AGÁCHATE QUE LA PONGO ALLÍ

El objetivo del Barça -y del Athletic Club- era pasar la eliminatoria. Vaya lumbreras estoy hecho, ¿eh? Con el peso de un resultado negativo en la ida -negativo pero para nada inalcanzable-, los de Lucho podían encarar ese objetivo de dos maneras. Una a través de la excitación, de buscar generar una corriente positiva, de la velocidad, de ganar la batalla psicológica al rival desde el minuto uno. La otra, la que finalmente fue utilizada por los blaugranas, consistía en ser pragmáticos, preocuparse antes por evitar el error propio que por dañar al rival, gestionar esa desventaja de un gol dentro de un marco de hora y media de juego, saber que el paso del tiempo iba a su favor y que el desgaste físico facilitaría las cosas según pasaran los minutos. Si por gusto personal esta segunda vía no me resulta tan atractiva, sí me parece acertada en el contexto de una eliminatoria, sea de Champions o Copa del Rey. Es más, incluso en los momentos históricos del club donde el juego nos hacía babear continuamente hemos asistido a gestiones similares de partidos del KO. Al final, por bien o mal que funcione un equipo, por alto o bajo que esté el estado anímico o por rachas positivas o negativas, jugarse los euros en un cara a cara es otro cantar.

Lucho hizo tres cambios respecto al partido de ida. Dio entrada al recuperado Cillessen en portería, a Umtiti en el lugar de Masche y a Rafinha dentro del terreno multipropiedad en que se ha convertido la posición de interior derecho. Por su parte Valverde, condicionado por las bajas, dejó a Aduriz en el banco, encomendándose a la movilidad y velocidad de Williams y Sabin como argumento para amenazar a los culés. Y continuaba con su apuesta por la presión alta de la ida, nunca bien realizada a excepción de los minutos posteriores a los dos goles bilbaínos en San Mamés, quizá más producto de la inconsistencia culé que de otra cosa.

El Barça mantuvo desde el inicio las dos soluciones mostradas en la segunda parte de la ida para dificultar y anular la apuesta de los del Txingurri. La salida de balón mezclaba el pase corto y el intento de progresión escalonada con el balón en largo, dirigido tanto a Neymar y Suárez como a un vertical y profundo Sergi Roberto en estas acciones. El movimiento de Leo bajando y yendo al centro se compensaba con la salida en velocidad del de Reus, como si de un receptor de la NFL se tratara. Por otro lado, los blaugranas mantenían la intención de presión en campo rival. Era una presión más física e individual que coral y con objetivos claros, pero únicamente con ese esfuerzo, incluidos los tres de arriba, se lograron recuperar un puñado de balones en ¾ rival, sin premio final.

Decíamos al principio que al Barça le preocupaba más no errar, no conceder oportunidades a los visitantes que de generar fútbol. Además, la defensa adelantada del Athletic sin presión al poseedor de balón otorgaba la mejor coartada al plan inicial de los de Lucho. Los azulgranas, en cada ataque, estaban a un pase del mano a mano con el portero. El lanzador disponía de tiempo y Ney y Suárez continuamente picaban la espalda de la línea de zagueros. Pero cuando tu ataque se basa en algo tan vertical y directo, se debe estar muy fino, tanto en el envío como en el timing del desmarque, exponiéndote continuamente a la “ruleta” del fuera de juego.

Se tardaron minutos pero al final el equipo comprendió que además de esa vía directa y golosa, existía otra algo más larga pero que rentaba mucho más, y era aprovechar ese espacio concedido a las espaldas de los laterales rivales. Los ejecutores fueron Jordi Alba y en menor medida Neymar. Era el costado izquierdo ese punto intermedio que permitía cargar el área. Y así fue como, tras recuperación de Leo, Ney recibe con espacio en su costado llegando a línea de fondo y centrando con la zurda. Y sí Ney, hay veces que es mejor ponerla con la mala que liarse en recortes que menguan la ventaja de los llegadores. Un balón al segundo para el posicionamiento típico de Suárez, con Rafinha atacando el primero, remate acrobático y a la red. Partido controlado y con el marcador a favor.

