Partido sencillo, poca exigencia, rotaciones de cara al fin de semana, hattrick de Messi, estreno goleador de Suárez… pocos peros que encontrarle al partido. Solo la tardía victoria del PSG aguó la fiesta.

El equipo salió al campo con el convencimiento necesario de que habría que mover y mover el balón hasta abrir la lata. Luego todo sería más sencillo. El balón circuló con sentido, un poco lento, pero con intención de abrir al rival. Suárez por dentro y Messi por fuera era la novedad, y el uruguayo demostró en dos jugadas consecutivas lo que facilita las cosas ante estos rivales si tienes un nueve en el campo. Primero se encontró una posición de remate pero le falló el control, y en la siguiente jugada dejó sentado a su defensor con un taconazo-giro de la casa para definir con acierto.

Con Pedro en el campo, intuimos la idea de Lucho de colocar a ese extremo izquierdo en mediocampo en fase defensiva y pasar a un 4-4-2 que podría tener continuidad en ciertos escenarios con Neymar en su puesto. Pero solo lo intuimos porque el APOEL apenas creó con balón.

El partido siguió por el mismo derrotero, con Messi acostado en la derecha, Suárez por dentro, y Alves y Rakitic turnándose para dar profundidad y amplitud en la banda. Qué bien se entienden Alves y Messi, una relación que nos retrotrae al máximo esplendor de esa banda, con Xavi picoteando por la zona.

Conforme iban cayendo los goles de Messi, poco cambió el escenario. Rakitic sigue finalizando más cerca del área y más lejos de la línea divisoria. Masche no se ha olvidado del registro de MC, ordenando a los centrales que se abriesen para darle más sentido a la salida de tres -aunque no le dieron estos mucha bola-. Alba está como una moto. Rafinha sigue dejando destellos e irregularidad.

La nota divertida apareció con la expulsión de este último y la entrada de Busquets, que envió a Masche al interior derecho y, a ratos, a Busi al izquierdo, organizando Xavi la base. Difícil que tenga continuidad, pero puso un aliciente a esa última media hora tan sosa, que coronó la asistencia de nuestro querido Pedro: siempre suma.