El City se medía en la FA Cup al Blackburn de segunda división, y en el segundo tiempo tuvieron que entrar desde el banquillo, Touré, Navas y Zabaleta. Es fácil adivinar que el partido no transcurrió como esperaba Pellegrini. El Blackburn inculso mereció más que ese uno a uno que fuerza el replay en el Etihad. Con un once en el que faltaban Hart, Kompany, Zabaleta, Nasri, Touré, Navas o Agüero, pocas lecturas se pueden sacar en vistas a la eliminatoria frente al Barça. Si acaso, la presencia de Javi García como un mediocentro más posicional de lo que en los citizens es habitual, y el comportamiento de los cuatro hombres de arriba.

Visto el equipo que saltó de inicio, quedaba claro que Pellegrini repetía a domicilio la formula de los dos delanteros en punta, y que las bandas volverían a tener papeles diferenciados: una exterior más fija, y una vacía para que su no-ocupante caiga a la mediapunta. Sobre el papel, los nombres de Milner y Silva encajaban bien ahí. Sin embargo, con el partido en marcha, si bien Silva -en teoría en la izquierda- era el claro mediapunta, Milner, en la derecha a pierna cambiada, también replicaba su rol. Atrás faltaba Kompany y en su ausencia el City jugó con dos centrales zurdos: Lescott y Nastasic. En principio, el jugador zurdo suele ser un perfil más cerrado. Acostumbrado a la especificidad de la pierna menos habitual en el resto, su orientación tiende a caer sobre el mismo perfil. Esto, en salida, suele ser un problema. Ayer lo fue, y Pellegrini trató de solucionarlo con las recepciones interiores de sus alas. Fue el mecanismo recurrente para situarse en campo rival, más que no una presencia entre centrales de Javi García que se dio sólo unas pocas veces. Para compensar el movimiento interior, y teniendo en cuenta que los laterales no eran los más aptos de la plantilla para ocupar el carril, a Dzeko y sobretodo a Negredo les tocó jugar a tres carriles.

Poco duró el plan inicial. El planteamiento no funcionaba y el juego del City no tenía la fluidez ni el grado de acierto suficientes para una propuesta exigente. Apenas habían transcurrido veinte minutos cuando Milner pasó a jugar en banda izquierda. A pierna natural, el inglés fue un recurso simple pero efectivo para estirar el ordenado planteamiento defensivo del Blackburn. El City ganó profundidad y espacios en la corona. También la llegada de Fernandinho. Con Milner jugando fuera, había más zonas libres por dentro, y como Javi García mantenía la posición, el brasileño pudo llegar más arriba que cuando juega con Touré.

Llegó el gol y el descanso, y en el entreacto Pellegrini retomó la idea inicial. El City volvía a ser el del minuto uno. Pero el Blackburn no. Iba un gol por debajo y estaba fuera. Apretó y empató el partido, y con el empuje que da el gol a favor aunque el marcador esté igualado, sometió a todo un gigante de la Premier. Faltaban algunos nombres importantes, pero el once del City seguía estando a años luz del de su rival. Más todavía cuando el técnico chileno dio entrada a Touré primero y a Navas después. Los visitantes pasaron a su cara B, la del 4-2-3-1 y el juego exterior. Con Jesús y Milner en las orillas, un delantero rematador como Dzeko, Silva en la mediapunta y Touré llegando desde atrás. Así tampoco pudo. Hasta que el ayer lateral derecho citizen, Boyata, vio la segunda amarilla, y Pellegrini pensaría que mejor noventa minutos en el Etihad que 10 con un hombre menos y de visitante. Entró Zabaleta por Silva, recompuso las dos líneas de cuatro y esperó el final. El gran partido del Blackburn tuvo como castigo un desempate en Manchester en el que los Sky Blue son clarísimos favoritos. El City volvió a llevarse demasiado premio.