Ni se bajan ni dudan, no pueden. Desde el último aficionado japonés integrado en la peña Atlética Yokkaichi de Nagoya, Japón. Hasta la última de las casi cincuenta y cinco mil almas que van a llenar el Vicente Calderón en la noche de hoy. Hipnotizados por un director de orquesta con fe inquebrantable que marca todos los tiempos del grupo, del estadio y del corazón de todos los hinchas. La afición del Atlético ya no se permite ni un segundo de desconfianza o titubeo, va con todo. Súmenle el llamamiento de la hinchada radical del estadio, cerrando su escrito con una frase exclamativa que reza ¡¡¡Fuerte la voz!!! Y háganse una idea de lo que se nos viene a las 20:45.

El artífice del «todos a una» definía de manera concisa el envite: «Será uno de los partidos más bonitos de la Champions«. Partido de época, para guardar, de mucha carga emocional. Con dos rivales que han empezado a escribir una historia de vibrante igualdad en 2013, pero que manejan diferentes registros tanto fuera, extradeportivamente, como dentro, sobre el césped. Porque si bien el Atlético está en la cresta de la ola, en uno de sus mejores momentos de la institución, el Barcelona llega tras rebicir varios puntos de sutura durante todo el curso. Hacienda, Audiencia Nacional, Messi, Neymar, la FIFA, Rosell… y la madre del dios bendito. Puede parecer demasiado para conducir la nave al éxito. Sin embargo el Barça está en toda pelea posible en cuanto a títulos. Y el que disputó, se lo llevó en el feudo de la Fe. Cosas de equipo grande.

Dejando a un lado tejemanejes y manos negras, centrémonos en la madre de todas las batallas de los 1/4 de final. Con una ida camaleónica por parte de los dos conjuntos, hasta tres partidos distintos vimos en 90 minutos. La vuelta a priori parece indescifrable. Dudas que no se van a dilucidar hasta que no corran los onces. Porque el español Diego Costa, sí, español, merece un capítulo aparte, o un libro entero. Su entrada en el once sería mucho más que cambiar el registro y las directrices de juego. Sería un halo de fuerza extra para el conjunto, una pizca más de fe. No obstante a pesar de las «famosas estrategias», la rumorología indica que será difícil que entre. Simeone, rechaza lamentos con una de las frases más sorprendentes de toda la rueda de prensa anterior al partido: «Si no juega Costa jugará Adrián«.

Suena a temeridad jugarse el pase a unas históricas semifinales con Adrián en el once. Por lo que precede y por lo escaso de su rendimiento en todo el año. Simeone, incluso, había dejado de utilizarle como recurso en todo el mes de marzo. Su vuelta en este escenario puede levantarle de sus cenizas, no hay duda. Pero no hay ninguna señal que nos lleve a pensar en una gran actuación del punta. O sí, de nuevo nos remitimos al título. Si la fe mueve montañas, la fe de Simeone con Adrián mueve galaxias.

Con Arda fuera de combate, baja capitalísima. El Atlético repetirá guión, esperará a Costa y construirá un centro del campo plagado de trampas. Se presume que Diego o Raúl García será el sustituto del turco, y el acompañante del intenso Gabi será Tiago. Importante noticia la actuación del portugués en la última media hora del sábado. Despliegue poderoso y buen criterio con la posesión del balón. Si mantiene el tono físico será una de las claves del choque.

Sin embargo, posiblemente,una de las cuestiones más claras sea descifrar el dueño de la posesión. De color azulgrana, buscará el resquicio de la mejor defensa de España y de Europa (el Atlético es el equipo menos goleado del campeonato liguero y el menos goleado de los supervivientes en la Champions League). No es tarea fácil, tendrá que ser veloz y buscará las ventajas que generó Iniesta en la ida. Donde el manchego pintó un cuadro de Picasso en treinta minutos.

Activar a Messi. El gran problema del Tata es nivelar la balanza en la parcela del mejor jugador del planeta, ya que Simeone aquí gana la batalla de manera muy holgada. Desactivar a Messi ha sido su obsesión. Encontró la fórmula el pasado año y no va a cambiar. Martino debe mover ficha y hallar el principio de la dinámica en positivo, otro partido desapercibido de Messi podría ser fatalista para las intenciones blaugranas.

Sentimiento. Con todo lo expuesto, el 1-1 del Camp Nou da una cierta ventaja al Atlético. Equipo que ya es un experto en administrar ventajas en eliminatorias. Además no puede pasarse por alto la energía que desprende el Calderón en las noches de gala y sentimiento. Energía que Simeone utiliza para dar un empujón a sus pupilos cuando las piernas flaquean. La especial cita agrandará este detalle a límites que no podemos explicar en unas líneas. Nos quedaría nimio, sin fuerza, porque el Calderón siempre termina fascinando y supera vivencias del pasado. Disfruten.