Visitar el Sánchez Pizjuán nunca será una tarea fácil para los grandes equipos, si a eso ahora le añadimos que este Sevilla tiene un entrenador que prepara excepcionalmente los partidos, nos encontramos con una plaza de la que saldrán pocos puntos a lo largo de la temporada. En el bando contrario ayer estaba un equipo que parecía no saber de salida lo que tendría enfrente. No sabía, o no parecía conocer, que los de Sampaoli presentarían una presión alta arriba para dificultar la salida rival de los azulgrana, lo cual con las ausencias de Piqué e Iniesta multiplica los problemas. El Barça no es un equipo donde el sistema prime sobre los jugadores, sino que los potencia, y por tanto determinadas ausencias pesan sobremanera, como no puede ser de otra forma.

Los azulgrana también parecían ignorar a priori, cómo los locales cargarían la zona de los laterales azulgrana, tanto con Sarabia a la espalda de Digne, como con Vitolo haciendo lo propio con un impreciso desde la vuelta de su lesión, Sergi Roberto. Pero el problema en las bandas no se detendría ahí; la profundidad en los laterales sevillistas fue digna de elogio, más teniendo en cuenta a quien debían de vigilar atrás. La magía del Pizjuan hacía el resto.

En ataque el Barça tampoco se desenvolvía mucho mejor. Sin pausa, el equipo parecía transitar entre la locura e incapacidad para montar superioridades por línea desde la base, para trasladar en condiciones la pelota hasta campo rival, en cabalgadas contra el muro formado por el entramado defensivo rival, que hacía que el lado izquierdo culé, ayer formado por Denis como interior y, como siempre, por Ney como extremo, se perdieran en conducciones infructuosas, que volvían si cabe más esquizofrénico al equipo en su pérdida desorganizada.

Por suerte para los azulgrana el Sevilla no adquirió la ventaja suficiente y Leo, qué raro, puso las tablas antes de marcharse a vestuarios. A partir de ahí, lectura del partido en el bando culé y una segunda parte a la altura de un equipo que desea con todas sus fuerzas repetir título. Búsqueda de superioridad en la salida de balón para romper la presión alta sevillista, con un Sergi Roberto que, esta vez sí, ejercía del hombre de más para poder subir líneas, sin que Busquets bajara de su zona de mediocentro. Un mayor peso al sector izquierdo, donde ofrecer a Leo un escenario para pesar en el encuentro y dirigir el mismo desde su desnudo pie izquierdo, ayer no solo metafóricamente hablando. No vamos a detenernos en el diez porque se ha escrito tanto sobre él, sin todavía entender su esencia, que mejor deleitarse ante el crack. Mientras él siga queriendo ganar a los demás solo les queda rezar.

La altura de Busquets volvía a ser la conveniente para robar. Masche y Umtiti parecían de nuevo una pareja de centrales fiable. Denis y Neymar conducían cuando tocaba. Y Suárez armaba su pierna cada pocos minutos para probar a Sergio Rico. Todo en orden de nuevo. Y el Barça mostrándose como lo que es, como ya hiciera en sus primorosos cuarenta primeros minutos en el Etihad. Pocos equipos del mundo pueden hacer frente a ese fútbol desencadenado cuando aparece. Aun queda trabajo para tratar al enfermo, que a veces parece no recordar ni siquiera su nombre. Acaba de comenzar Noviembre, hay mucho tiempo por delante y el juego está ahí, solo hay que sacarlo durante un mayor espacio de tiempo.

NOTAS

Ter Stegen (6): Inseguro en el juego aéreo, aunque bien en las llegadas sevillistas. El alemán debe seguir progresando. Ayer tampoco se mostró diferencial con su juego de pies con la presión alta sevillista.

Sergi Roberto (5): Falto de concentración, volvió a salir en la foto del gol. Es un «lateral» muy especial y como tal se le debe usar, nunca como un lateral al uso porque no lo es.

Mascherano (7): Ayer volvió a hacer gala de lo que diferencia al argentino: competir. Por eso juega en este equipo.

Umtiti (7): Sigue creciendo. Con la vuelta de Piqué veremos si logra estabilizarse en el once porque promete ser de larga duración en este club.

Digne (5): Punto débil, aun tiene mucho margen de mejora, pero debe aprovechar estos minutos si no quiere pasar al ostracismo con la vuelta de Alba.

Busquets (6): Su segunda parte nos enseña cual es el camino. Al igual que Sergi Roberto paga si su posicionamiento y participación en el juego no es el idóneo.

Rakitic (6): Ayer estuvo por participativo, aunque formó parte de la mejora de juego en la segunda parte.

Denis Suárez (7):  Símbolo de la esquizofrenia del equipo ayer; primera parte de estercolero en la lectura de juego, dando paso a una segunda parte de manual de lo que debe ser un interior del Barça.

Neymar (6): El brasileño sigue alternando claros y oscuros. No hace falta verle jugar mucho para saber que es el futuro de este equipo y que desequilibra como no hay tres en el mundo, pero su lectura del juego a veces es demasiado deficiente para la calidad con la que maneja el balón. Hay que seguir educándole.

Suárez (7): Imprescindible.

Messi (9): Una segunda parte de clinic. Es la esencia del fútbol, cuidémosle entre todos para que dure el máximo posible, mientras tanto el cuidará de nosotros.

André Gomes (6): Sustituyó a Rakitic,  y entró bien en la dinámica que llevaba el partido.

Rafinha (S.C): Sustituyó a Denis. Sin incidencia.