Este Barça 2016 se escapa al análisis futbolístico ortodoxo, a la lógica balompédica que está establecida. Ayer, ante un rival que puso las cosas difíciles, desplegando un juego mediocre y sin grandes actuaciones individuales, sumó tres puntos más a su casillero liguero. Se venció por la mínima pero, con algo más de acierto -digamos lo normal-, la diferencia en el marcador hubiera sido más abultada. Cuando no haces las cosas bien -o muy bien- la lógica dice que tropezarás alguna vez, pero no, no hay manera de que este Barça se la pegue por ahora. Los rivales cada vez complican más en todas las fases -presión alta, repliegue trabajado, mecanismos en las contras- y el resultado sigue validando a este Barça. A veces me pregunto cómo se debe sentir el entrenador rival, que logrando minimizar a las estrellas rivales, molestar a Busquets y sumando llegadas al área contraria ve inalcanzable doblegar al gigante blaugrana. Debe ser frustrante.

Movía el 11 Lucho ayer en el Camp Nou. En línea defensiva Aleix y Mathieu eran de la partida, así como Sergi Roberto y Arda como acompañantes de un Busi que venía algo tocado del partido de Champions con un golpe en la cadera. Por su parte, Emery “sorprendía” con un planteamiento diferente a los ejecutados en anteriores ocasiones frente a los blaugranas. Dos duplas inversas -control y velocidad-, Krohn-Dheli y Cristóforo en izquierda y N’Zonzi y Vitolo en derecha, con Iborra en la media punta ejerciendo de deje y arriba Gameiro atacando espaldas y los carriles lateral-central azulgranas.

En los primeros minutos vimos a un Barça con ritmo y poco contemporizador, algo poco habitual. El repliegue medio sevillista concedía las bandas a los culés, y tanto Neymar como Leo permanecieron bien abiertos. El arranque quedó para que ambos interiores pesaran en el juego, siendo los generadores de la primera ventaja, y no supieron -pudieron- hacerlo. Tanto Sergi Roberto como Arda eran transparentes, meros acarreadores de balón. No existía mejora en el juego en ninguna de sus participaciones en la circulación. A esto se sumaron las imprecisiones y pérdidas en zona central, algo que fue constante durante todo el encuentro.

El problema de los interiores culés no solo se restringía a la fase ofensiva. El Sevilla robaba y lograba salir por los costados. Ni el 21 ni el 7 blaugrana supieron leer la transición ofensiva sevillista y permitían que el balón llegara fácil a las espaldas de Alba y Aleix. Busquets no tenía socio ni a su diestra ni a su siniestra, debía encargarse él de 50 metros, y no daba. Resultado, llegadas visitantes en igualdad numérica ante unos centrales casi desbordados. Incluso en defensa posicional los interiores permitieron demasiado. Con una defensa muy adelantada, los lanzadores sevillistas disponían de tiempo y espacio para dirigir sus envíos. Cada avance andaluz transmitía peligro, con Gameiro y Vitolo llevando el cuchillo entre los dientes.

Y a los 20 minutos llegó el gol de Vitolo. Sergi Roberto es superado, Aleix achica al poseedor del balón, Piqué encima el pase y no logra cortar. Superioridad sevillista en banda izquierda, con la línea defensiva culé destrozada. Centro de Krohn-Delhi al segundo palo rematado de primeras por el canario. Magnífica jugada de los de Emery logrando ventaja numérica y posicional en dos toques.

El Barça seguía incómodo y cuando ocurre esto Leo escucha tocar a las cornetas, y se viene al centro, en busca de su socio Neymar -a falta de Iniesta-. Las combinaciones en zona central eran casi una quimera y más cuando los errores no forzados, valga el símil tenístico, se sucedía una y otra vez. Cuesta recordar un partido con tantas imprecisiones de gente tan dotada técnicamente pero a veces ocurre, digo yo.

El momento esperado llegó a la media hora. Falta al borde del área en el lado izquierdo del ataque. Y Messi la puso en la escuadra del portero. Brazos en jarra, tres pasitos y empate. ¿Error de Sergio Rico? ¿Se la traga? Cuando entra por su palo, siempre sospechamos eso, pero el golpeo de Leo ayer fue perfecto, por colocación y sobre todo por potencia.

