Siempre se dice que perder una batalla carece de importancia, que lo realmente trascendente es la guerra. Pero la realidad es que hay batallas que valen guerras y dado que el Celta juega como un ejército sin nada que perder, su estado de ánimo es transcendental en su fútbol.

En la temporada 2014-15 el Celta sufrió un ataque, que lo debilitó tanto que casi se lleva a su entrenador consigo. Supo reponerse, sus heridas se curaron y cada vez que se mira al espejo, sus cicatrices le recuerdan que no puede dejar de creer, que mientras haya valentía, las victorias llegarán. Hoy hay una cicatriz extra, de una herida más profunda fruto de una batalla más honrosa. La eliminación de la Copa del Rey ha reforzado al Celta. La mayoría de sus futbolistas nunca habían jugado este tipo de partido y de esta experiencia deben aprender.

El conjunto celeste afronta el partido del Camp Nou con muchas bajas después de alcanzar unas semifinales de copa del rey, gesta que los niños vigueses de menos de 15 años no habían vivido jamás. Berizzo lideró con el ejemplo y fue valiente, como lo será frente al FC Barcelona.

Tras la marcha de Krohn-Delhi, Orellana asumió, unos metros más arriba, su peso con balón y Augusto fue la red de diminutos agujeros por la que nada pasaba. Sin embargo, desde principio de temporada el Celta ha mostrado una salida de balón corta de recursos, acentuada por la baja de Fontás. Pablo Hernández, como un castillo en granjas enemigas, se ha convertido en la vía para llegar arriba. Lo buscan por alto y gana muchas veces, un 47% de duelos aéreos en lo que va de liga, siendo casi el único receptor del ataque cuando el cuero toma altura. El domingo, será probable que el conjunto vigués busque muchas veces emparejar al Tucu con Mascherano o Busquets y, a partir de ahí, buscar su fútbol.

En caso contrario no sería de extrañar que el conjunto olívico tuviese dificultades en la circulación e incluso perdiese el balón cerca de su portero. El fichaje de Marcelo Díaz busca solucionar este problema pero tras semanas lesionado y ante un contexto tan difícil, su presencia no asegura nada.

Será interesante lo que ocurra en los costados. En las últimas temporadas los extremos blaugranas no han brillado frente a los marcajes individuales de los laterales del Celta, a pesar de ser una de las características que más aprovechan los rivales para acercar el peligro a la portería de Sergio. Este año Neymar llega en su mejor momento y Jonny, posiblemente en el peor desde que aterrizó en el primer equipo, con lo que habrá que comprobar si hay cambio de dinámica. De ser así, la balanza quedará muy inclinada para el conjunto catalán.

Para que el Celta consiga un resultado positivo será crucial la participación de Daniel Wass. El danés es un blitzkrieg de 90 minutos que intentará aparecer a la espalda de los interiores culés agitándolo todo y, en caso de encontrar situación de disparo, hará daño. Tampoco podemos descartar la presencia de Señé, canterano azulgrana, que viene bordándolo en los pocos minutos que ha estado sobre el césped. Futbolista de talento y buenos movimientos, puede asumir parte del balón libre ante la trascendental ausencia de Orellana.

A priori el Celta incluirá en su XI a bastantes jugadores con participaciones minoritarias en lo que va de liga. Aun así cabe esperar estabilidad de su estilo, que sea valiente, atrevido e incisivo, que intente ganar el partido con sus armas. Veremos si le valen, como en la primera vuelta, para sacar un resultado positivo frente al mejor equipo de Europa.