EL PRIMER TÍTULO SE JUEGA DE MADRUGADA

El miércoles 3 de septiembre de 2003, a eso de 1:20 de la madrugada en el Camp Nou, Víctor Valdés realiza un saque largo con la mano hacia Ronaldinho que esa noche juega, frente al Sevilla, su primer partido oficial en el templo culé. El Gaucho controla el balón en su propio campo y echa a correr, regatea a Martí y a Casquero, levanta la cabeza y desde 25 metros lanza un derechazo que golpea en el larguero antes de entrar en la portería de Notario. Rijkaard se lleva las manos a la cabeza ante lo que acaba de presenciar. Era el primer gol del brasileño, un gol espectacular, debido al cual se llegó a decir en aquellos días, que hasta los sismógrafos del Tibidabo habían detectado un temblor por su celebración.

Me refiero a ese gol no por su indudable belleza, ni por su importancia, sino porque aquel Barça-Sevilla comenzó a las 0:05 de la noche por una serie de desencuentros entre la LFP y el Barça a la hora de fijar el horario del partido, ya que de disputarse en la fecha prevista el Barça no hubiera podido contar con sus internacionales. Hubo un gran revuelo y la entonces recién llegada directiva de los inseparables Laporta y Rosell (qué tiempos) fue muy criticada. Ahora son los propios organizadores, en este caso la Federación Española de Fútbol, quienes programan los partidos a horas intempestivas. Así estamos 13 años después en las vísperas de un nuevo Barça-Sevilla, que se disputará a las 23 horas de un miércoles 17 de agosto.

Cuando el partido termine, sobre la 1 de la madrugada, sabremos si el Barça se lleva el primer título de la temporada, algo previsible tras el alentador resultado obtenido en el Sánchez Pizjuán, pero que habrá que refrendar sobre el verde. Está por ver si el resultado de la ida y la proximidad del duelo con el Betis en el estreno liguero llevan a Luis Enrique a realizar alguna rotación, aunque el asturiano cuando hay títulos en juego no suele hacer muchas probaturas.

Sí parece claro que Digne ocupara el lateral izquierdo tras la lesión de Mathieu en Sevilla (estará 3 semanas de baja) y la buena imagen que dejó el ex jugador del PSG, algo que debería empezar a preocupar a un Jordi Alba que debe ponerse pronto a tono si no quiere perder su cartel de titular indiscutible. Iniesta, el otro lesionado de la ida por una distensión sufrida en la rodilla derecha, se perderá también el encuentro así como las dos primeras jornadas de Liga, y parece que tras su buena segunda parte en el Pizjuán y su gran pretemporada, Denis Suárez será su sustituto.

Por lo demás pocos cambios se prevén, Arda parece haberse hecho con el puesto en el frente izquierdo del ataque hasta que Neymar vuelva de los Juegos Olímpicos, aunque su rendimiento no va más allá de algún destello como el gran pase de pecho con el que asistió a Suárez en Sevilla. Munir podría entrar en su lugar, pero parece que seguirá esperando sus minutos, que tan bien aprovechó en la ida, desde el banquillo, mientras con el rabillo del ojo observa si la llegada del buscado cuarto delantero le obliga a hacer las maletas. En pleno debate sobre si llega o no el ansiado nueve, Munir está demostrando un aplomo y confianza en su juego abrumadoras, además de una facilidad para la definición extraordinaria. Antes de extraños experimentos brasileños, jóvenes y caros yo apostaría por el canterano como cuarto delantero.

En el lateral derecho Sergi Roberto parece haber ganado claramente la partida a Aleix Vidal, y el debate de la portería está aplazado hasta que se recupere ter Stegen de su lesión. Ni que decir tiene que el peso del gol y de llevar peligro arriba quedará de la mano de Messi, al que se le ve enchufado en este arranque de temporada, y de Luis Suárez que se mantiene conectado hasta en vacaciones. Aún así el Barça no debe relajarse, el resultado es bueno pero un gol tempranero del Sevilla encendería las alarmas, por lo que todo hace indicar que para ver a André Gomes o Umtiti habrá que esperar a la segunda parte, o al debut liguero, si bien no descartaría que el francés pudiera dar descanso a Mascherano.

Enfrente estará un Sevilla que como se vio en la ida ha cambiado mucho, quizá demasiado en tan poco tiempo. En tres meses ha pasado de un equipo rocoso, seguro atrás y rápido a la contra, a presionar arriba y disputar la posesión del balón pero dando sensación de fragilidad defensiva cada vez que pierde el esférico. Esto último parece fruto de la falta de acople al sistema de Sampaoli, y creo que al Sevilla se le deberá juzgar a partir de octubre o noviembre, hasta entonces deberán armarse de paciencia en el Pizjuán, su nuevo proyecto es atractivo, pero necesita tiempo.

Así, previsiblemente con el mismo once de la ida salvo los cambios obligados por las lesiones, Luis Enrique buscará el título que le falta como entrenador, y seguro que ganas de celebrarlo no le faltan, no en vano aquella madrugada del 3 de septiembre de 2003, el primero en abrazar a Ronaldinho tras marcar aquel golazo, fue él.