Decía Luis Enrique ayer, que el partido de hoy le preocupaba bastante, tanto por el momento en que llegaba, como por el rival que tenían enfrente. Sabía de lo que hablaba, esta vez no era un mero “no hay rival pequeño”. Y sin embargo la forma en la que (no) se cerró el partido, tuvo bastante que ver con sus tres cambios, como bien reconocería él mismo en la rueda de prensa posterior al encuentro.

Pero empecemos por el principio. Habitualmente el planteamiento rival, más cuando se trata del Camp Nou, oscila entre dos opciones normalmente contrapuestas; bien el rival juega con repliegue bajo, parapetándose en la frontal con el objetivo de evitar el último pase culé y congestionar el juego de ataque azulgrana. O bien, buscan la presión alta, pretendiendo intimidar al Barça y que, sobre todo, la portería rival no les quede en un horizonte tan lejano.

Ayer el equipo de Víctor optó por un planteamiento bastante original y poco visto, al menos en el Camp Nou; tres jugadores arriba descolgados que, de alguna manera, pretendían ser referencia en ataque del equipo deportivista una vez recuperaban, esta vez sí en repliegue bajo, con dos líneas, una de cuatro y otra de tres delante de esta, con el objetivo de desactivar el fútbol de ataque culé. De esta manera obligaban a cada jugador azulgrana a jugar mirando el retrovisor y, sobre todo lograba uno de los mayores objetivos que perseguía el entrenador deportivista: desactivar a Busquets de la transición ofensiva local. En este caso en particular con una vigilancia personalizada en Fajr.

Bien es cierto que el plan de Víctor, sobre todo en la primera parte, no desembocaba en claras ocasiones del equipo blanquiazul cara a la portería defendida por Bravo. Tan solo podríamos contabilizar un mano a mano de Jonathan Rodríguez, resuelto con la solvencia característica del portero chileno. Y si no cayeron varios goles en el casillero azulgrana, fue sobre todo por una cierta y sorprendente imprecisión técnica en los metros finales, más que otra cosa. Suponemos que el Sandro por Neymar, y no queremos cargar las tintas con el canterano, que ayer trabajó mucho y bien, tampoco ayuda a la excelencia técnica que ha venido demostrando el equipo en lo que llevamos de temporada.

Aun así, un tiro libre perfectamente ejecutado por Leo, que poco a poco va cogiendo el ritmo competitivo, nos mandaba al túnel de vestuarios con ventaja local en el marcador. Decir que probablemente el argentino fue el único que entendió la pausa necesaria para que dichas imprecisiones técnicas no fueran tan repetitivas, pero estuvo bastante solo en la interpretación de ese papel. No fue ayer el día de los interiores.

Una vez reanudada la segunda mitad, el entrenador deportivista dio un paso más y apostó por el intercambio de golpes directo. A los tres jugadores antes mencionados, se sumaban efectivos del centro del campo con cierta celeridad en cuanto se recuperaba la pelota. Y no ayudaba el que las distancias entre el medio centro azulgrana, como decíamos bastante desactivado por el engranaje defensivo gallego y el interior de posesión, Iniesta, eran cada vez más largas, con el consiguiente despoblamiento de la medular.

Mientras un certero disparo lejano de Rakitic, parecía llamar al cierre de partido, como ya comentábamos al principio, tres cambios desorientadores, lo volvieron a abrir para siempre. Mientras que los “pieza por pieza” de Munir por Sandro, junto con su viceversa, un clásico, y el Sergi Roberto por Rakitic, no parecían tocar nada, el Mathieu por Alba desorganizó bastante la defensa. Ya sabemos que Alba se encuentra en un momento futbolístico excepcional, no tanto por sus capacidades físicas, que siempre las ha tenido, sino por su excepcional comprensión del juego, algo tendrá que ver su entrenador en esto. Y la salida del francés bajó varios peldaños la capacidad del equipo en su lateral izquierdo.

