La principal diferencia entre el PSG que se encontró el miércoles pasado este Barça y el que se va a encontrar este martes, no mide 1,95 y tiene acento sueco, sino más bien solo levanta 1,65 del suelo y nació en la turística y veraniega Pescara.

El veintitrés italiano volverá a dar personalidad con su presencia al equipo parisino. Estamos hablando del Modric del PSG y sí, a lo que más se parece en clave azulgrana, es a nuestro eterno seis. Hablamos de un interior de posesión, capaz, a pesar de su juventud, veintidós años, de marcar el ritmo del partido, como ya hizo en su tremenda exhibición en Stamford Bridge en la eliminatoria anterior a estos cuartos de final.

Diestro, con una visión de juego excepcional y una aceleración clarividente, es capaz de crear ventajas en el ataque bleu con salidas a un primer toque vertiginosas o conducciones desequilibrantes, según lo que toque. Porque precisamente su principal virtud del juego es la lectura que hace del mismo. Utiliza su cuerpo menudo de manera muy inteligente tanto en la protección del cuero con giros sobre sí mismo que vuelven a recordar al de Terrasa, y no se amedranta a la hora de hacer tackles si es oportuno, lo que le costó precisamente no poder jugar el primer asalto de esta eliminatoria en el Parque de los Príncipes.

Un excepcional rango de pase, así como su sensibilidad en el pie para la asistencia, hacen que su ámbito de acción no se reduzca a ser ese centrocampista que ayuda en la salida de balón. Aunque ese mecanismo, en el que el interior sustituye al mediocentro en la base, que tan bien conocemos en el Camp Nou de tiempos no tan pretéritos, con el Xavi & Busi, forman parte de su seña de identidad. Pero también es un interior con recorrido para llegar al balcón del área y ser capaz de filtrar ese último pase.

El principal problema con el que se encontrará el Barça este martes en relación al joven Marco serán dos: por un lado el veintitrés será el argumento base para batallar por la posesión de la pelota al equipo culé. Y por otro lado, su capacidad de filtrar pases entre líneas, le permitirá a Laurent Blanc aprovechar todo el potencial de su equipo. Cada jugador, este martes sí, jugará en su sitio y por tanto podrá sacar partido de toda su capacidad futbolística, que en este caso, es bastante.

Ibra podrá ser ese jugador boya para los posibles balones en largo en la salida de balón del equipo parisino, o ese diez de referencia que tanto se gusta. Cavani podrá ejecutar sus diagonales veloces y agresivas, mientras que Pastore volverá a intentar ser esa pesadilla en la pausa y conducción en la mediapunta y caído a banda, que tan mal sienta a la zona de mediocentros azulgrana. Y si Thiago llega a tiempo, los de arriba quedarán más liberados a la hora de defender la zona de influencia del diez rival, con todo lo que eso implica.

En definitiva, veremos todo el arsenal francés en el campo, algo de lo que no pudimos ser testigos en lo que va de eliminatoria. Aunque esperamos que el Barça haga valer tanto el resultado de ida, como el peso de todo un Camp Nou en una eliminatoria de Champions. Pero que nadie se fie de la capacidad para inventar fútbol, de uno de los jugadores más talentosos de Europa.