EL BERNINI DE TURIN
Uno de los primeros detalles que sorprenden del fútbol de Pogba es que su gran despliegue físico no está ligado a una excepcional lectura del juego. Y eso, viviendo en el calcio y teniendo como compañeros cada día a futbolistas tan tácticos como Vidal o Marchisio, no deja de ser un detalle llamativo. Pero denle tiempo, hablamos, junto con Morata, de los dos únicos jugadores del once inicial de la Juve que rondan los veintipocos, veintidós en este caso para ambos futbolistas, contrastando con la media del resto del once juventino que suelen superar la treintena.
No descubrimos nada si destacamos que estamos ante uno de los interiores con una capacidad de despliegue físico y técnico única en Europa. Paul tiene una planta y una forma de desplazarse en el terreno de juego que a todos los culés nos retrotrae al gran Touré Yaya, aunque haya evidentes diferencias en el fútbol de ambos jugadores, pero eso sí, ambos comparten que lo que no solucionan con la cabeza, lo hacen por piernas; en el cuerpo a cuerpo no hay quien les gane.
Su zona de influencia suele ser el interior izquierdo, por lo que la capacidad de sacrificio de Rakitic será, una vez más, vital para el saneado del centro del campo culé. Jugador que corre mejor hacia la portería rival que hacia la propia. Añade a sus característicos goles youtuberos, dado su excepcional golpeo de balón sobre todo desde la frontal del área, un rango de pase bastante interesante, apoyando constantemente los piques al área de Tévez o incluso las llegadas a la espalda de la defensa de Vidal.
Como decíamos al principio, no es un dechado de lectura futbolística, donde tiene un amplio margen de mejora, y a veces, simplemente, se va del partido. Imaginamos que dada la intensidad que se le presupone a una final de Champions, este no será el caso el sábado, pero no podemos obviar que, dado que además todavía está volviendo de una importante lesión que le tuvo parado más de dos meses, pueda ser un punto débil en entramado defensivo que Allegri seguro tendrá preparado para intentar frenar al equipo azulgrana.
Otro de los recursos del francés con pasaporte guineano que ronda los ciento ochenta y ocho centímetros, es evidentemente su juego aéreo, tanto a balón parado, como referencia de los envíos en largo de los centrales italianos o incluso de Buffon en caso de presión blaugrana. Es capaz de dar continuidad al juego con su cabeza, aunque gusta de controlar el balón y acelerar el juego desde sus tremendas arrancadas en tres cuartos. Con espacio en la zona ancha del campo puede ser mortal, dado que su repertorio empieza ya a ser, a pesar de su juventud, casi infinito, incluyendo el filtrado del último pase.
Estamos probablemente ante la gran esperanza bianconera para esta final y más que seguro ante de uno de esos jugadores que dominarán Europa con sus pies y, quizá, solo quizá, con su cabeza… pero de momento es una obra inacabada, ojalá equiparable a las obras de Bernini, impacto visual no le falta.