Volvían a encontrarse periquitos y culés tras el empate de hace unos días en Cornellà. Se intuía que en el vestuario local existían cuentas por saldar y tras conocer la alineación de Lucho, se confirmó: las rotaciones, para otro día. Únicamente con la novedad de ter Stegen en la portería y el debut oficial de Arda con la blaugrana, el equipo se proponía descifrar el jeroglífico de Galca, que como no podía ser de otra manera, iba a repetir en el Camp Nou. Y lo consiguió a medias.

Sin casi tiempo para observar disposiciones, una pérdida de Alves en zona prohibida permitió a los blanquiazules adelantarse en el marcador por obra y gracia de Caicedo, tras la conducción y pausa de Asensio. Si la presión en campo rival más el repliegue en 4-5-1 con máxima intensidad y ayudas constantes era un hueso duro de roer, encajar en casa en la ida de la eliminatoria lo complicaba todavía más. Pero 4 minutos después, una de las pocas veces donde los de Galca fueron pillados con el paso cambiado, Iniesta desvirgó a la retaguardia blanc i blava con un pase tenso a la ruptura de Messi, que batió a Pau López. Como ya sabéis, mi memoria me suele traicionar, pero no recuerdo el último gol con ruptura diagonal de Leo y que éste tuviera un mano a mano sin que rivales le soplaran el cogote.

Tras el empate, poco tardó Iniesta en entender que el roto estaba a la espalda de la segunda línea. Desde ahí, con recepciones, giros y conducciones logró -él solo- instalar en campo rival a los culés. Pero existían varios problemas. Primero que esa soledad y dulzura de Andrés era insuficiente para generar, puesto que el resto de compañeros no andaban finos ni en lo técnico -continuos errores- ni en la lectura -rupturas siempre verticales-. Con el juego volcado en la izquierda, Leo estuvo -inicialmente- aguantando más en banda y Arda muy timorato, sin servir de nexo de unión ni amenazando con rupturas. Esta teórica amplitud -mezclada con cierto desorden- era contraproducente, puesto que cualquier pérdida daba alas al Espanyol en su salida, siendo Caicedo el hombre boya donde pivotaban los blanquiazules. Busquets no era suficiente y Alba veía una y otra vez como conquistaban su espalda.

A esta mezcla peligrosa hay que añadir la falta de pausa en el ataque posicional. Quedaba patente que existía cierta ansiedad de los jugadores por llegar cuanto antes al área rival, alimentando una precipitación que agigantaba los puntos anteriores: mayor cantidad de errores, distancia entre líneas y desorden. Hasta que apareció Neymar. Javi López logró equilibrar el duelo con el brasileño durante 25 minutos y sufrió durante el resto. Ney se convirtió en el socio de Andrés, logrando pisar una y otra vez el área rival. Ahora únicamente faltaba el acierto y la pausa.

Moría el primer acto con la igualada en el marcador cuando Leo la clavó -no encuentro otra expresión- de falta directa. Al talento, don o como queramos llamarlo de Messi, hemos de sumar su -novedosa o no tanto- habilidad en los golpeos de falta directa, fruto -suponemos- de un trabajo continuo. Cuando hablamos de grandes lanzadores de faltas, Leo no suele estar en el listado, pero si uno repasa los últimos 15 golpeos del argento, sólo los postes y manos prodigiosas de los arqueros nos han privado de disfrutar un ratio de acierto al alcance de muy pocos en toda la historia.

La segunda parte arrancó con un guión muy diferente. Por un lado el Espanyol, que ya había perdido a Caicedo en las postrimerías de la primera, se vio obligado a dejar en el banquillo a Asensio por sendas lesiones. Los periquitos perdían su boya y el conductor, sus dos mejores hombres. Por el otro, los culés sumaban buenas noticias. Gol de Piqué tras córner, ataque más equilibrado -el balón llegaba a banda derecha- y líneas más juntas. La presión tras pérdida, con un Espanyol sin salida, se tornó infernal.

Una de las grandes atracciones de la noche -sino la que más- era el debut de Arda Turan con el Barça. Si los primeros 45 minutos ejerció de “Rakitic cansado” -permítaseme la expresión-, con poca participación y sin arriesgar ni complicarse, a poco que sopló el viento a favor dio muestras de su utilidad a corto plazo: caídas a banda, circuito de balón, juntar rivales, desborde… Poco más de 20 minutos donde a un debutante encajó en el engranaje blaugrana sin chirriar ni un ápice, aunqur tiempo tendremos para ir observando en profundidad su papel en el equipo.

Los azulgranas eran dominadores del encuentro, situación perfecta para encarrilar la eliminatoria. Pero la ansiedad y las prisas seguían presentes. La tarea de crear ocasiones era sencilla, y se producían una tras otra, pero costaba lograr posiciones claras de remate. Dos expulsiones casi seguidas de Hernán Pérez y Diop dejaban a los blanquiazules a su suerte, intentando capear el temporal como fuera, con el objetivo de llegar con alguna opción a Cornellá.

Y casi lo consiguen, puesto que el Barça parecía incapaz de batir por cuarta vez a Pau. Por banda izquierda, derecha, centros, rupturas… Más allá que fuera una eliminatoria y que cada gol cuenta, el hambre de los de Lucho por marcar se palpaba. Y ante los problemas, volvió a aparecer Neymar para finalizar de exterior un regalo bajo el árbol de Navidad de Leo, una estrella fugaz que surcó la Ciudad Condal hasta el pie del heredero del 10. Que la Santísima Trinidad nos guarde este 2016.

En una semana, partido de vuelta en Cornellà ante un rival que de 180 minutos, ha sido capaz de complicarnos la vida durante 120. Veremos si Galca cambia su plan buscando la remontada y cómo gestiona el Barça un escenario con el que pocas veces se encuentra. Arda i Aleix, benvinguts!

LAS NOTAS

MAtS (6): Nada pudo hacer en el gol visitante. Inadvertido.

ALVES (6): Un error suyo costó un gol. Tardó en adaptarse a Turan, lográndolo en el segundo tiempo.

PIQUÉ (7): Goleador y sin errores. No le tocó bailar con Caicedo.

MASCHERANO (5): Caicedo fue un dolor de muelas. Ante este tipo de delanteros sufre, incluso a campo abierto.

ALBA (6): Superado en el primer tiempo. En el segundo, sin obligaciones defensivas, se hartó de llegar por banda hasta línea de fondo.

BUSQUETS (7): Mientras hubo de abarcar muchos metros, con poco peso. Cuando volvió el orden, el capo.

ARDA TURAN (7): De menos a más. Adaptación y confianza, puesto que la bendición de Leo ya la tiene.

INIESTA (9): Tremendo. No solo técnicamente sino en lectura del rival. He llegado a pensar que leía la mente del defensor, para decidir siempre de manera correcta.

LEO (9): Mezcló momentos de finalizador con otros de creador. 2 goles y 2 asistencias, suma y sigue.

SUÁREZ (6): Se perdió en la pelea y la verborrea. Te necesitamos centrado, uruguayo.

NEYMAR (9): Desequilibrio y capacidad de sorpresa. Hace cosas muy brutas.

RAKITIC (7): Le tocó vivir los minutos divertidos. Más ofensivo de lo habitual.

ALEIX (6): Debut y autopista por la derecha. No acabó de acertar en el momento de sus llegadas.