Normalmente los nueves de cualquier equipo son devoradores por antonomasia, omnívoros por naturaleza, necesitan saciarse de balones y de espacio para vivir, no necesitan del entorno, siendo supervivientes en casi cualquier medio. A veces hasta sus propios compañeros son víctimas de su voracidad; cuanto más solos, mejor.

Pero hoy no vamos a hablar de esos nueves clásicos, hoy vamos a ver el ejemplo del nueve contextual y asociativo. Ese tipo de delantero centro capaz de generar ecosistemas nuevos con su sola presencia. Que no necesitan del balón, pero sobre todo, que no viven del espacio, porque lo inventan ellos y por lo tanto no requieren cubrir toda la zona de ataque, es más, suelen complementarse bien con otro compañero con un dorsal similar al suyo.

Hablamos de uno de los delanteros más especiales y diferenciales de los últimos años. Jugador que pese a su juventud, 26 años, ya ha sido referente de los dos equipos europeos en los que ha militado.

En el primero, el Atlético de Madrid, donde tuvo que sustituir la producción, pero sobre todo la simbología, de un jugador que era la viva imagen con la que se identificaba el club, Fernando Torres, cuando esté decidió emigrar a la Premier.

Y lo consiguió, vaya si lo consiguió, aun se recuerdan actuaciones suyas memorables, tanto en el Vicente Calderón como fuera de casa. Siendo referente de la punta de ataque rojiblanca, pero muy bien flanqueado por uno de esos delanteros que al igual que el Kun, entienden que los espacios se deben generar y luego ocupar y no al revés, Diego Forlán.

Por aquella época Agüero apuntaba al trono del binomio Leo y Cristiano, y los argentinos se preguntaban si una generación como esa no estaría llamada a reeditar unos éxitos de la albiceleste a nivel mundial, que ya empezaban a estar algo lejanos en el tiempo.

En esa época, siendo objeto de deseo de los más grandes de Europa, decide recalar en la Premier, en uno de esos clubs bañados en petróleo, que pretendía reeditar tiempos pretéritos. Su primer año, con un compañero como Tévez en la delantera, el City funcionaba como un reloj, un reloj sin los suficientes altos vuelos para volar en Europa todavía, pero suficiente para hacerse, aunque fuera en el último suspiro con la Premier.

Su segundo año fue un auténtico fiasco para el argentino y para el City en general. Formando pareja a veces con Dzeko otras con Ballotelli, el City no acabó de carburar y todo acabó con la destitución de un hombre cuya credibilidad como entrenador siempre ha sido inversamente proporcional a su calidad como futbolista.

Ahora, en su tercer año en la Premier, y siempre que las lesiones le han ido respetando, se ha convertido en la referencia de la punta de ataque del equipo, compartiendo área con Negredo. Dos  futbolistas, una única cabeza. El argentino, con tendencia al pico del área y desmarque interior, bola al piso y potencia en la arrancada con balón controlado, gracias a su descomunal tren inferior. El español con juego aéreo, capaz de bajar la pelota al césped gracias a sus físico, facilidad para el desmarque dentro fuera, acabando en banda y con un gran remate de primeras. Nunca les veremos solaparse, siempre complementarse.

El Kun Agüero es uno de esos jugadores que por su calidad debería de entrar en el Olimpo de los elegidos, como decíamos, en su primer año fue el artífice de que la Premier se quedara en Manchester, en el último suspiro de la temporada. Pero aun debe dar más a esta apuesta citizen que en Europa no acaba de cumplir pronósticos. El City debe retornar a ser un equipo referencia en la Premier como en los históricos años cincuenta  y dejar atrás esa etiqueta de nuevo rico, cuyo ínfimo peso de la camiseta, le deja sistemáticamente fuera antes de que la Champions comience a calentar su trofeo.

En el debe del argentino está cierta tendencia a las lesiones musculares, que ya en su primer año en el Atleti, donde se comentaba que no tenía la mejor alimentación posible, y en este último año en el City, le están acompañando con mayor frecuencia de la que debería. Y, probablemente relacionado con este último tema, también se le puede achacar cierta irregularidad en su rendimiento.

Pero ojo, no se confundan, si el partido de vuelta en el Camp Nou no está ya finiquitado, es en gran parte por el retorno a la hierba de este canchero con el dieciséis a la espalda y con ello al sempiterno 4-4-2 del ingeniero Pellegrini…