Ya eran muchos los veranos que a los culés, además del sol y la playa, nos acompañaba nuestro club en la búsqueda de un central. Se puede decir que desde aquel 2009, en el que en las últimas horas del mercado se cerró la contratación de Chigrinsky, cada año iban apareciendo rumores sobre centrales que interesaban al club: Thiago Silva, David Luiz, Marquinhos, Hummels, Stones fueron algunos de esos nombres que saltaban a la palestra de junio a finales de agosto. El club parecía inmerso en un estado de indecisió, el cual hacía que nunca apostase firmemente por ningún central y en su lugar se iba “tirando” con jugadores reconvertidos como Abidal o Mascherano, llegando incluso a fichar jugadores como Alex Song para hacerles jugar en el eje. Tras la retirada de Puyol, con Luis Enrique al frente de la nave azulgrana, llegaron Mathieu y Vermaelen, jugadores que parecían “parchear” de nuevo la situación y aparcar la búsqueda del ansiado central para mas adelante. En esta última temporada, la pareja titular en el centro de la zaga volvió a ser la formada por Mascherano y Piqué saldada con un rendimiento notable. En la recámara se mantenía Mathieu, que a pesar de su mal comienzo terminó sumando como tercer central, algo que Bartra y Vermaelen no pudieron hacer ya que su rendimiento no fue el deseado. Con este panorama parecía claro que este año tocaba traer al ansiado central que luchara cara a cara con Mascherano por el puesto titular, permitiera dar descanso a Piqué y que Mathieu pasara a ocupar un rol de cuarto central mas acorde a su edad y su físico. Y por fin llegó.

A primeros de julio, y tras aparecer todo un rosario de nombres en la prensa catalana, el Barça sorprendía firmando a Samuel Umtiti procedente del Lyon francés. El central se encontraba enrolado en las filas bleus que estaban disputando la Eurocopa de Francia aunque aún no había llegado a debutar en la competición. Su puesta de largo llegó en los cuartos de final con buena parte del barcelonismo echándole un ojo al partido del que iba a ser el elegido, que dicho sea de paso no fue todo lo brillante que se esperaba. Todo lo contrario ocurrió en las semifinales y en la final dónde los culés pudieron hacerse a la idea del jugador que acababa de fichar su club: un defensor rápido, con gusto por la anticipación y salida de balón aseada, en principio tres cualidades que un central del Barça necesita para aspirar a triunfar en el club.

Tenía ganas el barcelonista de tener un central al que abrazarse y parece que con Umtiti hay flechazo. Sus minutos en el Gamper fueron un aperitivo para abrir boca pero fue en sus dos partidos en el Camp Nou dónde se pudo sentir el feeling del estadi con su nuevo dorsal 23. Frente al Sevilla formó pareja con Mascherano y a pesar de no haber sido exigido en defensa por el rival dejó muestras de su buena salida de balón, tocando fácil y abriendo líneas de pase a sus compañeros para dar continuidad a la jugada. Contra el Betis en el debut liguero volvió a ser titular pero esta vez junto a Piqué pecando de cierto nerviosismo en los primeros minutos provocando algún error posicional. Según pasaron los minutos vimos a ese central llamado a acompañar a Gerard los próximos años en el eje de la defensa. Mostró lucidez y decisión en la anticipación y a sus buenos pases les sumó conducción de balón ante un Camp Nou que no dudó en vitorear cada acción del defensa.

Aún estamos en pretemporada y el central tendrá que enfrentarse a pruebas de mas exigencia para medir su nivel y ver si verdaderamente puede convertirse en ese defensor que se espera. Las primeras sensaciones son buenas aunque no nos han permitido testar las que quizá sean las áreas en las que mas problemas ha mostrado en su carrera, la defensa ante delanteros de gran envergadura y su juego aéreo. Tiempo habrá de encarar esos tests, de momento lo hará con la confianza de la que es su nueva afición.