Edgar Ié: el central del Barça B

Resulta que había central. Aunque Edgar Ié lleva ya dos temporadas en el filial del Barça, hasta entrada la actual no lo hemos podido ver con regularidad. Llegó del Sporting de Lisboa junto a Agostinho Cá como compensación a un pago por Jeffren Suárez al que el club portugués no podía hacer frente, y una vez en Barcelona, una desafortunada sucesión de lesiones apenas le dejó tener presencia en el filial de Eusebio. Finalmente lo ha hecho, y en un filial que miraba con mimo a Bagnack y Sergi Gómez, Edgar se ha convertido en el central que ahora mismo genera más ilusión. Al menos esta temporada, ha sido el mejor de los tres. De largo.

Edgar Miguel Ié

Fecha y lugar de nacimiento: 01/05/1994, Bisáu (Guinea-Bisáu).
Altura: 1,76 m
Peso: 68 kg
Dorsal: 14
Demarcación: Defensa central

El central más prometedor del filial blaugrana, no siempre lo fue. Ni el que generaba más expectativas, ni tan siquiera central. En la cantera del Sporting de Lisboa empezó en el lateral derecho. Seguramente sus técnicos temieran que su escasa estatura le pasara factura en una demarcación como la de central. Todos menos Sá Pinto. El técnico del primer equipo y mítico exjugador, repararía en que el azar, caprichoso él, quiso darle a Edgar Ié la misma estatura que a Franco Baresi, Danny Blind o Fabio Cannavaro, y sólo dos centímetros menos que a otro referente en la posición, Carles Puyol: capitán y emblema del que sería su nuevo club. En el Barça, pues, aterrizó como central y central ha sido. El izquierdo para más señas -aunque él es diestro-, donde se ha revelado como una de las grandes armas del filial azulgrana y un elemento clave en la seguridad defensiva del equipo.

Como el Barça B, sin Juste, no tiene un recambio para Patric, cuando ha faltado el lateral titular, el encargado de jugar en banda ha sido Ié, una vez Bagnack demostró tener más problemas para jugar ahí. Hemos apuntado al principio que Edgar Ié ya fue lateral en Portugal, pero se ha hecho tanto a la posición de central que en banda no termina de verse cómodo. Los partidos y el tiempo dirán si vuelve a hacer suya esta demarcación.

Si el infortunio con las lesiones desaparece definitivamente, Ié a nivel físico es un jugador que no tiene fisuras. Es fuerte, potente, ágil, elástico, rápido en la distancia corta y gracias a su zancada también en la larga. Choca con intención, tiene un buen giro de cadera y su posible déficit de altura lo suple con creces con su poderoso salto vertical. En el envío frontal no es una debilidad por arriba, y en los centros lateral no lo será cuando mejore su colocación. Teniendo en cuenta sus posibilidades físicas, sobretodo en cuanto a velocidad y potencia, es fácil adivinar que se trata de un central que tiende a la anticipación. Sus piernas largas, además, le permiten llegar desde muy lejos al balón sin cometer falta. Sabe medir el riesgo y es consciente que en su caso éste es menor, pues si es sobrepasado llega a corregir por velocidad. Tanto es así, que a menudo prefiere defender por delante al delantero, acercándose al corte con el colchón que le da su carrera en dirección a su propia portería.

Pero Ié no es sólo anticipación. Se trata de un central que transpira suficiencia. No parece ponerse nervioso nunca y da la impresión de controlar siempre la situación. Se la da al aficionado, a sus compañeros y al rival. Acude a banda, fija la línea y se desenvuelve con acierto tanto en el área como lejos de ella. Se coloca bastante bien, y su técnica defensiva se alía con su físico para resolver cualquier entuerto. Para la edad que tiene, sorprende su fiabilidad.

Puesto a sorprender, también lo hace con el balón en los pies. Puede pasar desapercibido, pero técnicamente es muy bueno. Más eficaz que creativo, ofrece notables y variadas soluciones con el esférico. Su golpeo es fuerte, raso y tenso, buscando abrir a banda o, sobretodo, superar una línea rival con un pase vertical por dentro. La diagonal no es su especialidad, pero si le dejan y la ocasión se presenta, lo aprovecha. Capaz de crear superioridades, conduce bien, irrumpe en la media y, como la ansiedad no va con él, espera a juntar varios rivales antes de servir en ventaja el balón a un compañero. Difícilmente arriesga el cuero. Simple, sin sobreesfuerzos, pero siempre eficaz. Maduro.

En el primer equipo, la anunciada marcha de Puyol y la necesidad de reforzar de manera importante el equipo, abren la puerta al ascenso de uno de los jóvenes zagueros del B para cubrir la plaza de cuarto central que dejará vacía el capitán. Teniendo en cuenta lo comentado en este artículo, lo normal sería que se pensara en Edgar Ié, pero subir al portugués ahora es condenarlo a jugar poco, y a sus 20 años es un jugador que todavía debe mejorar con minutos. Es el mejor pero no está terminado.