El último cuarto de hora fue incluso más sencillo para el Barça. La amenaza rojiblanca no existía y las facilidades defensivas se mantenían. Y llegó el descanso y tras su finalización, una acción que parecía romper el partido. Jugada individual de un Neymar muy dañino acabo con la señalización de la pena máxima, que el propio brasileño transformó para así, romper su sequía goleadora. Si a nivel de eliminatoria no cambiaba mucho -el Athletic seguía a un gol-, el momento y la forma parecían que podían llevar el partido a un escenario de dominio y diversión azulgrana. Pero fue pensarlo -así me ocurrió- y empatar la eliminatoria los de Valverde. Balón prolongado por Aduriz hacia Williams en banda derecha, centro y rechace en Alba. Recupera Elustondo en un 7 para 5, con la defensa blaugrana bien parada en el área. Supera a Jordi y centra tenso, buscando el segundo palo, donde Saborit remata solo, con un Sergi Roberto alejado de su marca. Y el error del de Reus está en la reacción, en la lectura del centro y no en su posicionamiento, puesto que se ubica allá donde debe hacerlo. No puede encimar previamente puesto que se expone a que el rival se le anticipe buscando la zona central del área y siempre es “mejor” que ese posible remate sea a su espalda. Duros exámenes debe realizar Sergi Roberto cada vez que es exigido a nivel defensivo.

El impacto de la igualada en la eliminatoria pasó factura a los de Lucho. La seguridad y pragmatismo exhibidos anteriormente desaparecieron de un plumazo, aparecieron los errores casi infantiles y el Athletic tuvo oportunidad de ahondar en la herida, pero no lo hizo. Resulta curioso lo que le cuesta a este equipo el reponerse de un revés durante los partidos. Todos entendemos que ocurra, que te marquen en una llegada aislada y te compliquen la vida, pero es que estos tienen callos en las manos, las han visto de todos los colores, y por capacidades deben sentirse seguros de sobreponerse a cualquier cosa que ocurra.

Poco a poco, a través de acciones de Leo y del Neymar que a todos nos enamora -aunque nos siga enojando puntualmente- el Barça retomó el pulso al choque. El Athletic, en cambio, parecía que iba más encaminado a intentar alargar el encuentro con una prórroga que en hacer dudar a los culés. Y apareció Leo poniendo un libre directo en la cepa del poste del palo del portero, allá donde únicamente él y el movimiento de bisagra de Piqué sabían que acabaría. Y es que la capacidad de golpeo del argento en el libre directo mata a cualquier portero. No por el acierto, que también, sino por el ramillete de opciones que maneja incluso desde posiciones complicadas para su golpeo natural. Cualquier portero que vea esto sabe que, de hacer el pasito previo para adelantarse a la acción, Leo le puede penalizar duramente. Vaya amenaza para el cancerbero, vaya dolor de cabeza para los scoutings, vaya gozada para el espectador. Pero tras el show, todavía quedaba un cuarto de hora para el acceso a cuartos de final.

En los minutos finales el Athletic se estiró sin tino, regalando espacio y oportunidades a los locales que fueron incapaces de finiquitar el encuentro. Victoria por 3 a 1 y a esperar qué rival depara el bombo para finiquitar este mes de enero que se antoja más decisivo de lo que se pensaba.

LAS NOTAS

CILLESSEN (5): Sin actividad bajo palos. Con buen golpeo en los balones en largo.

SERGI ROBERTO (5): Sufrió atrás y prácticamente sin participación tanto en ataque como en elaboración.

PIQUÉ (6): Solventó con acierto los pocos amagos ofensivos rojiblancos en su zona.

UMTITI (6): Más trabajo para el francés, que no cometió errores.

ALBA (8): Con sus lagunas, fue un hombre fundamental con su profundidad en banda.

RAFINHA (7): Dentro del contexto de qué es un interior derecho en este Barça, realizó un partido notable. Muy bien en lectura posicional.

BUSQUETS (7): Su zona no fue atacada por el Athletic Club, y vivió más cómodo, aderezando acciones de mérito con otras infantiles.

INIESTA (6): Algo más alejado del juego y con menor influencia, acaparada en el sector por Neymar.

LEO (8): Sin tanta resposabilidad en la generación, apareció más en zonas de remate.

SUÁREZ (8): Mucho mejor sin balón que con él. Su actividad ante defensa adelantada da la vida al poseedor del balón.

NEYMAR (9): Vertical, amenazador, activo, productivo.

RAKITIC, DENIS Y ARDA (-): 3 cambios en los últimos 10 minutos, para perder tiempo.