LA CINTA QUE LO CAMBIA TODO

Es increible cómo han cambiado las cosas en Can Barça desde que varios medios de comunicación anunciaran el acuerdo para el fichaje de Tyrese Rice por el Barcelona. Fue el primer movimiento conocido de la dirección deportiva tras perder a Satoransky y Abrines, lo cual había invadido de pesimismo a los aficionados blaugranas. Desde entonces se han sucedido varias informaciones de fichajes ilusionantes y la confirmación del primero, Víctor Claver.

El alero valenciano resulta una inversión exagerada, sí, pero era una declaración de intenciones por parte del club. En primer lugar para satisfacer los deseos del entrenador Giorgios Bartzokas, que le ha tenido en Lokomotiv y parece una apuesta personal. También evidencia el deseo de la sección por formar un núcleo de jugadores nacionales que garanticen cupos de calidad, lo cual se subraya con la más que posible llegada de Guillem Vives. Y si se pagan dos millones de euros por los derechos de un jugador es que hay claramente un cambio de tendencia en la economía del club, uno mucho más esperanzador para poder competir por todo.

Pero es Tyrese Rice el que cambia todo. Se trata de un movimiento que ni los más optimistas esperaban que llegara a fructificar, un giro de los acontecimientos que el club necesitaba desde hace mucho. Rice es indiscutiblemente un Top 5 en el continente (que cada uno lo ponga en un puesto u otro), pero claramente ocuparía el número 1 en cuanto a necesidades del equipo, más si cabe con la salida de Satoransky. Un base capaz de generarse sus propios tiros pero también de mover al equipo, un líder al que encomendarse en los momentos calientes y decidir títulos. Era uno de los 3-4 jugadores capaces de cambiarle la cara al proyecto azulgrana, un jugador sobre el que edificar la nueva construcción del equipo.

Si hacemos caso a lo que nos dice el Barça con los movimientos que está llevando a cabo extraemos que el club busca volver a la élite con una fórmula muy clara, la de hacerse muy desequilibrantes por fuera y más duros por dentro, la tendencia de los mejores equipos europeos en los últimos años. Atendiendo a esto y al resto de nombres que han circulado podemos estar hablando de cuatro o cinco fichajes más y una o dos renovaciones, además de la salida de posiblemente cinco jugadores. La plantilla actualmente queda de la siguiente manera:

– Bases: Tyrese Rice, (¿Guillem Vives?) y Ludde Hakkanson

– Escoltas: (¿Crawford?), Pau Ribas, Juan Carlos Navarro y Brad Oleson

– Aleros: Stratos Perperoglou, (Adam Hanga) y Marcus Eriksson

– Ala-Pívots: (Doellman), Víctor Claver y Sasha Vezenkov

– Pívots: Ante Tomic, (Bryant Dunston), (Joey Dorsey), Shane Lawal, Samardo Samuels y Moussa Diagne

A partir de aquí queda completar el puzzle con esos nombres que posiblemente falten de acuerdo a lo que parece buscar el club y decidir las salidas. ¿Se va a contar con Ludde Hakkanson o se le va a buscar otra cesión? Sus meses en Sevilla han sido muy positivos, así que toca decidir si continuar su formación en casa como tercer base o que se siga fogueando un año entero fuera. La posibilidad que ofrece Ribas como “1” le podría cerrar las puertas del Palau este año.

Era quizá la mayor incógnita, pero Jordan Crawford se ha encargado de publicitar que, efectivamente, el Barcelona Lassa también busca un escolta, y no uno cualquiera sino alguien que vaya directo al quinteto inicial. Esto implica tres cosas:

Que se ha comenzado de manera decidida el abandono del Navarrosistema. Si no tuviera contrato quizá la decisión sería todavía más drástica, pero con la llegada de un crack en su posición se le está enviando el mensaje de que su tiempo se ha acabado y que deberá aceptar otro rol mucho menor.

Que no se tiene fe en Ribas como un jugador capital del equipo y que su sitio es el banquillo, aportando luego minutos de calidad con defensa y tiro, pero siempre desde un rol secundario.

Que Oleson tiene todas las papeletas para ser cortado. Renovó su contrato cuando encontró su mejor nivel en el Barcelona pero las lesiones le cortaron el ritmo y desde 2015 su rendimiento no ha hecho más que caer. Su marcha dejaría huérfano al equipo de un especialista defensivo.

Crawford

¿Qué decidirá Crawford, Barcelona, Maccabi o alguna otra opción que pueda surgir? A falta de conocer la decisión hay que preguntarse cuál sería el Plan B del club si la respuesta del americano fuera negativa. Un nombre se viene a la cabeza: Andrew Goudelock. El ex de Fenerbahce está sin equipo, no vuelve a la NBA y se está subastando entre los grandes de Europa. No sabemos si el Barcelona, que ya le tentó en 2013, lo tiene en cuenta o no. También ha sonado Petteri Koponen, que podría ser el siguiente en fugarse de Khimki. El finés es un “1-2” de contrastada calidad capaz de adaptarse muy bien a Rice y al juego que propone Bartzokas, que ha sabido hacer convivir muy bien a esta clase de jugadores híbridos con sus parejas (Spanoulis-Sloukas, Draper-Delaney, Spanoulis-Mantzaris). El propio Rice ha convivido con Koponen y Shved en Khimki, con la diferencia de que el ruso demanda mucho más balón que el finés. En cualquier caso hablamos de otra operación ambiciosa, de otro jugador desequilibrante para el juego exterior.

