Por fin se ha acabado la primera fase de la Euroliga, esa primera toma de contacto con la competición que sirve para más bien poco, y que este año ha propiciado dos grupos de Top 16 francamente desnivelados, favorecido este hecho por los inexplicables horarios de la última jornada, que permiten la especulación para ir a un grupo u otro.

En esta tesitura el Barcelona no hizo los deberes, cayó en Krasnodar y ha ido directo a un grupo F que debería reformular el tópico de “grupo de la muerte”, porque en él se juntan los 4 equipos más constantes en los últimos años en Euroliga más el pujante Khimki y un Baskonia que parece regresar. El Barça, a diferencia del año pasado, cae en el grupo duro, así que mirando el lado positivo, en caso de pasar es de prever un cruce de cuartos algo más asequible que de haber encajado en el otro grupo. Analicemos brevemente a cada uno de los rivales blaugranas:

– El eterno Olympiacos es el primer rival de los de Xavi Pascual en este Top 16. El Barça inicia su andadura en la pista que le vio caer en la pasada edición, y que pese a los meses transcurridos el análisis del duelo no va a cambiar demasiado. Los griegos son un equipo a prueba de todo, el más reconocible de todo el continente. No es el roster más talentoso, pero llevan la palabra “competitividad” escrita a fuego en su historia reciente. No es un equipo al que vamos a descubrir ahora tácticamente, pero este año incluye algunas variantes que pueden afectar a los partidos con los culés. Las bajas de Kostas Sloukas y Bryant Dunston han sido sustituidas por Daniel Hackett y Patric Young, pero la grave lesión de éste último ha trastocado los planes del equipo de El Pireo a pesar de la llegada de Shawn James. Con estos cambios, el equipo de Sfairopoulos ha perdido continuidad en su juego y poder en el pick and roll, faceta en la que ha martirizado a sus rivales durante años. A cambio el italiano Hackett aporta una dosis de individualidad que viene bien cuando la defensa a Spanoulis funciona, y es el típico guard que “hace un roto” al Barcelona. Lo cierto es que es un rival que por características se adapta bastante bien a los intereses del Barcelona, pues los culés son muy capaces de frenar el ataque heleno y en la ofensiva el Barça es un equipo con algo más de talento. Puestos a enfrentarse a Olympiacos, mejor ahora que más adelante, que es donde los griegos han marcado diferencias gracias a su admirable competitividad.

Khimki no tiene el nombre de los grandes de Europa, pero por plantilla está a la altura de cualquiera de ellos, especialmente su backcourt, donde tiene tres hombres que mejoran a los exteriores del Barcelona. La presencia de Rice, Koponen y Shved supone la mayor amenaza para los de Pascual, aunque el equipo ruso está tirando mal desde la línea de tres a pesar de ser el equipo que más lo intenta en Euroliga. Esa defensa del perímetro será clave en los dos duelos, así como el control del rebote en ambas canastas, especialmente el ofensivo, así que el Barça debe proteger bien su aro para evitar segundas oportunidades. El equipo de Rimas Kurtinaitis tiene un potencial enorme, pero todavía evidencia falta de hechuras de campeón, pecando de irregularidad en su juego, y eso es algo que debe aprovechar el Barcelona, que además goza de una mayor experiencia a estas alturas de la competición.

CSKA otra vez asusta pese a perder a Weems y Kaun este verano. Para sustituir al pívot llegó Joel Freeland, que sólo ha jugado dos partidos pero que debe darle un salto de calidad en la pintura para lo que resta de competición. Entendiendo que jugará más como “5” que como “4”, queda claro igualmente que CSKA puede tener un déficit de centímetros en la pintura, algo que Tomic debe explotar. Sólo Kravtsov puede tener altura para defender al croata, pero es un jugador de un nivel menor, así que dado que los rusos tampoco son una maquina de intensidad defensiva son dos partidos para que Tomic se hinche. Como relevo del deseado Weems se apostó por Cory Higgins, que viene a ser un perfil similar pero con un rol más reducido, con menos galones. Con Teodosic y De Colo ya tienen el cupo de protagonistas que amasen el balón y asuman responsabilidades. De momento el equipo está funcionando muy bien en ataque, siendo el mejor en este apartado. Con el serbio y el francés dirigiendo con brillantez y generando ventajas constantemente, Itoudis ha creado un contexto alrededor de ellos que hasta ahora da resultado, con roles bien definidos entre los secundarios, aunque ya sabemos que la prueba de fuego para los moscovitas siempre llega en la F4, donde es un equipo muy bajo sospecha.

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– ¿Qué se puede decir del Real Madrid que no se haya dicho ya? Los dos equipos se conocen a la perfección, y por eso se sabe que el Barcelona tiene que superar primero la barrera psicológica que, de momento le distancia de su gran rival, antes de afrontar la deportiva. O al revés, primero la deportiva y como consecuencia superar el temor a los blancos. Los de Laso se han salvado de un momento delicadísimo y sólo se puede esperar de ellos que vayan a más, y eso que la baja de Rudy Fernández es muy sensible. Durante estos meses de competición ha seguido mostrando por momentos un baloncesto de enorme calidad, pero en defensa es donde los de Laso han sido un auténtico desastre. Dos factores han sido decisivos en los duelos de los últimos años entre Madrid y Barça: Felipe Reyes y los Sergios. Para el primero el Barcelona tiene a Samuels -ojalá se sume Vezenkov- para jugar de 4 y protegerse del cordobés. Pau Ribas es una buena baza contra los dos exteriores blancos, pero de nuevo desde un punto de vista defensivo. ¿Satoransky y Ribas pueden suponer una amenaza en ataque o se tendrá que recurrir a Navarro y Arroyo en papeles protagonista? Es una cuestión vital porque ello supondría una bacanal madridista en la canasta propia. A todo el arsenal de los de Laso hay que sumar dos piezas “inesperadas”: Rivers y Doncic. Bayern se ha quedado fuera del Top 16 y KC vuelve para completar un perímetro preparado para suplir a Rudy. Doncic ya es más de lo que se esperaba a comienzos de temporada, empezando a cambiar partidos desde el banco y siendo un revulsivo de auténtico lujo. Asusta lo que puede llegar a ser.

