Cada día se encuentran más ejemplos de “lo realmente importante no es llegar, sino mantenerse”. No hay que buscar mucho en el imaginario colectivo para recordar que, en ocasiones, el globo se pincha y, lo que un día fue felicidad, sonrisas y alegría, al día siguiente era llanto, desesperación, rabia e impotencia. De esto último sabe la Unión Deportiva Las Palmas; pasarlo mal es una consecuencia de una gestión deportiva y económica mal ejecutada. Esto no siempre fue así: durante muchos años, el color amarillo y azul era identificable con los de un equipo de primera división, de estilo propio y solera. El gusto por la pelota, por tener ese garbo y personalidad argentinas, el porte con el que Tonono salía desde la defensa jugando, Guedes organizando y Germán filtrando durante los años sesenta y setenta, dejaron impronta en los más viejos del lugar. Así fue hasta la década de los noventa. Nada fue igual desde entonces y el equipo, pese haber alcanzado la primera división a principios del siglo XXI, termino claudicando hasta su nivel más bajo -2ºB y con riesgo de desaparición-. No son héroes, sino supervivientes: la épica y el sufrimiento han tomado color, forma e identidad.

Por esa razón, a final de la temporada 2013-14, en los playoffs y ante el Córdoba, la aguja de Ulises Dávila en el tiempo de descuento, hizo que hasta el más robusto de los corazones desertase del cuerpo de cada uno de los grancanarios. Eso sí, si hay algo que también caracteriza a los de color amarillo y azul, eso es no dar nada por vencido, como ocurrió en la pasada temporada. El bajón del equipo sufrido en la segunda vuelta, tras una primera mitad de la temporada en la que se rindió de forma impecable, parecía que le devolvían tiempos pretéritos donde la decepción fue norma. Sin embargo, se creyó en el objetivo y Araujo remachó la faena de toda una temporada: algo icónico puesto que el argentino fue el mejor jugador del equipo, en una eclosión que ha llamado la atención de equipos españoles y extranjeros. Así logró la Unión Deportiva volver a alcanzar la cima, trece años después, mientras busca recuperar el estatus perdido. Durante ese viaje o trayecto que es la Liga BBVA, los grancanarios tienen por delante retos que parecen imposibles para el público medio: visitar el Camp Nou o el Santiago Bernabéu, sin la sensación de que vayan a llevarse un buen saco de goles en el trastero. Su arranque y readaptación a la categoría, que todo equipo recién ascendido necesita, parece haber dado con la tecla competitiva que reduce las distancias con los grandes, que no con “los de su liga”. La derrota en el Calderón, la remontada de Balaídos ante el Celta, o la victoria ante el vigente campeón de la Europa League fueron ejemplos perfectos de que se pueden minimizar derrotas, de dar una imagen bastante competente e incluso que se pueda conseguir vencer, si sabe penalizar los errores de su rival. No obstante, y lejos de la competitividad ante dos equipos de más enjundia en la Liga BBVA, sus enfrentamientos contra los conjuntos más cerca de su nivel parece ofrecer otra cara muy distinta: la de una escuadra sin una idea o base de juego, limitando su posesión hasta lo estéril, lo que le hace ser susceptible de ser un equipo más plano, casi sin la misma ambición y motivación que ofrecen ante un grande. Una ambición que, en el Camp Nou, es bastante improbable que se resienta.

Tácticamente, la Unión Deportiva Las Palmas se ha asentado con esa línea de tres centrales donde Aythami hace funciones de libre, mientras que Alcaraz y Bigas -dos de sus incorporaciones- se sitúan a derecha e izquierda respectivamente para flanquear el marco defendido por Javi Varas. Los dos laterales largos y profundos son David Simón y Dani Castellano, que son piezas básicas en este inicio de temporada. Así pues, todo residirá en las alturas en las que se sitúe el equipo amarillo, puesto que de esto dependerá cuánta influencia ofensiva/defensiva tendrán. Hernán de mediocentro, sustituye la baja del imprescindible Javi Castellano, ofreciendo un rendimiento algo dispar. En la zona de interiores, Culio y el recién llegado Wakaso parecen repartirse la zona del interior zurdo, mientras que el perfil derecho es para el omnipresente Roque Mesa. Como punta de lanza, Jonathan Viera y Araujo comandan un ataque que ofrece diferentes variantes con Nauzet Alemán, Momo, William José o Nabil El Zhar. Los dos primeros como posibles interiores también -amén de Vicente Gómez-, siendo los otros dos jugadores que Herrera suele usar en bandas o en la mediapunta. El míster parece tenerlo claro: el equipo está diseñado para potenciar las transiciones, ya que estas las suele realizar muy rápidas y eficaces. Solo así encuentra el defecto más punible del Barça. Tanto Viera como Araujo gustan de vivir bordeando el fuera de juego, con lo que el Fútbol Club Barcelona debe tener cuidado si algún balón es enviado al espacio para que cualquiera de los dos lleve el contragolpe y puedan incorporar a Mesa, Simón o Castellano como socios habituales.

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La manifiesta debilidad e inferioridad de la Unión Deportiva Las Palmas, no debe ser algo baladí para este Barça de la MSN, ya que los amarillos tienen armas para intentar dar la sorpresa. Sin embargo, el trío de reyes puede ser suficiente para golpear a un equipo que defiende bastante atrás y que ofrece muy pocas cartas para poder puntuar en su visita a Barcelona, como ya hiciera en la 2001-2002, donde se llevó un histórico empate a uno. ¿Quién le puede poner agujas a ese globo hinchado tras la victoria ante el Sevilla? Cualquiera, sin embargo, soñar no está al alcance de cualquiera y la UD arde en deseos de que su globo amarillo no se pinche en un campo lleno de agujas. De esta manera -y sólo de esta- lo de mantenerse estaría cada vez más cerca de conseguirse.