1X1: DANI ALVES & MARTÍN MONTOYA

HORROR VACUI por Otsuka

Con Dani Alves el Camp Nou aprendió a aborrecer el vacío. A su espalda, pasto roturado, hierba fresca que abría el apetito a cualquier delantero que fuera capaz de interesarse por la portería azulgrana. Hacer un partidazo a la espalda de Dani Alves no exige un talento descomunal porque la defensa del Barça, en términos generales, ha conseguido convertir a jugadores medianos en astros inolvidables. La cosa ya viene de atrás, pero el desorden táctico que ha caracterizado buena parte del curso blaugrana ha contribuido a generar un efecto estético de lo más desagradable. Sería demasiado prolijo examinar la cadena causal en profundidad: baste apuntar que la baja calidad de la pérdida y la absurda presión avanzada, generaban un efecto en cadena que, una vez superado Busquets, terminaba por explotar en el lateral derecho. Y Dani Alves casi nunca estaba. ¿Víctima o culpable? Seguramente un poco de todo. El proyecto de Pep se edificó en la capacidad de Alves para actuar como interior sin perder su extraordinaria ruptura al segundo palo. Ambos argumentos han sido claves para apuntalar los jirones de la agotada competitividad barcelonista y, sin embargo, alguna dejación defensiva ha sido tan grotesca que el idilio entre Dani y su afición parece haberse gastado de tanto usarlo. Cuando un jugador se hace notar más por su ausencia que por su presencia, la aritmética futbolística puede menos que el impacto estético.

Pero este yermo desierto no será el único horror vacui que dejará Alves en el Camp Nou. El verdadero horror al vacío en el lateral derecho comenzaremos a medirlo cuando alguien se calce sus botas. Nunca el número 2 –o el hermoso 22 honorífico que ha vestido este año- había sido defendido por tan inmenso talento. Podemos ir todavía más lejos: aún en esta temporada tan dura para el Barça Dani Alves, de 31 años, ha demostrado ser, probablemente, el mejor lateral derecho del mundo. Podemos resumir su trayectoria diciendo que ha sido un jugador monstruoso; determinante como atacante, seguro en la marca, fantasioso en el toque y un activo por su carácter. No hay en el mercado un relevo a su altura. Me atrevo a decir que tampoco lo hay fuera del mercado. En este 2014 nos ha dejado actuaciones impactantes frente al Real Madrid o al Manchester City, pero también ha demostrado que podría haber sido un argumento competitivo relevante si el equipo hubiera puesto a su disposición un delantero de área. ¿Seremos capaces de guardar en la memoria al Dani Alves de los seis títulos, al hombre que consiguió influir, desde el lateral derecho, en todas las alturas del ataque? Yo creo que sí. Creo que la afición del Camp Nou se olvidará muy pronto de la espalda desierta de Dani Alves y conservará en su retina la gigantesca figura del pequeño lateral brasileño.

 

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EL SEGUNDO DOS por Jacobo Cerdido

La temporada de Montoya ha sido un calco de la anterior… y eso no son buenas noticias. Un curso más la progresión apuntada por el canterano ha quedado estancada ante la falta de unas oportunidades que por otro lado nunca terminó de ganarse. Con el puesto de lateral derecho vedado por Dani Alves, encontró el oasis de minutos en el otro costado, cuando los percances físicos de Adriano y Jordi Alba se daban al mismo tiempo. Ahí nunca terminó de mostrarse cómodo, dejando patentes sus dificultades para jugar a pierna cambiada para defender, pero sobre todo para atacar.

Mejor rendimiento, aunque sin alardes mostró en su puesto natural. Si defendiendo fue aseado, pero sin llegar a ser un plus, ofensivamente su rendimiento si que dejó que desear. Y eso en un juego como el del Barça es una condena. Con más problemas de temple que de toque, partidos como el de Pamplona se fueron por la carencia ofensiva de Monty. Sin embargo, hay un rescoldo para la esperanza en forma de la visita a Granada. Ese día, el dos culé mostró solvencia atrás y agresividad arriba, hasta el punto de ser uno de los pocos jugadores que se salvó del suspenso ese día. Quizá ese pueda ser su rol para el futuro: un buen lateral de rotación que encuentre su sitio según los escenarios. Por falta de confianza de su entrenador no será.