CON UN MASCHERANO Y DOS SUÁREZ
Continúa ganando el Barcelona, ayer en un encuentro nada sencillo por la calidad del oponente, una Real Sociedad con salero que practica un fútbol de altura. Se define la escuadra de Eusebio a partir de las enseñanzas que su entrenador recibió de Cruyff, por eso no rehuye la pelota y es impositiva y no reactiva.
Tan diferente el primer acto del segundo, sostuvo Mascherano cuando el partido estaba feote y definieron Luis y Denis Suárez para dar lustre a la labor del Jefecito, que impartió un clinic memorable en la posición de 5. Se lo pasa pipa el ex del Liverpool en partidos de pierna fuerte y mucho barro, pendiente de rascar minutos un vez se da por sentado que Piqué ahora baila con Umtiti. Masche, titular en el mejor Barça de la historia, juega cuando y donde Luis Enrique considere porque es un profesional intachable que no pone caritas ni hace aspavientos si le toca calentar banquillo.
Más esforzados que precisos, se empequeñecieron Barça y Real en unos primeros 45 minutos de pragmatismo culé e incapacidad txurri-urdin. Si bien es cierto que la pelota rodaba más cercana a Cillessen que a Rulli, tal y como sucedió en Anoeta la semana pasada, no padeció este Barcelona sólido y rebosante de salud, que destila consistencia y siempre dispone más allá de la propuesta del adversario de turno.
Ni Messi ni Neymar: fue Umtiti quien dibujó la acción del 1-0 con una estupenda anticipación sobre Xabi Prieto cargada de agresividad. Le llegó la pelota a Leo, quien abrió hacia el Suárez uruguayo para que con un toque delicioso habilitara al Suárez gallego, que hizo diana con un remate más ajustado que potente que pilló a contrapié a Rulli.
Una vez retornaron los 22 de vestuarios, con Aleix Vidal sustituyendo a Sergi Roberto –había recibido un fuerte golpe en la cabeza en un lance desafortunado con Piqué-, tuvo lugar una sucesión de acciones tan benigna para el Barcelona como fatídica par la Real: mano salvadora de Cillessen en el área azulgrana cuando Willian ya cantaba gol y, en la contra posterior, penalti de Íñigo sobre Neymar tras una cabalgada fantástica del carioca. No perdonó Messi desde el punto fatídico: 2-0.
Poco después acortaría distancias Juanmi, que se infiltró entre el pivote y los centrales del Barça para hacer gol con un globo cantado. Sin embargo, el tanto realista tuvo un efecto funesto sobre sus intereses: espabiló Messi, y en 2 minutos, con el ceño fruncido como a quien acaban de despertar de la siesta antes de tiempo, le sirvió el 3-1 al caníbal uruguayo.
De nuevo respondió la Real, ya con Mascherano y Neymar en el banquillo en beneficio de Rakitic y Arda, mediante un testarazo sensacional de Willian José. De nuevo el Ser Superior se encargó de matar cualquier atisbo de esperanza txurri-urdin, rompiendo un par de caderas para citar con Rulli al Suárez joven, que rubricó su tercer gol en los últimos dos partidos.
Ya con la eliminatoria decidida y con Messi juguetón, explotó Aleix Vidal, principal destinatario de esos pases entre líneas de Leo que son amenaza nuclear y declaración de guerra. De esta guisa, tras desperdiciar un mano a mano gentileza del Ser Superior, Vidal le puso el quinto en la boca a un Arda que, en el sector izquierdo del ataque, continúa prolongando su idilio con el gol.
LAS NOTAS
Cillessen (8): Evitó el 1-1 con una intervención muy meritorio y anduvo de lo más atinado con los pies, tanto que repartió 62 pases.
Sergi Roberto (6): Le tocó jugar la parte fea. No pudo darse demasiadas alegrías en ataque, pero va cogiendo tablas y mejorando en defensa.
Piqué (7): Principal artífice de que el Barça apenas sufriera cuando la Real merodeaba constantemente el marco de Cillessen. Clave, igual que en Anoeta.
Umtiti (7,5): De una anticipación suya nació el 1-0. Cuajó otra actuación de empaque. Central fantástico que, además, mola una barbaridad.
Alba (6): Partido sobrio del de L’Hospitalet, menos punzante en fase ofensiva de lo habitual, anduvo eficaz en fase defensiva.
Mascherano (10): Actuación de matrícula del Jefecito, sostén del Barça en el primer tiempo.
Denis Suárez (9): Más allá del doblete, participó con asiduidad y pareció suelto y desinhibido. Cómplice de Messi.
André Gomes (5): Retornó a su versión más plana e insulsa. Paso atrás.
Messi (8): Entró al partido cabizbajo y pensativo, acaso dirimiendo asuntos de mayor envergadura como el muro de Trump o la eliminación de Toño Sanchís de Gran Hermano. Claro que participó en todos los goles y tuvo tiempo para dejar algún retablo para la posteridad. Y todo eso sin ser The Best.
Suárez (9): Asistió en el 1-0, lanzó la contra que devino en el penalti sobre Neymar y marcó el tercer tanto. Es una máquina de producir goles –ya sea anotándolos él o habilitando a un compañero-. Por buscarle una mácula, ha de controlar sus impulsos, pues puede ser expulsado prácticamente en cada partido.
Neymar (7): La pata más sacrificada del tridente es la que sintetiza la mejoría del Barcelona: se sacrifica como un soldado raso en defensa mientras sigue coleccionando acciones decisivas en ataque. Puede ser perfectamente el segundo mejor del mundo, y sin embargo reconoce la supremacía de Messi y socorre a su lateral como el Giuly más abnegado. Podría ser la estrella en cualquier otro grande de Europa, incluso ganar mucho más dinero lejos de Barcelona, pero, no lo duden, está empeñado en triunfar de azulgrana.
Aleix Vidal (6,5): Volvió a dejar buen sabor de boca. Muy incisivo en su costado.
Rakitic (S.C): Sustituyó a Mascherano. Sin incidencia.
Arda Turan (6.5): Ya le gustaría a Alcácer acerarse a las cifras del turco.