¿Central?, ¿mediocentro?, ¿interior? ¿lateral?; ¿de qué juega David Alaba? No es una pregunta de fácil respuesta- tal y como reza el artículo de Javier Martínez en el hipervínculo-, sobre todo si se tiene que explicar el rol que ha asumido David Alaba este curso, de la mano de Pep Guardiola. Su progresión, hasta llegar al día de hoy, ha sido imparable: Louis van Gaal descubrió al talentoso futbolista austríaco en las categorías inferiores del club alemán; con Heynckes se consolidó en la élite como lateral; y con Pep se ha convertido en un monstruo. Si algo sabemos es que David, a sus 22 años, ya no es Alaba: es Total-Alaba, el apodo que se ha ganado en Múnich tras su primorosa temporada.

Y es que el austríaco se ha convertido en uno de los tres futbolistas más importantes de este Bayern 2.0 de Guardiola. Se rumorea que en el verano anterior, el ‘27’ renovó su contrato con la condición de no jugar más en la posición de lateral: dicho y hecho, Pep se inventó aquella pretemporada un rol a la medida de sus características, que se hizo suyo durante el paso de las jornadas. En el segundo año del de Santpedor al frente del club bávaro, Alaba se ha convertido en uno de los pilares sobre los que se asienta el fútbol del Bayern.

Una de las variantes de este curso ha sido la defensa de 5, en el que Alaba ha tenido una importancia capital. Cuando ha tenido que jugar allí, sin embargo, David no ha sido lateral- o en su defecto, carrilero-, sino central izquierdo, sobre todo en fase de salida de balón. La novedad en su rol, sin embargo, reside en lo que sucede después, una vez el Bayern saca el balón jugado y asienta la posesión en campo contrario. En este escenario, Alaba se despega de la posición de central para incorporarse al interior zurdo, convirtiendo el 1-5-2-3 inventado por Guardiola en un 1-4-3-3 más clásico. Cabe destacar que nunca antes en el fútbol moderno había existido un jugador que asumiese un rol de tales características.

De central, Alaba asume sus responsabilidades con mucha personalidad, ayudando a sacar el balón desde atrás gracias a su talento para el pase y, sobre todo, para la conducción. Crea superioridades numéricas con facilidad y, gracias a las vigilancias de Boateng y Alonso, sus compañeros le cubren las espaldas y su tendencia a incorporarse al centro del campo es perfectamente equilibrada. Una vez sube el escalón, Alaba es capaz de combinar con precisión, sabe posicionarse entre líneas y desequilibra con asiduidad cuando recibe la pelota. Abre líneas de pase manteniéndose alejado de Xabi, cae en la banda cuando Götze se va hacia el medio y ayuda a fortalecer la transición defensiva presionando intensamente tras la pérdida.

El austríaco aporta desequilibrio, capacidad de sorpresa y descaro, mucho descaro, producto de su fuerte personalidad. Su fútbol está alcanzando cotas de madurez altísimas, más aún si se tiene en cuenta su edad. Desgraciadamente, su buen rendimiento no ha sido premiado con la regularidad, debido a la mala suerte que ha tenido con las lesiones. En noviembre se lesionó por dos meses tras una exhibición en Champions ante la Roma en Allianz y, tras poco tiempo de regresar, volvió a caer lesionado hasta finales de temporada en un encuentro con su selección, la cual le obliga a ser baja para la eliminatoria ante el Barcelona.

Hasta el momento, su ausencia ha sido una de las peores noticias para Guardiola, que ve en Alaba al futbolista clave sobre el cual se sustenta la permeabilidad para intercambiar los dos sistemas de la temporada- el 1-5-2-3 y el 1-4-3-3-, según la posición que ocupe el futbolista austríaco. Sin él, no hay nadie en la plantilla- ni posiblemente en el resto del panorama futbolístico- que sea capaz de asumir el rol que ha ido reproduciendo a lo largo de este curso. Queda el consuelo de que lo seguiremos disfrutando la próxima temporada: su binomio con Pep es capaz de satisfacer hasta el paladar más exigente.