DISTINTAS FORMAS DE LLEGAR Y SALIR DE UN CLÁSICO

Los días en que se juega un Barça-Madrid son diferentes para cualquier aficionado. Hace años, cuando los horarios no se establecían pensando en los usos y costumbres del telespectador asiático, estos partidos eran a última hora del sábado. Disponías de todo el día para darle vueltas al partido, a las alineaciones o ver resúmenes y goles de años anteriores. Ahora la Liga programa el partido tan pronto que reduce considerablemente el tiempo que los aficionados dedicamos a elucubrar sobre qué ocurrirá en el partido. Por cambiar, ha cambiado hasta al denominación del enfrentamiento. Aún no sé cuándo se produjo el cambio de “derby” a “clásico”. Supongo que fue más o menos cuando los equipos dejaron de salir por separado al terreno de juego; se recibía al Madrid con una fuerte pitada en el Camp Nou, más acentuada si saltaba al campo según que portugués, y una atronadora ovación acompañando al himno del Barça cuando lo hacían los locales junto a su correspondiente mosaico. No soy de los fervientes críticos del fútbol moderno, pero sí echo de menos esas tradiciones de los “derbys”.

Centrándonos en lo estrictamente futbolístico, el partido se presenta mucho más relevante para el Barça que para el Madrid. En las últimas dos semanas, los tropiezos de los de Luis Enrique ante Málaga y Real Sociedad, y las victorias de los blancos ante Atlético y Sporting han aumentado la ventaja a seis puntos y convierten el partido en casi una final para el Barça. Conviene recordar que no le suelen ir muy bien este tipo de partidos al Barcelona cuando llega con la condición de claro favorito. Así ocurrió el año pasado, cuando los de Zidane llegaban como víctimas propiciatorias al Camp Nou y lograron remontar un gol de Piqué para recortar de 12 a 9 los puntos la ventaja que los azulgranas poseían -y dando comienzo a un bache que casi cuesta el título de Liga-. El caso más sintomático es el de la temporada 2009/2010, la primera de Guardiola en el banquillo, cuando en el partido de ida todo el mundo daba por hecha la goleada al llegar un Madrid estrenando entrenador -Juande Ramos sustituía a un Schuster que había dicho aquello de que era imposible ganar en el Camp Nou- y mermado por las lesiones, frente a un Barça pletórico en juego y resultados. Ese día costó mucho sacar el partido, con goles en los últimos minutos de Eto’o a la salida de un córner y de Messi en una contra bajo la lluvia, que terminó levantando el balón por encima de Casillas y enviando a Cannavaro a chocar violentamente contra el poste. Sin embargo el partido de vuelta en el Bernabéu, al que llegaba el Madrid sin conocer la derrota precisamente desde el partido del Camp Nou -una vuelta entera- y a cuatro puntos del Barça, nos dejó una de las tardes para la historia del club, con el 2-6 en el Bernabéu. Así pues, lo importante no es como se llega al partido, sino como se sale de él.

No hay que dejar de apuntar que el Barça recupera a Andrés Iniesta, sin saber si el manchego será titular o entrará iniciada la segunda parte. Si siempre es vital su presencia en el equipo lo es más en este momento en que los de Luis Enrique parecen desfigurados, sin hilar el juego, sin sacar el balón con claridad desde la defensa y con un centro del campo que partido a partido se hace más intrascendente en el juego culé. Los números de Iniesta en lo que llevamos de Liga son elocuentes. Entre lesiones y rotaciones sólo ha sido titular en 2 partidos de 13 disputados, en 8 no ha jugado ni un solo minuto, disputando 239 minutos de 1170 posibles, es decir un 20%. No creo que sean casuales estas estadísticas con el mal momento del equipo, y esto a su vez nos da margen a la esperanza: vuelve ya. Si Iniesta no es titular, la gran duda del once de se plantea en quien acompañará a Busquets y Rakitic en el centro del campo, ya que en estas semanas sin el de Fuentealbilla ningún jugador se ha logrado asentar en su posición, más allá de algún buen tramo aislado de partido de Denis Suárez o de André Gomes. El resto de la alineación no debería conllevar sorpresas una vez que parece que Piqué y Jordi Alba estarán a punto tras las molestias sufridas en Anoeta.

Arriba todos esperamos la reacción del tridente del Barça. Suárez debe recuperar el instinto que parece haber perdido en las últimas jornadas pues lleva tres partidos sin marcar y el uruguayo no suele hacerse esperar tanto a la hora de encontrarse con el gol, Neymar dejó destellos en la segunda parte de Anoeta de frescura y de facilidad en el desborde y suele cuajar buenos encuentros ante el Real Madrid. El Barça necesita de su mejor versión. Pero si alguien necesita que Suárez y Neymar estén atinados es Messi; en su posición más retrasada, desde la que ejerce una total influencia sobre el juego del Barça, Leo en las últimas semanas ha sido el encargado de hilvanar el juego y además de golear ante la sequía de sus dos compañeros de ataque. Y es que los “clásicos” de la última década se pueden resumir en la figura de Leo, desde que marcara aquel hat trick siendo un fiel escudero de Ronaldinho. Un regateador nato con el 19 a la espalda demostró al mundo de lo que podía ser capaz para empatar un partido frenético en el descuento. En el Bernabéu (el día del 2-6) nació ese falso nueve que revolucionó el juego del Barça y que nos permitió durante años ver la versión más voraz y goleadora del rosarino. En el clásico de 2012 nos permitió ver al lanzador de faltas letal, en otro de los atributos que ha ido incorporando en su carrera. Este sábado llega otro Messi, el más trascendente en el juego del Barça, si es que eso puede decirse de un jugador que ha marcado 21 goles al Real Madrid en su carrera.

Por último conviene recordar algo, cuando Clos Gómez pite el final del partido, la vida seguirá. Es decir que pase lo que pase, este Barça ya no es aquel de los años 70 u 80 que salvaba media temporada ganando al Madrid en casa y la otra media ganando la Copa del Rey. Desde el paso de Cruyff por el banquillo culé eso ha pasado a la historia, y el Barça ha aprendido que debe reencontrarse con su juego para conseguir los títulos que disputa, así que no es sólo ganar sino cómo ganar. Vencer al Madrid servirá para calmar las aguas y llenar el zurrón de moral, pero el objetivo es ganar títulos a final de temporada, y eso exige, por historia y por convicción recuperar el juego. El año pasado la visita del Madrid coincidió con el primer partido que disputaba el Barça tras la muerte de Johan Cruyff, y se le hizo un precioso homenaje desde la grada, el sábado toca homenajear a Johan en el césped.