Se hablaba de este como el primer gran partido de la temporada a nivel europeo: y aunque es cierto que no nos dio todo lo que quisimos, sí nos dejó una buena dosis de espectáculo. Aunque, todo hay que decirlo, fue algo bastante extraño. Por parte del Barça, la falta de Sergi Roberto obligó a Luis Enrique a reestructurar todo el esqueleto del equipo. Así, Mascherano pasó a ser lateral y Rakitic jugó más abierto, intentando compensar en cierta forma una baja tan importante.

Pep, por su parte, decidió que lo mejor que podía intentar era desnaturalizar al equipo de sus amores y tratar de llevar el partido a tierra de nadie. La idea, aunque buena, acabó quedándose a medias. Nada más comenzar, el plan del City era claro: una presión muy alta para tratar de robar en campo rival. Al no haber un delantero de por sí, la mayor baza del equipo de Manchester era llegar, cuánto más deprisa mejor. Y llegaron, bien y con desborde, pero faltó pegada. Y claro, esta apuesta tan atrevida dejó entrever otra pega, ésta bastante más evidente, como eran los espacios que había tras Fernandinho.

En uno de los muchos momentos de mala suerte del partido Jordi Alba se lesionó, dando entrada a un Digne que buscaba consolidarse. Al Barça le costaba mucho salir de esa presión, pero cuando lo conseguía se apresuraba a llegar al área rival. Ante tanto espacio era lo lógico, pero derivó en imprecisiones de la MSN. Todo cambió cuando en una acción aislada Mascherano recordó al del Mundial de Brasil, corriendo como un loco para recuperar el balón de una forma bastante heterodoxa. En ese momento el balón le cayó en los pies a Leo y lo que siguió fue un caos que acabaría siendo la norma del partido. Una pared que no iba a ningún sitio acabó en gol de un Messi que siguió la jugada, como si supiera que Fernandinho se iba a resbalar.

Tras el gol el City sintió se recompuso y, aunque no dominó, sí generó ciertas ocasiones de peligro. El control era culé, aunque siguiendo la línea de estas últimas semanas, era un control algo estéril. Y en otro momento de infortunio esta vez fue Piqué quien no pudo seguir, teniendo que entrar Jeremy Mathieu. Esto provocó que Umtiti tuviera que asumir en cierta forma el liderazgo de la defensa y además cambiarse al perfil diestro. Durante estos últimos minutos de ajuste el City trató de aprovechar el descontrol, pero no fue capaz, encontrándose ante un seguro Ter Stegen.

Llegaba el descanso y las sensaciones eran encontradas, ya que hasta entonces el partido había estado igualado y solo un golpe de fortuna ponía a los culés por delante. Y si la primera parte fue algo caótica, la segunda fue otro nivel. Tras unos primeros minutos de tanteo un fallo de bulto de Bravo hizo que le expulsaran, cambiando por completo el partido a partir de ese momento. Esto, unido a la lesión de Zabaleta fue el factor desencadenante. Esta vez era el City el que estaba descontrolado, y Messi no es alguien que perdone ese tipo de ocasiones. Dos goles en diez minutos del argentino dejaron herido de muerte al equipo de Pep, que no sabía muy bien cómo iba perdiendo por tres goles cuando había completado un buen encuentro hasta entonces.

Ya con 3-0 en el marcador esta vez fue Mathieu quien decidió no pensar mucho y darle algo de salsa al partido: dos tarjetas amarillas en 3 minutos fueron suficientes. Con ambos equipos con diez jugadores lo cierto es que el panorama no cambió mucho, y los intentos del City con Sterling a la cabeza eran anulados por un Umtiti que completó su mejor partido como culé, pletórico en el puesto de Piqué. Solo en el tramo final Leo volvió a coger el balón y, en una de sus injustas demostraciones de superioridad, provocó un penalti. Lo tiró y falló Neymar, que probablemente deba cambiar su técnica de lanzamiento. Eso sí, no tardó mucho en resarcirse del fallo anotando un gran gol y demostrando que está volviendo al nivel que se espera de él. Fue un buen punto y final a un partido tan extraño como divertido, que volvió a dejar claro que Pep creó a un monstruo. Un monstruo con el diez a la espalda que ya no necesita ni completar una gran actuación que, para cualquier otro jugador, sería un partido de highlight en su carrera. Para Leo, un día más.

Notas del partido:

Ter Stegen: 8,5. Tuvo dos intervenciones decisivas y de mucho mérito. Además, tuvo que involucrarse mucho con balón debido a la presión del City y lo solventó bien.

Mascherano: 9. Probablemente su mejor partido en mucho tiempo, y de nuevo en un puesto que no es el suyo. Tuvo cierta libertad para hacer lo que mejor se le da: hacer tackles y defender con espacios.

Piqué: 7. En los 40 minutos que jugó estuvo estupendo, pero no pudo seguir por el golpe que recibió.

Umtiti: 9. Jugó una buena primera parte, quizá algo tímido en salida de balón, pero cuando ocupó el puesto de Piqué subió de categoría. Su mejor partido hasta la fecha.

Alba: Sin nota. Es difícil medir el impacto de un jugador cuando solo está en el terreno de juego durante los diez primeros minutos. Una pena su lesión.

Busquets: 6. Sigo viéndole a un nivel muy por debajo del habitual. Aunque en este partido no fue el blanco del ataque rival, sigue lento ejecutando jugadas.

Iniesta: 7. Aunque le faltó algo más de presencia hoy, le bastó para estar en la jugada del 2-0 y dejar un par de detallazos.

Rakitic: 6,5. Tuvo un par de ocasiones en ataque y ayudó mucho atrás. No fue su mejor partido pero su trabajo es indispensable.

Neymar: 7,5. Poco a poco va recuperando sensaciones después de un mal 2016. Falló un penalti pero poco después regateó hasta marcar. Esa confianza es importante.

Suárez: 6,5. Otamendi y Stones pararon bien a Luis, aunque acabó asistiendo a Leo para el 3-0.

Messi: 10. Metió tres goles y generó un penalti. Un día más en la oficina.

Digne: 6,5. Le tocó bailar con la más fea. Sterling le dio muchos quebraderos de cabeza pero mantuvo el tipo.

Mathieu: 5. No estaba completando un mal partido hasta que en cinco minutos decidió irse a la calle. Un jugador veterano no puede hacer eso.

André Gomes: Sin nota. Jugó diez minutos en los que el partido ya había entrado en su recta final.