Ivan Rakitic fue en la 2013-14 uno de los jugadores de la temporada europea. Su concurso fue clave para que el Sevilla de Unai Emery pudiera ganar la Europa League y pelear hasta las jornadas finales por entrar en la Champions. Tal fue el nivel que el croata alcanzó, que los tres grandes de la Liga se pelearon por él. Sin embargo, este nivel, que le valió para llegar al Barça, no le servirá para triunfar en el equipo culé: Luis Enrique tendrá que moldearlo para poder ser funcional dentro de su sistema tan específico. Pero como aún no sabemos exactamente qué planes tiene Lucho para su equipo y para Rako dividiremos el análisis en dos apartados: el más optimista, donde sería el sustituto de Xavi, y el más moderado donde jugaría en el puesto de Iniesta y rotación.

Rakitic, el 11 sevillista, fue un jugador demoledor al espacio y en carrera, precisamente los dos aspectos principales que se le niegan al interior de posesión culé, rol que en principio ocupará. Aunque a él le gustó –y le gusta- pisar la zona del 4, fue precisamente en sus funciones de mediapunta en ¾ donde se mostró tiránico. Sus 15 goles y 18 asistencias en total fueron producto de su excelente toque, cuya peligrosidad iba aumentando según lo hacía su zancada. El suizo-croata domina todas las superficies de los dos pies tanto para lanzar la jugada como para continuarla, por lo que si un jugador traza el desmarque, él le enviará el balón. En esas, siendo Özil, no pudo ser parado nunca, ni en España, ni en Europa.

Pero aquí hay truco. El ya 4 culé tiene una técnica excepcional para realizar la acción, pero carece de la lectura suficiente. Él ve el hueco, o espera a que se produzca con una larga conducción, y envía el balón al mismo, pero no es capaz de crear por sí mismo el hueco imposible. Necesita el espacio, porque carece del talento y el poso para crear situaciones definitorias de la nada. Por eso, su adaptación culé así de primeras despierta tantas dudas: ha de matizarse para poder adaptarse.

Así con todo, la propia esperanza de Ivan reside más en la filosofía culé que en el propio jugador. Como decimos, su principal problema es de agilidad de pensamiento, de decidir rápido y bien: en definitiva, de crear. Pero no de técnica. Su primer control es muy potente, y si este no es fácil siempre tiene dos recursos con los que amoldarse el cuero: control con una pierna y ejecución con la otra; control y giro para orientarse en la jugada. Con el esférico domado encuentra a compañeros sin problemas: es raro que falle un pase. A su distribución con ambas piernas –lo que le ayuda a asociarse con jugadores de ambos perfiles- hay que añadir su calidad en los envíos largos para encontrar jugadores lejanos, lo que hace que pueda relacionarse con casi cualquier compañero en todo momento. ¿Y si no hay tiempo ni espacio para que pueda controlar y enviar? Ahí tampoco hay problema: su primer pase es rápido y preciso, porque como volvemos a recordar: ejecuta como los mejores.

Por todo esto, como decimos el sistema Barça puede ser su mejor aliado. A pesar de lo que se suele creer, los culés no priman a los creativos, sino a los técnicos, a los que distribuyen muy rápido. El juego de posición culé mecaniza los movimientos, siendo cada partido una partitura que se repite casi exactamente como en el encuentro anterior. Es el sistema que hizo de Busquets un crack mundial, de Pedro un gran jugador de equipo e incluso de Tello un complemento con cierta utilidad. Y es el sistema donde jugadores más talentosos como Cesc o Alexis terminaron por no triunfar por tener una técnica que no era acorde al de sus acompañantes.

Rakitic carece de la magia, pero esta no es indispensable. Si consigue adaptarse a los requerimientos del Juego de Posición será un jugador que sumará en la posición de Xavi, en la del interior de posesión. Y a su vez, servirá de matización del modelo y de inicio de un nuevo modo de jugar: del fútbol horizontal y pasesistema del de Terrassa, al vértigo controlado del croata, con una oferta de pases mucho más vertical. Y eso, en el Barça de Messi, Neymar, Suárez es clave: la zona caliente será la del último tramo del campo, y el exsevillista ayudará a que el balón llegue ahí mucho más rápido.

Ese es el escenario más optimisma, para el que se le ha fichado. Pero ¿qué pasa si él, que es un jugador de libertad de movimientos, no consigue adaptarse a un sistema tan rígido como el juego de posición culé? Las alternativas que se le ofrecen serían varias y en todas podría sacar rendimiento.

La primera alternativa es, obviamente, el otro interior. El puesto de Iniesta –interior por delante del balón- a priori se adapta más a las necesidades del nuevo fichaje culé. Es un puesto que va más acorde con él, por su proximidad al área contraria y al pase definitivo, y la cierta libertad que tiene este interior en comparación con el otro. Sus conducciones brillarían más y el peligro hacia la portería contraria se incrementaría. Además Iniesta, que lleva sesteando más tiempo del que su club se puede permitir, encontraría una alternativa real y potente que le apriete las clavijas desde el primer día.

Por último, si no consiguiese hacerse con la titularidad en ningún interior, se quedaría como la alternativa, el primer cambio, para esos dos puestos e incluso para el de falso 9. Vendría a ocupar el rol que Cesc tuvo, y ahí sí que suena a una garantía. En el peor de los escenarios para Rakitic, en el escenario donde no consigue hacerse con la titularidad, desempeñaría la función de revolucionar los partidos atascados y sentenciar los que estén en el alambre. Y ahí, un jugador con su conducción, verticalidad, técnica, e incidencia en el marcador, es fundamental.

P.D. El 4 sumará desde el primer momento en el balón parado. Su golpeo ahí da puntos tanto en envíos a puerta como a sus compañeros. Con él y con Neymar esa faceta debería quedar cubierta con las máximas garantías.

P.D.2. Otro aspecto donde supondrá un plus desde ya es en la intensidad defensiva. Sin ser un perro de presa, sí que aporta intensidad y reactividad a la hora de ir a por el balón, algo que dentro de la presión culé, debe ser muy útil. En los últimos tiempos, los interiores del Barça eran transparentes a la hora de hacerse con el cuero: Busquets quedaba demasiado solo. El de Badía en Rakitic tendrá a un amigo.