Por indefinido que estuviera Abrines deja un espacio en la plantilla que el club quiere rellenar no sólo con el escolta sino con un alero que complemente a Stratos Perperoglou. No hay muchas dudas de que el Barcelona ha intentado e intentará el fichaje de una vieja aspiración, el italiano Alessandro Gentile, pero el montante de la operación unido a las ganas del alero transalpino por probar en la NBA desaconsejan la operación. ¿El jugador querría probar? Probablemente, pues necesita testarse al más alto nivel europeo antes de cruzar el charco, y EA7 se le queda pequeño. Por perfil parece el ideal para complementar a Stratos, aportando la anarquía y creatividad que al griego le falta. Muy distinto es Adam Hanga, el otro objetivo. El jugador de Baskonia es un portento físico que viene de hacer una temporada formidable, pero también apunta a la NBA en un futuro cercano. Los vitorianos, que ya han perdido este verano a Bourousis, James, Causeur, Bertans o Adams, seguro que piensan hacer el agosto con el húngaro, que podría irse gratis el año que viene. El que podría continuar es Marcus Eriksson por petición de Bartzokas, según apunta Encestando. El sueco no parecía tener futuro en el equipo, pero podría ser el jugador número 13-14 de la plantilla y aportar triples en los pocos minutos que disponga.

¿Qué va a pasar con Vezenkov? El deseo de un alero y la experiencia de Claver en Krasnodar con Bartzokas invitan a pensar que el valenciano jugará de “4”, así que si se confirma la continuidad de Doellman se le cierran las puertas al búlgaro. ¿Debería el Barcelona prescindir del “Capitán América” (más sin pasaporte) y apostar decididamente por el ex de Aris? Es una cuestión delicada en la que se entiende la postura del club de seguir manteniendo los números que te garantiza Doellman por muy desastre que sea en la faceta defensiva. Muchos otros piensan que Doellman no ha dado la talla, que no se le debe renovar y que hay que hacer una apuesta valiente por Vezenkov. La última palabra la tiene Bartzokas, que parece haberse decantado por el norteamericano, así que el búlgaro podría encontrar una salida en forma de cesión. En cualquier caso no tiene buena pinta el futuro de Sasha Vezenkov en el club.

Por dentro hay mucha tela por cortar. Sólo existe la certeza de que Tomic va a continuar, pero es una incógnita el futuro del resto de pívots culés. Samuels y Lawal parecen más fuera que dentro, y sólo Joey Dorsey, justo el que no tiene contrato en vigor, puede tener futuro en el club. Según han publicado diversos medios de comunicación el Barcelona está muy atento a la situación de Bryant Dunston, el pívot de Anadalu Efes, otro viejo objetivo que triunfó con Bartzokas en Olympiacos y que no parece tener asegurada su continuidad en Estambul. Su mal rendimiento la temporada pasada (que sus bases fueran Granger y Heurtel tiene mucho que ver) y la delicada situación política del país otomano podrían facilitar su salida, pero el Barça no quiere pagar traspaso, así que espera que se desvincule del equipo que ahora entrenará Velimir Perasovic. Tiene pasaporte armenio, otro factor clave que le convertirían en una enorme incorporación. Si no llegara la renovación de Dorsey sería la consecuencia directa, pero no es descartable que incluso fichando a Dunston Dorsey continuara, jugando sólo Euroliga o también ACB en función de las plazas de extracomunitarios. En total habría que contar con 5 interiores, de los cuales parecen claros Claver y Tomic, medianamente claro Doellman y faltarían dos, uno entre Dorsey, Lawal y Samuels y otro un fichaje.

dunston

No sabemos cómo cuajará este nuevo proyecto blaugrana, pero no cabe duda de que esta vez sí hay una revolución nacida de una mayor inversión, la única que te garantiza en el baloncesto europeo actual volver a la élite. Ya dicen y más que dirán que es un equipo hecho a base de talonario. Sí. ¿Y qué? ¿Hay algún gran proyecto europeo que no esté sostenido por una enorme inversión? ¿Acaso el Real Madrid le paga a Llull en caramelos para que rechace una y otra vez la NBA? El fantástico proyecto madridista tiene detrás una cantidad de dinero extraordinaria, mucha más de lo que su amable prensa nos ha intentado vender estos últimos años con burdos intentos de disfrazar la realidad. Posiblemente sólo CSKA, otro equipo basado en un enorme capital, pueda superar en presupuesto al club blanco. ¿Cómo ha conseguido Fenerbahce colarse en dos F4 de manera consecutiva? Pagando un “pastizal” a Obradovic y llevándose a cada jugador que se ha propuesto, especialmente aquellos procedentes de la NBA. Recurrir al argumento del dinero para desacreditar el nuevo proyecto azulgrana es un ejercicio de hipocresía memorable.

Queda mucho verano y unos Juegos Olímpicos aún de por medio, pero el Barça parece ya encaminado a cerrar sus movimientos más importantes en las próximas fechas. El fichaje de Rice es el pistoletazo de salida no a un cambio de modelo sino a un modelo mejorado y mucho más ambicioso, qué duda cabe. Por lo pronto al culé ya se le ha cambiado la cara, que no es poco.