Me vais a perdonar por escribir en primera persona por primera vez desde que lo hago para esta web. El Atlético de Simeone me ha impactado como poquísimos equipos en mi vida. De verdad. Me parece increíble todo lo que ha logrado hasta la fecha. Se ha hinchado a darle disgustos a los mejores y a imponerse por fútbol. Hoy lo ha vuelto a hacer.

Sé que muchos no compartirán esta sensación: la rabia por la eliminación del Barça, la agresividad que a veces muestran algunos de sus jugadores, las facilidades que pusieron los culés o las pérdidas de tiempo serán algunas de las razones. Lo respeto, no estamos acostumbrados a algunas cosas. Pero respeto todavía más a este proyecto colchonero que no deja de conseguir gestas.

El Atlético mereció pasar a semifinales de Champions y así lo hizo, ante un Barça que ha llegado al tramo decisivo de la temporada en el peor momento de forma ofrecido en la misma. Toca esperar que se recuperen lo antes posible: la Liga y la Copa del Rey esperan.

Le faltó mucho fútbol a los de Luis Enrique. Sorprende poco, vistos los últimos partidos. Salió con el once que conquistó la quinta orejona en Berlín y sufrió la presión local, así como el desacierto de gigantes como Neymar o Messi, que hoy empezó en la derecha pero se hartó de no recibir pelotas ventajosas y acabó, otra vez, de chico para todo. Tampoco estuvieron finos sus laterales, importantes en la remontada del partido de ida.

El 4-4-2 de Simeone tuvo en Carrasco a su mayor baza ofensiva. Sin embargo, Saúl y Koke cocinaron un 1-0 de bella factura. El ilicitano, que sumaría en cualquier plantilla del mundo, puso una rosca con el exterior de su pierna mala a la cabeza del héroe de la noche.

El Barça sufrió sin balón y no supo cómo usarlo cuando estaba en su poder, efectuando su primer disparo a puerta en el tramo final del primer tiempo. Tampoco salió mejor tras la reanudación, ya que empezó a activarse a la hora de encuentro.

Parecía que despertaban los azulgrana y Luis Enrique dio entrada a Sergi Roberto y Arda por Alves y Sting Rakitic. Los nuevos no menguaron las prestaciones de sus compañeros sustituidos, más bien al contrario. Pero fue insuficiente ante la defensa del, quizá, equipo mejor trabajado tácticamente de los últimos años.

Con Piqué instalado como ‘9’, los rojiblancos completaron una buena contra protagonizada por un gran Filipe y provocaron el penalti de Iniesta. Llegó el 2-0 y poco más se jugó hasta el final, a pesar de los cinco minutos de descuento.

Se cumplió otra vez la profecía que reza que el vigente ganador de la Copa de Europa no repite triunfo. Y a los de Simeone, como en su día le pasó al Chelsea, empieza a ponérseles cara de merecer ganar una. Guste o no. Que seguramente, hoy, no. En Can Barça toca levantarse, mantener la cabeza fría y recuperar sensaciones. La temporada, por supuesto, aún puede ser buena.

LAS NOTAS

Todos (4): Suspenso colectivo.