LAS VACACIONES O PERIODO DE TRANSICIÓN DE LOS JUGADORES

Queríamos contextualizar las vacaciones que nos hemos tomado, y para ello le pedimos a Miguel Vallín, Licenciado en INEF con Maestría en Fútbol, que nos contase qué ocurre con los futbolistas de alto nivel cuando termina una temporada como la que liquidó el FC Barcelona en junio proclamándose campeón de cada una de las competiciones que disputó. Suelen ser aspectos en los que, generalmente, no reparamos y tendemos a enlazar una temporada con otra sin pensar en el “qué hará” el futbolista de élite en ese periodo estival.

Una vez finalizada una temporada tan exitosa, igualando la mejor de un entrenador debutante en el club, y tras los trámites y compromisos con las selecciones nacionales -los sudamericanos, inmersos en un ritmo competitivo elevado durante la Copa América-, la plantilla, desde el punto de vista del entrenamiento, entra en un período de transición. Un período que enlaza dos temporadas de entrenamiento y en el que los deportistas aprovechan para “resetearse” física y sobre todo mentalmente tras una temporada en la que han tenido que rendir a un altísimo nivel tanto físico como psicológico hasta el último día, jugándose la Liga hasta prácticamente la última jornada, y posteriormente Copa del Rey y la Champions. La recuperación física de los jugadores no es un gran problema, pues en las últimas fases de la temporada lo que predomina es el trabajo de “calidad” e intensidad, más específico; frente al trabajo de “cantidad” y volumen que genera mayor desgaste físico. En último tramo de la temporada, donde se lo juegan todo, se pretende que el jugador esté lo más “fresco posible de piernas”. Sin embargo, desde el punto de vista mental, ese final de Liga apretado, de jugar 2 finales casi consecutivas -con elevado nivel de estrés psicológico que genera- y sumando a todo ello, las particularidades del modelo de juego del Barça, caracterizado por un “fútbol de elegir y decidir, que exige mucha concentración mental y elevado esfuerzo emocional” (Martí Perarnau); hace que este punto de vista psicológico y la fatiga mental adquieran un papel protagonista en la recuperación durante esta fase de transición.

La principal finalidad de esta fase de transición será por tanto, la eliminación de la fatiga del sistema nervioso (Hahn, 1977). Esta fase facilitará el reposo psicológico, la relajación y la regeneración biológica y tratará de mantener un nivel aceptable de preparación física que será más o menos la mitad del nivel de condición física de la temporada (Bompa).

Hay dos planteamientos posibles en esta fase de transición: el primero y descartado del deporte profesional, es el reposo total pasivo; y decimos descartado porque este planteamiento, aunque mentalmente no sería tan malo, conduce a un descenso de capacidades físicas bastantes considerables y anularía las ganancias obtenidas durante los meses anteriores, además de poder producir otros efectos negativos -insomnio, pérdida de apetito, etc.-. Este planteamiento vendría a ser algo así como tener un coche con su puesta a punto, todos sus reglajes correctos… y dejarlo en el garaje sin arrancar años y años. Con el cuerpo humano ocurre lo mismo pero en vez de años, estos síntomas de pérdida de puesta a punto, empiezan a notarse en apenas 2-3 semanas de inactividad total. Todo esto hace descartar el reposo total pasivo como opción; lo que nos lleva al segundo planteamiento, el de un reposo activo, en el que se traten de mantener ciertas capacidades físicas pero que se permita también a la mente liberar todo ese estrés y fatiga mental acumulada. Por lo tanto, durante las vacaciones o como dijimos, el período de transición, los jugadores realizarán algún tipo de actividad para mantener ese tono físico y evitar que descienda mucho, pero nada de fútbol; será una actividad física totalmente diferente que sí les permita desconectar la cabeza de la rutina.

Los deportistas que siguen este criterio se suelen mostrar fuertes psicológicamente y preparados físicamente para la nueva temporada, fase de preparación (Harre, 1982; Ozolin, 1971).

También es importante que sean buenos profesionales desde el punto de vista ético y que no se pasen con la bebida ni descuiden en exceso una alimentación sana, pues no deberían llegar con entre 2 y 4 kg. de más respecto de su peso ideal.

Normalmente, los primeros días de vacaciones -entre la primera o dos primeras semanas- suelen ser de poco volumen e incluso reposo absoluto, con trabajos aeróbicos no poco intensos y diferentes a los habituales para desconectar por lo que no suelen hacer carrera. La bicicleta, las caminatas o rutas de montaña suelen ser actividades ideales. Los hay incluso a quienes les gusta nadar, que también es un magnífico ejercicio para relajar la musculatura.

Una vez pasado el ecuador del periodo vacacional, se suele introducir el trabajo de tonificación en gimnasio con planes de ejercicios adaptados a las necesidades específicas de cada jugador que les preparen para la carga de trabajo de pretemporada y para que su nivel de fuerza no se vea muy reducido; aunque también hay casos en los que por necesidades más específicas del jugador -problemas musculares durante la temporada, meniscopatías, desgastes de cartílago…- sea necesario algún trabajo más personalizado y más regular y continuo durante las vacaciones.

En el caso de los Messi, Mascherano. Alves o Bravo, que cerraron con la Copa América su temporada, se seguirá un protocolo similar, adecuando las fechas al momento en el que terminó su participación en el campeonato sudamericano y posponiendo la fecha de regreso a los entrenamientos con respecto al grueso de la plantilla.

¡Arrancamos!