Ya con la igualada, Lucho intentó ajustar los problemas en la transición defensiva que creaban los de Nervión. Alba mutó en un ser “alvesiano” más interiorizado y cercano a Busi. Arda ocupó la banda izquierda y Neymar se centró, juntándose con un Messi que basculó hasta ese sector izquierdo. Suárez fue el encargado de partir desde derecha, dejando para Aleix todo el carril. Fueron los mejores minutos del partido por parte blaugrana. Mayor seguridad defensiva, robos en campo rival y llegadas al área de Rico.

La segunda parte no pudo empezar mejor. Tras córner, una combinación entre Leo y Suárez permitió a Piqué remachar como 9 el 2 a 1 final. Cómo le gusta a Gerard estirar su presencia en el área rival tras los balones parados, y lo productivo que llega a ser. Sin ser de las mejores de sus actuaciones, la jerarquía y tranquilidad que trasmite Piqué es impagable.

Daba la sensación que el gol tempranero era el break del partido, el momento donde se inclinaría la balanza a favor de los locales, pero no fue así. El Sevilla mantuvo su plan porque, habiendo mejorado defensivamente los culés, eran capaces de generar peligro, obligando a Bravo a intervenir en varias ocasiones. A la chita callando, otro partido donde el chileno suma puntos con su actuación además de un detalle que me enamoró. En el primer tiempo tuvo que salir a cortar un avance sevillista, y lo hizo con el pecho. Controló con Gameiro soplándole en el cogote y su respuesta fue un pase atrás, a su central. Pero no quedó ahí la cosa puesto que se abrió hacia la izquierda, como si fuera Mathieu, generando una línea segura de pase para su compañero. Esto es entender e interiorizar una idea de juego.

Que Lucho veía la cosa complicada quedó patente cuando echó mano de Alves, Iniesta y Rakitic como recambios. Con la entrada de los 3 “titulares” el Barça ganó posesión y calma, si bien el Sevilla continuaba siendo capaz de generar peligro. Aunque, siendo justos, únicamente el poco acierto de Neymar y Suárez ante Rico permitió a los de Emery ver el empate tan cercano.

Por último un detalle. Este ha sido el partido donde el Barça ha sufrido más a balón parado en todo lo que llevamos de temporada. El Sevilla dispone de grandes lanzadores y un buen número de rematadores y esto obligó a los blaugranas a modificar su comportamiento en los saques de esquina. Para muestra un botón: en la última acción del partido Suárez no ejercía de hombre libre al primer palo sino que era Neymar. El uruguayo seguía a su par.

LAS NOTAS

BRAVO (9): Gran actuación del chileno, de las que dan puntos. La pareja de guardametas on fire.

ALEIX (5): Poca participación ofensiva y superado por el rival. Cómo mejor ha rendido este año ha sido con metros por delante, siendo costado débil.

PIQUÉ (7): Gameiro y Vitolo fueron un dolor de muelas, y salió airoso.

MATHIEU (7): Comenzó titubeante y acabó como baluarte defensivo. Su rendimiento como tercer central es satisfactorio.

ALBA (6): No ha logrado recuperar su nivel pre-lesión, especialmente en la faceta defensiva.

BUSQUETS (7): Iborra le incomodó bastante y tuvo que sostener lo insostenible sin socios a su lado.

SERGI ROBERTO (6): No está al nivel de enero. Mejoró en la segunda parte, participando más en la fase de ataque.

ARDA (5): Se le ve perdido, recordando bastante al primer Rakitic. El proceso de aprendizaje requiere tiempo, y más siendo interior en este Barça, el que posiblemente sea el trabajo más difícil del mundo.

LEO (8): El equipo le necesitaba unos metros más atrás y allá fue. Poca presencia en área rival. El lanzamiento de falta bien vale una entrada.

SUÁREZ (6): Fallón e impreciso.

NEYMAR (6): Inconstante, mezclando aciertos y errores. Sensación de que necesita un descanso.

ALVES (6): Con Leo alejado, su única función fue secar a Konoplyanca.

RAKITIC (6): Un cuarto de hora para asegurar el resultado

INIESTA (7): Poco preciso pero capaz de ordenar al equipo los últimos minutos.