No va a ser un partido que aparezca en los highlights del Barça 2015/2016. Supongo que con eso uno se hace a la idea de cómo se desarrolló el partido en Levante, otra vez con un horario en el que el sol brilla con fuerza. Lo cierto es que jugar tan pronto parece que no le acaba de sentar bien al equipo, que volvió a pasearse como si tuviera una bola de metal atada al pie, cual fantasma de imaginario popular.

Pero no siempre dio esa sensación, ya que, al inicio, con un 4-3-3 típico y un once casi de gala –salvo la inclusión del multiusos Sergi Roberto por Busquets en el puesto de mediocentro- afrontó los primeros 10 minutos con un ímpetu esperanzador. El Levante, y sobre todo Rubi, cogieron ideas de ese partido que empató el Deportivo en el Camp Nou: se regalaron las bandas y se cerró espacio por dentro; los atacantes se descolgaban en transición defensiva a la vez que trataban de hacer daño por fuera a la contra. No funcionó demasiado bien durante ese tramo inicial en el que el Barça se pudo adelantar en el marcador sin problemas, pero a partir de esos 10 minutos iniciales empezaron los problemas.

Cuando se acabó esa fase de dominio culé y el Levante pudo hacer un par de posesiones, se vio que Luis Enrique no tenía ninguna intención de dominar el partido o de agotar al rival encerrándolo en el área. Más simple aún, dejó el partido abierto sabiendo que la calidad de la delantera podía cerrar el partido. Pero entre una mezcla de cansancio mental y poca motivación, las piernas de los jugadores granotas iban el doble de rápido. Sobre todo las de Rossi, que causó estragos en la zona de Rakitic y Roberto. Quien también estaba bien en ese inicio era Messi, que con esos pases largos en diagonal generó las principales ocasiones. Al final, ese espacio que dejaba el Levante por fuera pasó factura, y un balón de Iniesta lo aprovechó Jordi Alba. Un Alba que centra menos pero centra mejor, y se nota.

Ya con el luminoso en ventaja no hubo una intención evidente de buscar aumentar la ventaja, sino más bien de gestionar el marcador, como si el segundo gol fuera una certeza que ya llegaría más tarde. El Barça se abrió un poco atrás, sobre todo con Alves muy abierto. El Levante no se rindió, y junto al ya mencionado Rossi, fueron Deyverson pero sobre todo Morales los que más peligro llevaron a la portería de Bravo. Rubi lo vio claro, así que mandó cargar esa zona. Morales que le hizo de todo a Alves, que de nuevo –y ya lleva un buen tiempo que no es sorpresa- dejó una actuación decepcionante, convirtiéndose en el eslabón débil del equipo. Hay que mencionar que el viento jugó un papel importante en el partido, ya que cualquier pase largo se convertía en un balón difícil de predecir. Y la verdad es que Dani no fue buen adivino en el Ciutat de Valencia.

Con algún que otro susto para los culés llegó el descanso, y Lucho hizo algún que otro ajuste. Cerró algo más a Alves para evitar que se siguiera haciendo sangre por esa zona, y Rakitic pudo jugar algo más libre. La mejora no fue extraordinaria pero sí sirvió para defender con más garantías, y se vio reflejado con los cambios: Busquets entró cual bombero por Rakitic –provocando que Roberto ocupara el puesto de interior- y Aleix Vidal por Alves. Quizá los hombres más castigados durante el partido por el rival y los menos acertados. Eso sí, el plan siguió siendo el mismo. No hubo muchas ocasiones en esta segunda parte, pero no se paró de correr. El control nunca estuvo ahí, pero justo en el último minuto, con el Levante volcado, Messi se la dio a Suárez y el partido se acabó. Se jugó con fuego, con poco ritmo y mal, fruto quizá de la acumulación de partidos o de ver que se podía cerrar el partido más tarde. El Barça lleva un par de meses así, pesado y con poco lustre, pero sigue ganando. Pero la suerte no siempre va a estar del lado de Luis Enrique.

LAS NOTAS

BRAVO (8): Tuvo que esforzarse más que otros días, pero todo lo hizo bien. Paró y salió sin problemas. Le costó sacar el balón en más de una ocasión por la presión rival.

ALVES (4): Da la sensación de estar poco concentrado. Morales le pasó por izquierda y derecha y fue la pieza más débil del Barça. Su titularidad peligra.

PIQUÉ (7): La delantera granota le hizo trabajar de lo lindo. Sufrió en alguna acción pero en gran parte de ellas salió victorioso.

MASCHERANO (8): Sin hacer ruido, echó una mano en defensa a todo aquel que la necesitó. Evitó males mayores más de una vez. El mejor.

ALBA (6): Generó el primer gol con algo de suerte, y Deyverson le dio mucho trabajo. Poco a poco se ve su evolución no solo como lateral, pero como jugador. Decide mejor.

SERGI ROBERTO (6): Su polivalencia es una bendición. Rossi y Lerma le dieron problemas, pero en ningún momento se vio superado. Más tarde como interior jugó con más naturalidad.

INIESTA (6): Participó en la gestación del primer gol. Más allá de eso, no acabó de coger las riendas del partido, pero fue el que quizá le dio más velocidad a la posesión culé.

RAKITIC (5): Rossi lo mareó y no llegó a pesar en el partido. Se le echó en falta alguna llegada al área.

NEYMAR (6): Generó algunas de las ocasiones más claras del equipo, pero no tuvo mucha fortuna. Lo cierto es que no estuvo fino. Sobó el balón en exceso y desperdició unas cuantas contras.

SUÁREZ (6): Marcó el gol de la sentencia pero estuvo bien defendido el resto del partido. Se le notó algo pesado.

MESSI (6): Tuvo el partido en su bolsillo en el primer cuarto de hora. Estuvo muy gris el resto del partido pero dio la asistencia final.

BUSQUETS (7): Es otro rollo. Aunque el partido no fue el más propicio para destacar, Sergio solucionó en parte el problema que arrastraba el Barça por dentro. Se ganó en dominio con su entrada.

ALEIX VIDAL (6): Entró por un desafortunado Alves y no lo hizo mal. Se va adaptando al equipo y va ganando puntos para ser titular.