Como si de un montañista se tratara, en cuanto el Barça se tropezó y se le ocurrió mirar para abajo se dio cuenta de que tenía vértigo. Había subido numerosas montañas en sus largos años de experiencia y había fallado antes, claro. En esos fallos hubo mareos que tarde o temprano solucionó, aprendiendo de los errores y pasando algún que otro mal momento. Pero en cuanto ese mareo volvió, en ese preciso instante no supo qué hacer. Con poco tiempo para pensar, decidió agarrarse a su mejor baza y coronar la cima de la montaña como fuera, incluso si su mente estaba en contra de ello.

No sabemos si ese montañista acabó llegando a la cumbre, igual que tampoco sabemos todavía si el Barça llegará al final de la temporada a la cima de la Liga. Lo que sí sabemos es que, por primera vez en tiempo, el equipo siente miedo. Una plantilla que lo ha ganado todo de repente duda de sí misma y de su capacidad, viéndose atenazados casi todos en el terreno de juego. Porque, yendo ya a lo que ocurrió en el Benito Villamarín, el Barça saltó al campo sabiendo que en ese momento eran terceros. Que ya habían dejado escapar una gran cantidad de puntos en poco tiempo. Y de nuevo volvió ese vértigo que se reflejó en la primera parte: pases seguros, nula movilidad y cero ritmo. Un frontón temeroso de lo que pudiera hacer Rubén Castro.

Durante la primera media hora de partido no pasó nada. Hubo un exceso de cambios de frente por parte de los interiores y laterales culés que nunca hicieron daño. A esto se le sumaron un par de disparos por parte de cada equipo y la sensación de que el Barça estaba saturado –con pérdidas serias de Rakitic y Busquets- y el Betis agitado. Esa agitación acabaría beneficiando a los culés sorprendentemente pronto, cuando Westermann fue expulsado antes del descanso. El Barça empezó a controlar más el partido pero seguía sin crear peligro, por lo que el descanso le acabó viniendo bien a ambos equipos.

En clave culé, este primer tramo sirvió para ver que Neymar estaba bien físicamente, ya que tuvo un buen día en el regate. Eso sí, en el área volvió a ser un manojo de nervios. Messi, por otro lado, no encontró a ningún compañero libre, con un Barça rígido entre líneas y que no se atrevía a arriesgar. Claro está, la historia en la segunda parte cambió con la ventaja numérica y esa dosis de ánimo extra que el descanso les había otorgado, con el ansiado gol culé por fin en el marcador. Messi por fin pudo sacar su guante hacia un Rakitic que se incorporaba al ataque –después de no haberlo hecho en casi toda la primera parte- y un grave error de comunicación entre Pezzella y Adán dio una ventaja decisiva a los culés.

Una ventaja que el Barça tardó en asumir, volviendo al ritmo lento de la primera parte en vez de ir a por la sentencia. Ante tanto temor, y viendo que Iniesta seguía sin acabar de asumir los galones, fue de nuevo Messi –siempre él- quien sacó al equipo de la desidia, a pesar de que se llegaba al área rival con cierta facilidad. Andando, como el que va paseando por el parque, dio una asistencia a Suárez por un hueco que solo él había visto. Cuando todos temían otro gatillazo, apareció la viagra. Ahora mismo, es Leo quien permite que el Barça siga luchando por la Liga. Y si Messi quiere, el Barça puede.

NOTAS

Bravo (8): Tuvo menos trabajo del que en un primer momento se podía pensar. De todas formas, no se complicó la vida y solucionó las pocas ocasiones béticas con facilidad.

Alves (6,5): Otra vez gris en ataque, donde sus centros nunca encontraron un destinatario. En defensa aguantó bien las llegadas de Montoya.

Piqué (7,5): Defendió bien el balón parado y no sufrió en defensa. Llega a buen nivel para los últimos partidos de la temporada.

Mascherano (8): Fue el defensor que más se vio las caras con Rubén Castro y ganó casi todos los duelos. Estuvo muy atento.

Alba (6,5): No aportó demasiado en ataque, aunque sí ayudó al equipo a combinar en banda izquierda. En defensa estuvo correcto.

Busquets (7): A pesar de que tuvo algún fallo grave en la primera parte, fue de los pocos que intentaron algo distinto durante ese tramo. Una vez en campo rival con balón, estuvo muy cómodo.

Iniesta (6): Siguiendo la línea de sus últimos partidos, su rigidez y falta de atrevimiento fueron un problema. Debe centrarse.

Rakitic (6,5): Marcó un gol con cierta suerte, pero estuvo ahí. Por lo demás pecó de lo mismo que Andrés, aunque Ivan fue de menos a más.

Neymar (6,5): Siendo un partido decente, volvimos a ver al Neymar cómodo con el 1 vs 1. También al de las últimas semanas, con verdadero pánico a disparar a puerta.

Suárez (7): No recibió demasiados balones y falló un par de ocasiones claras, pero acabó marcando la sentencia. Puro Suárez.

Messi (8,5): Fue el único que supo qué había que hacer desde el principio. Dio las dos asistencias de gol y se encargó de generar las principales acciones ofensivas del Barça. No se puede esperar menos.

S. Roberto (6): Sustituyó a Alves y no se notó que estuvo en el campo. No tocó mucho balón.

Arda (-): Entró para perder tiempo. No se puede decir mucho más.

Ter Stegen (-): Acabó entrando por un Bravo con molestias. Tocó el balón una vez, para sacar de puerta.