherentes decisiones y, la verdad, me parece una gestión de grupos tremendamente inteligente. Una forma de afrontar no sólo un partido, sino una temporada y, por qué no decirlo, una filosofía de vida.

Pero en este caso indicaba algo más; el respeto que ambos equipos se tenían y que se habían ganado en las dieciocho jornadas precedentes. Se enfrentaban los dos mejores equipos del campeonato, dos conjuntos que van a pedir al campeón de este año un mínimo de cien puntos para proclamarse el mejor de la temporada 2013/2014, que se dice pronto. El objetivo principal de ambas escuadras pasó de ser el de potenciar sus virtudes, al de minimizar las mismas en el rival. Y a tenor del resultado final, a los dos les funcionó. No era ya que no ponían en peligro su dama, ni su torre enrocada, es que ambas piezas ni siquiera entrarían en juego hasta bien avanzado el partido.

Por parte del Atlético de Madrid, teníamos a un Diego Costa algo volcado a la banda de Alba, como era de esperar, intentando explotar sus capacidades físicas sobre el lateral. Y un Arda Turan con una tremenda presencia en la zona tres cuartos, que sigue siendo la franja más desguarnecida en la transición defensiva blaugrana. Primero porque la espalda de los interiores blaugrana no es históricamente la fortaleza de este equipo, y segundo porque aunque Busquets abarca campo, no puede taparlo todo.

Un equipo, el azulgrana, construido hoy para pausar el juego, con un Xavi como piedra angular, no conseguía imponer y ralentizar el alto ritmo de juego que intentaban establecer, con intimidación incluida, los rojiblancos. Mientras el Atlético de Madrid mezclaba perfectamente presión en zona tres cuartos, con un repliegue intensivo en cuatro, cuatro, dos, con Villa y Costa arriba, preparados para salir a la contra. Y unas líneas tan bien tiradas, que no permitían filtrar ningún tipo de pase entre ellas y eso, cuando enfrente tienes a tipos como Cesc o Pedro, son palabras mayores.

Tras esta intensísima salida atlética y tal y como ya sabíamos, las apariciones de Andrés a la espalda de la línea de medios rojiblancos generarían las peores noticias en el bando atlético. Y a partir precisamente de esas apariciones, el equipo blaugrana se asentó en el campo ajeno, la posesión tomaba protagonismo y el Barça empezaba a jugar para lo que estaba diseñado.

Mención especial en este caso para el defensa que sostiene a este equipo en sus peores momentos; la capacidad de competir de Gerard Piqué alguna vez será lo suficientemente reconocida. Este hombre es, no sólo uno de los mejores centrales del mundo, sino probablemente el central que necesita el Barça. Siempre, siempre aparece y si alguna vez sale en la foto, es porque precisamente él elige estar siempre donde se define la jugada. Tremenda lectura del juego, especialmente inspirado y colosal este sábado.

Nos acercábamos al final de una primera parte donde la banda derecha del Barça con Alves, Xavi y Alexis estuvo bastante desaparecida, mientras todo el fútbol era cargado sobre la izquierda con un buen Alba e Iniesta y un omnipresente Pedro. Qué bien entiende el canario este tipo de partidos, dándole la razón al Tata en su apuesta por él en detrimento de Neymar. Al menos de inicio.

En la segunda mitad salió Leo Messi a sustituir a Iniesta, probablemente todavía renqueante de un problema en la rodilla, tras una jugada ocurrida en el primer tiempo. Y aquí haré mención a algo que no es muy típico comentar en esta vuestra web, pero que no deja de formar parte del fútbol; el criterio arbitral. Un equipo inteligente se adecua a las condiciones externas e internas que se generan a lo largo de noventa minutos de un partido, y existen arbitrajes que condicionan el estilo del fútbol que practicas, por lo que lo más apropiado es utilizar dichos factores a tu favor o al menos intentar que te perjudiquen lo mínimo posible.

Al comienzo de esta segunda parte, el general del traje negro volvió a indicar presión alta y el equipo colchonero volvió a adelantar las líneas como ya hiciera al comienzo del partido. Esa combinación de presión en varias líneas ha podido hacer mucho daño al equipo azulgrana si no fuera porque, como ya apuntábamos al principio, todas las precauciones en el peor de los casos; pérdida de balón en campo propio, ya estaban tomadas.

La salida de Neymar por Alexis en el veinte de la segunda parte volvió a girar a la defensa colchonera y por ende acomodó al diez blaugrana. Aun así no fue una gran segunda parte en el lado azulgrana, puesto que cuando el partido parecía más o menos controlado, se volvió a abrir y dar oportunidad al Atleti de meterse en el mismo e incluso llevarse los tres puntos.

Me gustaría detenerme un rato sobre el diez atlético, el turco, Arda Turan. La fama de este Atlético de Madrid de Simeone se la está llevando Diego Costa, probablemente su alfil más incisivo y carismático a la vez, pero cuando hablamos de Turan hablamos de un diez con todas las letras. Un jugador capaz de hacer que el peso del partido recaiga sobre él. Dotar al encuentro de la intensidad y ritmo necesario. Si al encuentro de ayer el Atleti no le pierde nunca la cara es gracias a la aportación del turco, sin más. El diez volvió a ser ayer la reina del Cholo.

Finalmente, tras varias ocasiones en ambos bandos, el resultado acabó en tablas y quizá nunca mejor dicho, porque la interpretación del partido que hicieron ambos estrategas fue bastante más cercana al desempeño de unas piezas sobre sesenta y cuatro escaques negros y blancos, que el de veintidós jugadores sobre la hierba verde. Eso sí, si alguien tenía alguna duda, el Atleti va en serio, muy en serio.