Fue un mal partido del Barcelona. Se jugaba entre la ida y la vuelta de los cuartos de final de la Champions, y se notó. Primero, por la intensidad del encuentro, en el que los jugadores se vieron afectados por el desgaste del esfuerzo realizado el pasado martes. Luego, por la motivación. Es cierto que quién visitaba el Camp Nou una soleada tarde de sábado era el colista, pero no por ello dejaba de estar una Liga en juego. En una jornada en que lo más importante era el referéndum, el partido adquirió un punto incómodo.

Y eso que Martino no aplicó rotaciones y salió con Busquets, Xavi e Iniesta en la media, con Messi acompañado de Alexis y Pedro. El Tata dio descanso a Cesc y Neymar, quién sabe si una pista sobre el once que pisará el Calderón el miércoles. A pesar de poner toda la carne en el asador, los azulgrana no salieron con la intensidad adecuada ante un Betis que se juega la vida en cada partido que pasa. Tardó en ponerse las pilas el equipo del Tata, cada vez más acostumbrado a brillar por momentos, intenso y preciso cuando está enchufado, pesado y destensado cuando no.

El Barça de Martino tiene dos caras: ayer se vio la mala. El Betis empezó algo tímido, superado por el escenario y temeroso por las consecuencias de una nueva derrota. Con el paso del tiempo, sin embargo, fue cogiendo fuerzas y vio que el Barcelona le ofrecía una rendija en la que colarse. Ni la sublime jugada de Alexis que desembocó en el penalti transformado por Messi le consiguió echar para atrás. Los azulgrana circulaban el balón muy lentamente, y aunque llegaban a ¾ con relativa facilidad, ni Messi e Iniesta, espesos toda la tarde, lograban desequilibrar al rival.

El ritmo bajo favoreció las contras del Betis, que se aprovechaba de las facilidades que concedía el Barça en transición defensiva para acechar el área de Pinto. Al conjunto de Calderón le faltaba concretar las ocasiones pero supo asumir riesgos y avanzó las líneas tras la reanudación. El descanso hizo daño a los de Martino, que tenían en la cabeza el partido del miércoles y en las piernas el del pasado martes. Los andaluces presionaron al hombre muy arriba, aprovechando los excesivos riesgos que asume Pinto en la salida en corto.

No obstante, y como viene siendo habitual, la mala suerte se cebó con el Betis. Pese a la incorporación de Jorge Molina y Rubén Castro sobre el campo, Jordi Figueras se introdujo el balón en su propia portería tras una serie de rebotes y el partido pareció sentenciado. Pocos minutos después, Castro demostró su inmensa calidad al sentar a tres defensores con un recorte en el área de Pinto, para luego meter emoción al partido marcando el 2-1.

El Barça no conseguía despertar y Martino introdujo a Cesc y Neymar para cerrar el partido. A pesar de que el Betis seguía presionando arriba y metiendo en problemas a la salida de balón azulgrana, la incorporación del brasileño en el terreno de juego intimidó al rival, debido a los espacios que dejaba a la espalda de sus defensores. Un centro desde la línea de fondo del mismo jugador carioca acabó en un penalti decretado por manos de un defensa del Betis. Messi no lo transformó, pero aprovechó el rebote para marcar un nuevo gol que le acerca a la lucha por el pichichi.

Como si pudiera seleccionar sus esfuerzos en función de la importancia de sus citas, el Barça volvió a sumar tres puntos a marchas forzadas. Tres puntos que son vitales para seguir vivo en la lucha por la Liga, en una jornada en la que ni Atlético ni Real Madrid fallaron. En una jornada en la que el referéndum fue la noticia del día, bien harían los azulgrana en centrarse en lo que queda de temporada, porque en un mes se juega las notas de fin de curso.