Así viví anoche la Final de la Copa del Rey, como si de una película se tratara. Toda una superproducción de Hollywood, con un magnífico guión, giros inesperados y superestrellas interpretando los papeles de sus vidas. La mezcla de épica, efectos especiales, alegrías y llantos no pudo dejar indiferente a nadie. Además, al final ganaron los buenos, siendo los buenos aquellos que en esta década nos han dado tanto, aquellos a los que “bancamos” a muerte.

Los onces titulares fueron los esperados. Lucho fió todo a los de siempre y Emery mezcló su ya habitual doble lateral con la inclusión de Iborra, el arquetipo de enemigo que trae de cabeza a la zaga y centro del campo blaugrana.

Donde sí matizó Luis Enrique fue en posiciones y roles. Bueno, en realidad fue Busquets el que se reconvirtió como respuesta al teórico peligro de Vitolo en el carril de Alves. En inicio de jugada, Busi caía al costado derecho en línea de 3, con Piqué en zona central. Es habitual ver salir así al Barça, y que el de Badía parta desde un costado no debería perjudicar al juego blaugrana en ninguna fase, pero no fue así. Conforme el ataque se desarrollaba, Sergio mantenía esa posición lateral, sin ningún ajuste más por parte de sus compañeros. Laterales bien arriba, la MSN donde suele estar, los interiores ejerciendo posicionalmente y un arco de circunferencia como red de seguridad formado por Masche, Piqué y Busquets. ¿Consecuencia? La zona central del ataque quedaba vacía y desaparecía algo capital en este Barça, la presión del 5 tras pérdida, bien consiguiendo la recuperación del balón o ensuciando la salida andaluza. Para los de Emery resultaba muy sencillo asegurar posesión y calmar el juego cada vez que recuperaban. Bien es cierto que tampoco supieron aprovechar esta ventaja, puesto que tanto Iniesta como Rakitic, mediante esfuerzos titánicos, fueron capaces de llegar a compensar -casi siempre al filo de la navaja- para evitar la salida rápida de los de Nervión.

El segundo gran problema que se encontraron los de Lucho fue la forma de ataque de los pupilos de Unai. Iborra, ubicado en zona Busquets, ejercía de diana para los balones largos de los defensores sevillistas y era capaz de decidir como darle continuidad a la jugada, leyendo qué era lo más adecuado en cada ocasión. Prolongar a la ruptura de Gameiro, bajarla y darla de cara o descargar a una de las bandas. Añadido a esto, el doble pivote rival barría toda segunda jugada generada de este movimiento. En resumen, el Sevilla, con un pase saltaba dos líneas culés y en la mayoría de los casos, lograba asentar posesión en la frontal del área.

La clave estaba en la respuesta de Luis Enrique al envite de Unai. Debía decidir si sería Busquets o bien Piqué el que peleara con Iborra ese juego directo, Sergio por sencillez posicional o Gerard para ganar más disputas, lo cual obligaría a un buen número de ajustes colectivos. Al final todo acabó en que ambos se turnaban, dependiendo de la situación de la línea defensiva, pero cuando era Piqué el encargado de batirse con Iborra, los ajustes de Alves y Busquets no existían.

La primera media hora fue bastante equilibrada. El Barça, con sus habituales problemas en ataque estático, logró pisar el área de Rico un puñado de ocasiones, pero no dominaba en encuentro. El Sevilla estaba cómodo en su plan, no se sentía exigido y Gameiro amenazaba una y otra vez en ruptura. Y en el 35 llegó el primer muerto de la película. Mascherano fue expulsado tras el enésimo Iborra-Gameiro mal defendido. Como todo guión que se aprecie, en la primera parte a los “malos” les va todo de cara.

Lucho decidió no realizar ningún cambio. Busquets pasó a ser central izquierdo, Rakitic al MC y Leo ocupando una posición más interiorizada. La inferioridad blaugrana era manifiesta, defendían en 4+2 y el Sevilla campaba a sus anchas.

En el descanso el entrenador asturiano decidió ajustar el sistema dando entrada a Mathieu por Rakitic, buscando naturalizar más el dibujo, pero la realidad era la misma que al final del primer acto. El Sevilla dominaba, martilleaba el área de MAtS y el Barça era incapaz de salir. Único objetivo sobrevivir.

La segunda muerte de uno de los buenos estaba al caer. Luis Suárez se rompía. Lo que Lucho no quiso hacer al descanso, los guionistas se lo otorgaban. Y no es crítica al asturiano. Es muy difícil renunciar a Leo, Ney o Suárez en un partido que estás empatando y encima en inferioridad. Cualquiera de los 3 es capaz de ganarte la final en una acción, y ya sabemos que los buenos nunca deben renunciar a ninguna de sus balas aunque tengan que poner en riesgo sus vidas.

La entrada de Rafinha en el costado derecho equilibró a los azulgranas. El equipo paso a defender en un 4+4, con Leo arriba como referencia para las contadas salidas culés. A Neymar le tocó trabajar y abarcar muchos metros. Debía ser velocidad pura en las salidas, el objetivo de Leo con el balón y trabajar hacia atrás ayudando a un Alba incapaz de contener su zona. La primera parte del brasileño fue un despropósito pero el 11 no se arruga, siempre la quiere. Se equivoque o no, asume su responsabilidad.

