1X1: VÍCTOR VALDÉS & J. M. PINTO

HASTA SIEMPRE por Jordi Chopi

La última temporada de Valdés en el Barça ha quedado claramente marcada por el infortunio. Dos lesiones, la primera en el tercio inicial de Liga y una segunda antes del tramo decisivo de la temporada, le dejaron en el dique seco y sin poder despedirse sobre el césped. Dejó un emotivo comunicado a club y aficionados, despidiéndose con profesionalidad pero sin aclarar las dudas e interrogantes acerca de su decisión. Una decisión que en todo caso es personal y se debe respetar.

Se va el que será recordado como uno de los mejores porteros de la historia del Barça sino el mejor. El guardameta de L’Hospitalet fue uno de los pilares básicos en la primera vuelta, cuando el equipo lograba convencer a base de resultados más que de juego. Guardián de su parcela, marcaba diferencias como el mejor portero del continente. Hizo posible algunas victorias más de las que seguramente mereció el equipo. Su estado de forma hacía pensar que estábamos ante el Víctor más maduro de su carrera y la titularidad en el Mundial se asomaba en el horizonte como una posibilidad real. Tras regresar de su primera lesión, no llegó a alcanzar el nivel de la primera vuelta. Después, la maldita segunda lesión puso fin a su carrera en el club. Ya no volveremos a ver a Valdés con el Barça pero algún día será despedido con los honores que merece. Uno de los pilares del mejor ciclo de la historia blaugrana. Hasta siempre, Víctor.

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UN JORNALERO por Luis Alcázar

Señores, con Pinto, a la guerra. Al menos hasta 2014”. Así comencé en febrero del pasado año un artículo sobre Pinto. Y hasta 2014 hemos tenido a Jose Manuel en el Barça. Podremos encontrar diversidad de opiniones sobre él, sobre sus aptitudes como portero y sobre su rendimiento esta temporada. A la sombra de Víctor, sin esperar su oportunidad, porque un portero suplente con el rol de Pinto no espera su oportunidad. Se lesionó Valdés sobre el minuto 20 de partido contra el Celta en el Camp Nou y el silencio sonó como cuando escupes la mayor barbaridad de la tarde y toda la sala ha coincidido en callarse durante un segundo. Yo pensé en Pinto, pensé si estaría preparado para algo más que ser suplente en uno de los mejores equipos del mundo, pensé si estaría preparado para la continuidad de un estadio que crucifica porteros y ni siquiera ha sabido querer al mejor que ha defendido su casa. Pensé que la falta de Víctor, o la presencia de Pinto, no sería un factor determinante en el desenlace de la temporada, porque Pinto no es Valdés, pero tampoco regala partidos.

Ha jugado 12 partidos completos en Liga además de los 70 minutos del partido de la lesión de Valdés. 9 partidos de Copa del Rey y 4 de Copa de Europa. 26 apariciones en total, 23 goles encajados y 55 paradas. Creo que caben pocas dudas sobre que Pinto no es un portero capacitado para ser el titular en el FC Barcelona, no lo es ahora con 38 años y seguramente no lo era en 2008 cuando llegó. Hasta esta temporada no hemos podido contemplar la continuidad del riesgo. Valiente, como pocos, no evita dar continuidad a las aptitudes de Víctor en cuanto a integración a la fluidez de juego del equipo. Claro que no sale igual, ni siquiera cabe esperar que salga, sale bastante peor y además el equipo no puede afrontarlo de la misma manera. Tiene sentido, y lógica, preparar ciertos mecanismos de urgencia para una decena de partidos de Copa del Rey donde la exigencia de tus rivales, en su gran medida, será relativamente baja y sobre todo el impacto será puntual. Pero, pensemos, ¿se pueden tener dos porteros que no den lugar a esto? Difícil.

Haciendo un análisis técnico de la figura del portero y utilizando cuatro aspectos generales del trabajo del guardameta: bajo palos, uno contra uno, por alto y juego con el pie. Pinto pasaría cualquier casting para ocupar la portería de casi todos los equipos de Primera División. Sobresaliente bajo palos, su mejor cualidad son los reflejos y la capacidad de reacción en rechaces y jugadas rápidas e imprevisibles. Poco solvente en las salidas uno contra uno, su percepción de las opciones de ejecución del lanzador es escasa y no mantiene la referencia con el espacio que deja por detrás. Bastante seguro en un aspecto que lastra muchas veces la media de tantos buenos porteros. Sus salidas por alto, en un equipo que ni siquiera en sus momentos más dulces ha ofrecido seguridad aérea, son eficientes y menos problemáticas de lo que pueda parecer. Y, finalmente, su juego con los pies. Podemos compararlo con el de Víctor, entonces podemos dejarlo aquí, o podemos decir que la falta de técnica la suple con intención, decisión y valentía.