Uno de los mayores problemas en nuestra existencia es la diferencia. No puede ser más impopular, ni encontrar escaso apoyo a lo que crees que debería ser algo, como elegir un camino diferente al que, por contexto o la lógica, te digan que tienes que tomar. Hace poco más de un año, la UD Las Palmas tomó el camino más escarpado para subir a la montaña de su éxito: el juego de posición.

El estilo, con todos sus matices y abordando toda adaptabilidad posible, ha hecho que el equipo amarillo reciba toda clase de elogios, a la par que adeptos a su forma de entender y jugar el fútbol. Probablemente porque siga la máxima “cruyffista”: “cuando tú tienes la pelota, pasan las cosas que tú quieres que pasen”. Esto siempre implica un riesgo superlativo que, sin pensar demasiado, se ha llevado por delante a técnicos como Lillo o Paco Jémez en distintas épocas del desarrollo balompédico patrio. Sin embargo, Quique Setién eligió ese camino para solventar los problemas surgidos con el héroe del ascenso: el catalán Paco Herrera. Se tardó un poco salir de la zona baja, pero los resultados no tardarían en llegar. En noviembre de 2015, la UDLP estaba en la zona baja de la tabla; en mayo de 2016, salvado con varias jornadas de antelación.

Tomando el control de todo el proyecto amarillo, Quique Setién y Toni Cruz intentan encontrar una sintonía con la que ambos se sintieron cómodos. Se fueron jugadores que, por rendimiento, no mostraron su calidad como debieran. Jugadores como Nauzet Alemán o Garrido dejaron la disciplina amarilla con mal sabor de boca. Mucho mejor sensación dejó Willian José (hoy continúa su evolución en la Real Sociedad de Eusebio) quién terminó siendo imprescindible para Quique. Pero llegaron otros: se compraron los derechos de propiedad de Lemos, se contrató a Hélder Lopes, Michel Macedo y Marco Livaja en julio; en agosto llegó la bomba: Kevin Prince Boateng sería amarillo. Jugadores diferentes que cumplen un rol adecuado a sus características técnicas bajo la premisa inconfundible del estilo innegociable. El paso de las jornadas ha dejado sensaciones positivas, por encima de las negativas. Con un margen de mejora aún ostensible, Las Palmas lucha contra su inferoirdad cualitativa a través del balón. Eso ha potenciado las virtudes de jugadores como Roque Mesa, Vicente Gómez, Jonathan Viera i Tana; hombres de la tierra comprometidos con la idiosincrasia del fútbol canario, siempre tan más cerca de Sudamérica que de Europa.

A pesar de todas las virtudes que el balón te da, en el otro lado de la balanza aún debe versar que el equipo, defensivamente, aún es algo débil. Que la gestión de juego y control no es completa, o que, cuando el rival se postra con dos líneas estrechas por detrás del balón, cuesta mucho encontrar el desborde, la precisión o la jugada definitiva para pisar área y, por tanto, más dificultad para encontrar el gol.

Ante un Barça que camina al son de un Messi más centrocampista que nunca, un Neymar que intenta recuperar esa función de extremo decisivo y la de un Suárez que busca reavivar su romance con el gol, la idea y estilo irrenunciable de Setién se verá modificada para sobrevivir en un escenario de extrema dificultad. El punto de inflexión que el Barça acometió ante el Athletic en la vuelta de la eliminatoria copera, donde jugando mal, consiguió doblegar al cuadro vasco, puede ser algo a tener muy en cuenta por los grancanarios. La falta de concentración defensiva, las carencias que se tiene defendiendo el área o el balón parado, puede tirar por tierra un partido menos brillante y más solvente (como ante Sevilla o Villarreal) y dar paso a un resultado más injusto que lo que el relato del encuentro cuente. Los amarillos deberán tomar nota y llenarse de la misma moral que le permitió remar hasta la orilla en el Vicente Calderón, donde solo estuvo a un gol de remontar una eliminatoria muy en contra. Hacerle tres goles al Atlético de Simeone como local, tiene su inexcusable mérito.

En definitiva: si la UD controla el tempo del encuentro y consigue que el Barça y Messi no canten la misma canción, las opciones aumentarán exponencialmente. Si ya lo hizo el Alavés, ¿por qué no la UD? Al fin y al cabo, el camino más escarpado hacia la cima, sabe el doble cuando se consigue y siempre rompiendo las reglas establecidas.

(Posible XI): Varas – Macedo, Lemos, Bigas, Dani Castellano – Roque Mesa, Vicente – Viera, Boateng, El Zhar – Livaja.