UN VERANO DIFERENTE EN NERVIÓN

El verano alrededor del Sevilla ha sido de todo menos tranquilo. Al conato de salida del club de Monchi le siguió la marcha de Emery. A ello, también, hay que sumar las habituales entradas y salidas de jugadores para la configuración de la plantilla que se ven en los últimos mercados de fichajes cada temporada. Por tanto, los sevillistas llegan a la disputa de la Súper Copa de España metidos de lleno en pleno proceso de un cambio bastante importante, girando su concepto futbolístico de manera radical. Sampaoli poco tiene que ver con Emery en su propuesta y por tanto la configuración de la plantilla sevillista también se ha modificado de forma sustancial. El Barça se encontrará a un Sevilla muy diferente al que acostumbraba a enfrentarse durante los últimos años, aunque todavía sea difícil establecer unas pautas definidas y que lo califiquen.

Enfrentar al Barça siempre requiere ajustes por la dimensión del equipo culé y por la presencia de Leo Messi-aspecto que hace que para competir contra él sea necesario un plan de conducta especial-. Por tanto, establecer cómo va a ser el Sevilla que dispute el primer título nacional al FC Barcelona se convierte en un ejercicio difícil. Sampaoli todavía no ha definido-no ha tenido tiempo- si será un entrenador de muchas rotaciones o no, pero sí parece claro que no es inmovilista en sus planteamientos y su dirección de campo le lleva a tratar de ajustar las pautas de su equipo a las situaciones de partido. El Sevilla no está asentado claramente en una idea definida y su entrenador, para más inri, readapta sus planteamientos de manera muy clara a las características de sus rivales.

De entrada, el técnico argentino tiene una idea muy clara de qué es lo que quiere en sus equipos. La presión alta es innegociable, aunque también existen fases de repliegue importantes si así lo dilucida el desarrollo del encuentro. La tenencia de la pelota tampoco pasa por ser algo a lo que desee renunciar de manera alegre, además de darle una salida de balón aseada al juego desde atrás. Sampaoli es un entrenador que se ha formado desde el estudio y casi idolatría-incluso podrías decir que sin el casi- de Marcelo Bielsa, pero que está rodeado de ayudantes de una cuerda muy guardiolista en su concepción del juego-como el creador de Paradigma Guardiola Matias Manna o el gran amigo de Pep Juanma Lillo-.

En esa dualidad se encuentra la primer gran duda de cómo va a definirse este nuevo Sevilla. En el argentino está habiendo una evolución hacia una conducta más típica de Guardiola que de Bielsa, sin embargo no sería extraño que contra el Barça se viera un concepto más Bielsista que el desarrollado, por ejemplo, contra el R. Madrid en la Súper Copa de Europa. Lo lógico sería pensar en un Sevilla más agresivo que pausado con el balón y con una menor cuota de posesión que la que mantuvo frente a los madridistas, sobre todo porque el Barça tampoco regala el esférico al rival de manera alegre.

Lo natural sería esperar a un Sevilla, y más en Nervión donde su público alienta y se ha rendido inicialmente al giro que ha dado el club colgando el cartel de abonados completos, agresivo en la presión en campo contrario. El problema, todavía esa presión no está bien ajustada y tiene fisuras-lógico cuando solo ha pasado un mes desde el aterrizaje de Sampaoli-. Así que los riesgos de esa presión agresiva son evidentes y más cuando la zaga sevillista llega con las bajas de Kolo y Carriço y la duda de Pareja. Búsqueda del robo alto y agresividad en el ataque, algo similar a lo planteado por Jürgen Klopp en el enfrentamiento de pretemporada entre Barça y Liverpool, no son ni mucho menos descartables verlas en el Sevilla.

Sin embargo, además de la consabida y dicha falta de ajuste en la presión, el Sevilla tiene dos problemas estructurales más a día de hoy. El primero puede verse solventado al enfrentarse a un equipo como el Barça, la falta de profundidad en el ataque organizado no es la peor noticia para un equipo que se enfrenta a los culés. Más que nada porque las fases de presencia en campo contrario no suelen ser elevadas contra los catalanes y casi todos optan por hacer ataques cortos ante la dificultad que suele plantear el Barcelona para atacarle mucho tiempo en organizado. El Barça no acomete un repliegue bajo y cede la iniciativa al rival de forma altruista, algo tiene que haber ocurrido en el desarrollo del partido para que así sea. Y todavía parece temprano en el desarrollo del modelo de juego que pretende instaurar en Sevilla Sampaoli bajo las coordenadas del juego de posición más purista para que esté capacitado para obligar a los de Luis Enrique a defender en campo propio y cerca de su área.

El segundo déficit que presenta el Sevilla si es más problemático a la hora de enfrentar al Barça. Sampaoli pretende sacar la pelota jugada desde atrás siguiendo la máxima de su ayudante Lillo que dice que cuanto más limpia sale la jugada, más sencilla es la progresión ofensiva. A los sevillistas todavía les cuesta iniciar de manera aseada y sus porteros tienen un trabajo importante que desarrollar para ayudar a vencer una presión alta rival como la que plantea el Barça. Aquí está una de las grandes incógnitas del partido en Nervión , ¿cómo desarrollará su plan con balón el Sevilla cuando tenga que iniciar desde atrás? Todavía no se tienen noticias de Paulo Henrique Ganso, al que parece que Sampaoli le dará un papel predominante en campo propio para establecer un inicio de jugada más limpio. Ya se ha visto como Kiyotake, muy dinámico el japonés y con gran pie para la asociación en corto, se ha hecho con un puesto importante dentro de la plantilla. El Brasileño podría ser la otra pieza que sumara el entrenador sevillista a las posiciones de interior en el 1-4-3-3 que le pudiera dotar de una capacidad asociativa en el inicio del juego que todavía no se ha visto.

Parece evidente que si el Sevilla consigue paliar déficits en este aspecto o es capaz de encontrar un mecanismo que le meta en campo del Barça de manera rápida, las cartas con las que va a poder jugar la partida crecen de valor, puesto que pueden entrar en liza. Si vence la primera línea de presión del Barça, encontrar espacios a la espalda de la defensa culé puede ser una bendición para los sevillistas. Jugadores como Correa, Vitolo, Mudo Vázquez o Konoplyanka se sienten cómodos corriendo con la pelota y buscando asociaciones cortas. Además el punta sevillista, tanto Vietto y en mayor medida Ben Yedder, les va a ofrecer un desmarque en profundidad que puede otorgarles dos situaciones de provecho: una opción de pase al espacio o metros al empujar a la defensa blaugrana más atrás para que puedan correr con mayor alegría.

Así que parece evidente que las coordenadas iniciales que pueden marcar el desarrollo del partido están claras para el Sevilla. Ser capaz de vencer la primera línea de presión del Barça y establecer una presión agresiva sobre la iniciación de inicio del juego culé. El referente es claro, parecerse lo más posible al Liverpool de Klopp que ganó 4-0 esta pretemporada a los de Luis Enrique. Ese parece ser el espejo al que debe mirarse este Sevilla en formación para competir la Súper Copa de España contra el Barça en el Ramón Sánchez-Pizjúan. De su éxito o fracaso en este menester se derivará un tipo de partido u otro. Expectantes estamos, aunque pase lo que pase, el espectáculo parece garantizado al enfrentarse dos equipos que van a pecho descubierto y quieren atacar al contrario.

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