Esto unido a un especialmente desacertado Mascherano, ayer en el centro de la zaga, tremendo punto débil y con unas inseguridades que a su vez fortalecían las creencias coruñesas de que sí se podía, acabaron reflejando la sorpresa final del marcador con goles de los que podríamos considerar precisamente como los jugadores del partido: el jugador de moda en A Coruña y con razón, Lucas Pérez, como un omnipresente Bergantiños, monumento ayer al mediocentro con el don de la ubicuidad.

Se deben sacar lecciones aprendidas de los tres últimos empates, sobre todo del de ayer y el de Valencia, si no se quiere seguir comprometiendo un título en el que el Barça continua siendo favorito, pero sobre todo si lo que se pretende es que el rival siga considerando al Barça como imbatible. En el fútbol la psicología gana partidos, y es importante que el rival siga pensando que no es una empresa asequible, el robar puntos en cualquier enfrentamiento con los culés.

El año pasado el Xavi por “equis”, cerraba partidos. El Masche & Busi, cerraba partidos. El triangulo de posesión Rakitic, Leo, Alves, cerraba partidos… todo esto, como digo, debemos hacérnoslo mirar. Preocupados no, pero algo inquietos sí deberíamos estar.A esta horas el Barça estará ya empezando a escuchar japonés. Esperemos que en el lejano oriente, en el país vecino del Feng Shui, invoque al Barça a recuperar su equilibrio y su “momentum”, que parece haber extraviado ligeramente, para volver a parecerse a ese equipo inabordable que ha sido durante todo este 2015 que ya termina.

LAS NOTAS

Claudio Bravo (7): Poco pudo hacer el chileno en ambos goles deportivistas y tuvo alguna para de mérito. Bien con los pies, como empieza a ser habitual.

Alves (6): Más flojo que lo que venía siendo habitual. Sus continuas subidas por la banda no tuvieron la precisión necesaria en sus centros. De forma que sus internadas eran más concesión rival, que mérito propio.

Piqué (7): Baluarte defensivo y ayer apagafuegos de su compañero. Se sumó al ataque en la desesperada situación final, sin éxito.

Mascherano (3): Una de las más pobres actuaciones del argentino que se le recuerdan. Muy inseguro y con varias malas interpretaciones del juego.

Alba (7): Sigue fino y el equipo lo nota. Sin la presencia de Neymar, todavía con más peso en las acciones por la banda izquierda. Su salidad del campo se notó y mucho.

Busquets (5): Desactivado. Probablemente el Depor ha sido el único equipo que ha conseguido minimizar la figura de Sergio.

Rakitic (6): Pasó bastante desapercibido en el juego, excepto por su zapatazo que provocó el segundo gol

Iniesta (6): Al igual que su compañero en medio campo, les faltó entender mejor el contexto especial con el que el rival planteó el encuentro.

Messi (7): Cogiendo el ritmo y aun así uno de los mejores del encuentro. De más a menos, como el equipo. Ayer volvió a jugar de todo campista. Cada balón que toca sale muy mejorado. Su toque en el gol de falta… simplemente maravilloso.

Suárez (6): Trabajó como siempre, pero no estaba ayer el uruguayo especialmente acertado. Aun así, sigue siendo vital para este equipo.

Sandro (6): Voluntarioso, pero a un jugador del Barça se le debe exigir mucho más.

Sergi Roberto (-): Sustituyó a Rakitic. No tuvo oportunidad de pesar en el juego

Munir (-): Dio descanso a Sandro. Un cambio que no sirvió para mejorar el juego, si acaso empeorarlo. Si continua con esta progresión, venta clara este verano.

Mathieu (2): Salió por Alba y la lió nada más pisar el cesped. Con razón él dice que se siente central. O mejora un poco su capacidad de concentranción y adaptación al puesto o no debe pisar la cal izquierda. Pensemos que acababa de salir de lesión…