A VUELTAS CON Dmytro Anatóliyovich Tjyhrynskyj

Poca gente sabe como se escribe su apellido sin buscarlo en Google, toca la guitarra, uno de sus motes es Jesucristo… todo son curiosidades cuando se trata de hablar de Dimitri Chigrynskyi, pero pocos son capaces de diseccionar su juego. Mal asunto cuando se trata de un futbolista donde sólo su fútbol podría sostenerle, dado que al parecer no le acompaña el carisma de los caídos en gracia para la afición…

En el verano del 2009 el jugador ucraniano aterriza en el Camp Nou de la mano de un Guardiola que ya llevaba un año entrenando al primer equipo, ergo conocía de primera mano las necesidades del mismo: un central que sustituya a Márquez con garantías. Buen manejo de balón, diestro, pero de pefil zurdo. Hasta eso parece ser una pequeña contradicción en el central internacional por Ucrania. La dupla Piqué-Chigry debería de ser por muchos años la zaga del Barça.

Su último partido con el Shaktar antes de recalar en el conjunto culé fue precisamente ante el club azulgrana en la final de la SuperCopa Europea y en esta final, que finalmente ganaría el Barça triunfante de esa temporada, con un gol de Pedro en la prórroga, se derribaron dos mitos sobre este jugador. El primero de ellos sobre su juego; no sólo era un jugador elegante con buena salida de balón, tenía una capacidad de anticipación y de tackling que seguramente todavía recuerde el mismísimo Leo Messi, fue el central encargado de salir de la cueva a buscar al diez. Y por otro lado, el carácter introvertido del que haría gala en la ciudad condal, contrastaba con la vicecapitanía que compartía con Matuzalem en aquel equipo ucraniano.

Chygro, de carácter tranquilo y tímido y probablemente limitado por las dificultad añadida del idioma, comienza la temporada relegado al banquillo. No hay prisa, es joven y parece una inversión de futuro, aunque el entorno le exige rendimiento inmediado. Curioso, aun debe aprender el idioma Barça y sin embargo, como fichaje de fuera, se le exige bastante más que a un jugador de la cantera. ¿Lógico? No está claro, pero ese es el modus operandi en Can Barça.

Según avanza la temporada la pareja Puyol-Piqué se hace practicamente intocable salvo por problemas físicos de alguno de los dos, lo que reduce las posibilidades ya no de continuidad, sino siquiera de participación del dorsal 21 del Barça. Guardiola se encarga de pedir paciencia, pero no consigue aplicarse a si mismo el consejo y dotar a Dima de los minutos necesarios para generarle confianza en sí mismo.

Apenas hay tiempo de analizar su juego con la camiseta blaugrana. De visionar su dominio del juego aéreo, su capacidad de anticipación y sobre todo, la búsqueda de sacar siempre la pelota jugada. La característica por la que Pep apostó por él.

Finalmente la película de Dimitry en Barcelona se resume en una compra de venticinco millones de euros, una venta de quince un año después justificada en temas económicos que no deportivos, Guardiola siempre diría que él contaba con el defensa ucraniano para la siguiente temporada.

851 minutos jugados con varias salidas en la foto incluidas, errores sobre todo de colocación, concentración y probablemente inexperiencia al menos en la Liga Española. Y hoy, casi cuatro años después, el Barça sigue buscando un central de garantías a no ser que se tenga la paciencia con uno de la casa, que no se tuvo con el jugador venido del este de Europa. Un gran incomprendido al que todavía se le recuerda con una mezcla de cariño y sorna por la grada culé…