DEULOFEU LIDERA, HALILOVIC SE PRESENTA

Arrancó la pretemporada del Barça con un amistoso disputado en Huelva, ante el Recreativo, en la quincuagésima edición del ya mítico Trofeo del Nuevo Colombino. Arrancó pues el nuevo Barça de Luis Enrique, aunque aún no cuente en sus filas con la mayoría de jugadores del primer equipo. Con tan sólo tres en el once inicial– Masip, Montoya y Sergi Roberto–, el partido no tuvo mucha historia más allá de algunos detalles que dejaron los jóvenes futbolistas del B y el debut de ter Stegen en la segunda mitad.

Con Sergi Roberto reconvertido al mediocentro, lo más destacado de la primera mitad fueron los detalles de Alen Halilović, el joven croata de 18 años que Andoni Zubizarreta fichó para el B. Desde el interior diestro, Alen asumió galones y exhibió buena parte de sus prestaciones como futbolista, desde su habilidad para el giro como su capacidad para atraer rivales y soltar en el momento justo. Con su delicada zurda, Halilović demostró buenas maneras jugando por dentro, alejándose para dar mayor espacio a los centrales salían jugando y soltando rápido cuando la jugada lo precisaba.

Otra de las notas positivas del primer tiempo fue Edgar Ié: aprovechando la inercia positiva de la pasada temporada, el central portugués natural de Guinea asumió galones y hizo prácticamente todo bien, jugando como suele: con tranquilidad y soltura. Organizado desde el clásico 1-4-3-3, el Barça de Luis Enrique jugó intenso y concentrado, que no brillante; y dejó algún detalle interesante a nivel colectivo, como el 1-4-1-4-1, para que las líneas no se separasen más de lo debido cuando no se tenía el balón consigo. Los azulgrana, ayer vestidos de color carmesí, aprobaron con nota en esta faceta porque el Recreativo no tuvo ninguna oportunidad de chutar a portería.

En la segunda mitad, Luis Enrique cambió a todo el equipo y Deulofeu se adueñó del partido. Primero desde la derecha, en la que apareció por dentro en alguna ocasión; y luego desde la izquierda, dónde le es más fácil encarar hacia la portería y exhibir la verticalidad de su fútbol. Acertado en la mayoría de sus intervenciones, suyo fue el protagonismo del único gol del encuentro, pese a que no lo marcó él: abierto en banda, recibió un pase de Afellay, recortó dos veces hacia adentro y buscó portería con su particular remate de rosca. El rechace del portero cayó en los pies de Joan Román que, atento, remató a placer para darle un trofeo a su equipo que aún no tenía en sus vitrinas.