– Enfrentarse a Laboral Kutxa es siempre un “marrón”, y más en el momento en que llegan los gasteiztarras a esta fase del torneo. Con Perasovic han vuelto a encontrar ese ADN Baskonia que les hace únicos y una química de equipo que les convierte en un conjunto muy competitivo. El técnico croata ha hecho suyo el equipo desde el minuto 1 y se han convertido en uno de los bloques más intensos del continente en las dos canastas, siendo así un equipo realmente incómodo. Promedia entre Liga y Euroliga casi 85 puntos por partido, por lo que los de Xavi Pascual deben rebajar esa cifra si no quieren retarse a un intercambio de golpes que ya le costó el partido de Liga, con un final de partido nefasto y una prórroga para deprimirse. Sus dos bases son armas imprevisibles y peligrosas desde su anarquía, que responden ante todo a momentos de inspiración difícilmente frenables, así que los culés al menos deben trabajar el control del rebote e igualar la intensidad del rival. En ese contexto tiene más y mejores armas que el conjunto vasco.

Brose Baskets es un equipo con poco nombre pero que se ha metido en el Top 16 con una primera fase muy buena en la que han competido prácticamente todos los choques que han disputado. Pasar a cuartos sería una proeza casi utópica para el equipo alemán, pero seguro que arañará alguna victoria frente a los “cocos” porque es un equipo muy compacto. Han perdido hombres importantes como Trevor Mbakwe -se fue a Maccabi y, ¿quién lo iba a decir?, se ha quedado fuera del Top 16- pero se han sumado dos jugadores de plena confianza para el técnico italiano Andrea Trinchieri. Por dentro su compatriota Nicolo Melli, que está jugando a muy buen nivel, y por fuera Nikos Zisis, que es su prolongación en la pista y al que ya dirigió en la selección griega y Unics Kazan. Es un equipo muy coral e intenso que defiende bien y que en casa se hace especialmente fuerte, donde sólo CSKA ha sido capaz de ganar en esta Euroliga.

Zalgiris Kaunas se ha colado en esta fase con más facilidad de la que se podía pensar al comienzo de la competición, y a pesar de un par de actuaciones pésimas en Atenas y Krasnodar, los lituanos han cumplido, cerrando además con victoria en el Palau en la novena jornada. Teniendo en cuenta que sobre el papel son el peor equipo del grupo, ¿podrán rascar alguna victoria? En grupos tan igualados donde cada victoria es clave dejarse una victoria ante ellos podría costar caro, como ya sucediera el año pasado al Barça tras su derrota en Berlín, pues a partir de ella fue siempre a remolque del Real Madrid por una primera plaza que luego le abocó a la fatídica serie contra Olympiacos. No debería haber negociación al respecto de ganar los dos encuentros ante los lituanos, que basan su juego en la vieja guardia formada por hombres como Javtokas, Jankunas, Pocius o Kalnietis, que además podría abandonar Kaunas si llega una buena propuesta -EA7 fracasó en su empresa y se centran en Marcelinho Huertas-. Dos cosas más: Olivier Hanlan es un jugador a seguir y vuelve Saras otra vez al Palau, lo cual siempre es motivo de alegría.

Es evidente que superar el grupo va a ser muy duro, y para ello es obligatorio sacar adelante los partidos del Palau y tampoco fallar a domicilio en Alemania o Lituania. El objetivo es acceder a cuartos, pero si es a través de una de las dos primeras plazas, mucho mejor, para así jugar con factor cancha y evitar a Fenerbahce y Efes, que presumiblemente serán 1º y 2º en el Grupo E.

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El calendario plantea dos lecturas. Por un lado un comienzo tremendamente duro que de salir mal parado puede lastrar el resto de la liguilla. Pero por otra parte el final puede ser favorable porque es de prever que tanto Bamberg como Zalgiris ya no se jueguen nada en las dos últimas jornadas y el Barça pueda encadenar dos o tres victorias consecutivas en un sprint final que le dé el pase a cuartos.

Visto el panorama es comprensible una perspectiva pesimista viendo el rendimiento del equipo el último mes -derrotas en Vitoria, Atenas y Krasnodar- o lo poco que transmite su juego. No llegar a cuartos no es un pensamiento descabellado, pero sería un golpe mortal a la sección. Sin embargo hay otra forma de afrontar estos 14 partidos, y es percibirlo como un reto, como una gran oportunidad. Este equipo necesita crecer, probarse, y la mejor manera de hacerlo es competir contra los mejores. ¿Por qué no jugar con toda la ilusión en lugar de con pesimismo? Salir a competir sin complejos, testarse en finales de partido apretados que tan mal se le dan al Barça, vencer y ganar en autoestima para crecer como equipo para lo que quede por venir. Es un reto complicado el que tiene este Barcelona Lassa en los próximos meses, pero también absolutamente apasionante.