El Sevilla seguía dominando pero poco a poco la ola en la que estaba subido iba perdiendo fuerza. En parte por el esfuerzo acumulado el miércoles pasado y otro tanto por sus problemas a la hora de atacar y generar peligro. Más allá del golpeo al palo de Banega, todas las acciones ofensivas sevillistas eran un quiero y no puedo, y buena parte de culpa de que así fuera tuvo Don Gerard Piqué, emergiendo como el personaje que desactivaba la bomba cortando el cable rojo a falta de un segundo para la explosión. Un mantra se fue repitiendo durante toda la segunda parte. “Salva Pique…, corta Piqué…., despeja Piqué…, rechaza Piqué…”. El 3 fue Bruce Willis en Jungla de Cristal.

El sufrimiento cada vez era menor y las noticias positivas comenzaron a llegar para los buenos. Don Andrés Iniesta, como si fuera un patinador disputando la final del Grand Prix de patinaje, sintetizó todo aquello que todos hemos soñado si fuéramos futbolistas, ser Leo Messi una maldita noche. Desde la cámara lenta y con el balón en los pies se deslizaba sobre el césped, combinando un triple axel con un doble lutz, todo coordinado, moviéndose dulcemente, en zigzag, sorteando rivales. Una coreografía de ensueño, algo al alcance de muy pocos.

Los pulmones de un chaval de Fuentealbilla de 32 años oxigenaron a Leo y Ney. Por fin a Leo le llegaban balones en condiciones y Ney se le ofrecía en ruptura. Mediante este triángulo los buenos equilibraron el partido. Ya en tiempo de descuento, un pase filtrado de Messi a Ney expulsaba a Ever Banega. Llegaba la prórroga en igualdad numérica y el final del largometraje parecía cantado. Los buenos iban a ganar.

El Barça pasó a dominar el encuentro a través de Leo, el diseñador de pases de gol. La asistencia de 40 metros a Alba desde parado quedará como uno de esos momentos históricos del Barça del Siglo XXI. Balón perfecto y remate del de Cornellà a la red. Los “malos” estaban siendo derrotados, pero quedaba la escena final.

En el último suspiro, Rafinha para Leo, amago, pisada, cambio de ritmo y asistencia para que Ney, por fin, finiquitara la película. 124 minutos de metraje y los buenos conseguían salir victoriosos.

Y aquí acabó mi final. Se fue la luz un minuto después del pitido final. No pude ver los créditos, no pude ver la celebración, el alzado de la copa de Iniesta, los correteos de los críos por el campo… No pude ver nada más. Me sentí como un cliente de un multicine, al que apremian para abandonar la sala porque en unos minutos comienza la siguiente sesión. Así que hoy, en vez de notas, pondré yo los créditos. La XXVIII llegó.

LOS CRÉDITOS

MAtS (10): Todo lo que se le puede pedir a un portero hecho y derecho. Sin errores ni estridencias, bajo palos paró todo lo que tuvo que parar. Dominó su área en los centros laterales

ALVES (10): Menos ofensivo que de costumbre, en los partidos top su nivel defensivo aumenta. Sufrió mucho menos de lo esperado ante Vitolo.

PIQUÉ (11): Actuación legendaria de Gerard. En la inferioridad y con dificultades emerge como salvavidas.

MASCHE (10): Duelo en desventaja con Gameiro. Su cambio de expulsión por gol en contra al final salió bien.

ALBA (10): Lo pasó mal en su banda. Continuador del Bellettismo.

BUSQUETS (10): Superado por Iborra y alejado de su zona de influencia. Cuando el partido se normalizó volvió a ser capital.

RAKITIC (10): Obligado a abarcar mucho campo en el primer tiempo. Fue el sacrificado al descanso.

INIESTA (11): Quien iba a pensar que con 32 años nos iba a regalar uno de sus 3 mejores partidos con la blaugrana. Leyenda.

LEO (11): Generar desde la nada. Ser el mejor y hacer mejores a sus compañeros. Pasó a otro nivel. Ya no importan los goles, los Pichichis ni los Balones de Oro, él está para trascender del fútbol y del deporte.

SUÁREZ (10): Poco activo y activado, muy alejado del juego. Se rompió y fue el golpe de mala suerte que logró encaminar la final.

NEYMAR (10): 45 minutos desesperantes, pero no desiste. Asumiendo responsabilidad y rol, a este tipo de jugadores los quiero yo en mi equipo.

MATHIEU (10): Se dejó un menisco por el camino. Capital en la defensa al asedio sevillista. Para la eternidad sus ataques Banzai esprintando 80 metros.

RAFINHA (10): Trabajo sacrificado en el costado derecho. Con el partido decantado se soltó hacia arriba. La próxima será la temporada de Rafa, apúntenlo.

SERGI ROBERTO (10): El cameo de la final.