Es difícil pensar en una noche más aciaga que la vivida en el Parque de los Príncipes en esta ida de octavos de Champions. Lo cierto es que no se podía decir que el Barça fuera a llegar al tramo final de la temporada sin sufrir más derrotas, pero el PSG solo acentuó un problema que el equipo de Lucho lleva viviendo toda esta temporada. Más allá de un 4-0 humillante, la noche confirmó temores que muchos previeron hace un tiempo.

Y es que el partido solo tuvo un equipo durante 20 minutos, en los que el PSG demostró más preparación en todos los aspectos. Una presión alta desarboló al Barça, que vio como en cada ataque francés Sergi Roberto se veía en inferioridad. En este tramo inicial fue Di María quién abrió el marcador, pero quizá el punto de inflexión estuvo en las botas de André Gomes, que falló una ocasión clara que podría haber cambiado el rumbo del partido. Tras ese error, el Barça no volvió a tener un tramo similar en todo el partido.

Antes de que llegara el descanso, solo Ter Stegen evitó que el Barça se fuera goleado. A pesar de todo, no pudo hacer nada ante una contra que culminó Draxler. Con 2-0, el Barça estaba contra las cuerdas, pero un gol les metía en el partido y, sobre todo, en la eliminatoria. Pero esa respuesta que se esperaba tras el descanso no llegó. Lo que sí llegó fue otro gol parisino, obra de nuevo de Di María. Llegado ese momento, la exhibición de Verratti, Draxler, Di María y en menor medida Rabiot era descomunal.

El Barça, que durante todo el partido no cambió su forma de jugar atacaba con desorden, con cada pieza desconectada de otra. Messi jugó uno de sus peores partidos en mucho tiempo. Neymar, el único que parecía enchufado, estaba solo. En defensa, el funesto 4-4-2 que Luis Enrique parece empeñado en utilizar fue una de las piezas del desastre. La presión que se intentó ejecutar, la otra. Con un buen pase filtrado el PSG se saltaba dos líneas, encontrándose directamente ante la defensa culé, en inferioridad. Y así, con tanto fallo crítico y ninguna corrección durante los 90 minutos (salvo el cambio de Rafinha por André Gomes, que fue algo más vital para que el equipo no implosionara del todo que un cambio para agitar) el Barça bajó en cierto modo los brazos.

De esta forma, intentando achicar agua en un barco que cada vez tenía más agujeros, llegó el torpedo final, obra de Cavani. Con el 4-0 el Barça bajó los brazos. Rakitic entró por Iniesta, que jugó este partido más para ir estirando las piernas que para otra cosa. Solo hubo un tramo, justo al final, en el que se intentó marcar un gol que diera algo de esperanza, pero ni la suerte estuvo del lado culé. Un cabezazo de Umtiti se fue al palo y eso fue todo. El Barça se va a ir de la Champions en octavos salvo que se realice el mayor milagro de la historia de la competición. Un fracaso que hacía diez años que no ocurría, en una época en la que un entrenador llegaba al ocaso de su estancia en el club y en el que jugadores clave empezaban a ir en descenso.

No hay que tratar esto como un aviso, si no más como un recuerdo de los fracasos recientes. Todos los culés recordarán ese 4-0 en Múnich en 2013. Aunque quizá en este caso sea peor, porque no había esa inestabilidad que rondaba por entonces. Y, a pesar de todo, esa eliminación llegó en semifinales y a mano de los futuros campeones. Parece evidente que el equipo necesita un cambio. No ya de plantilla o dirección deportiva (donde creo que se ha trabajado bastante bien, más allá del rendimiento posterior), si no de entrenador. En mi opinión, Luis Enrique no ha sido capaz de darle al equipo lo que necesitaba esta temporada. Y más allá de mejorar lo que había ha conseguido ir a peor, sin conseguir ningún avance. La diferencia en preparación en este partido ha sido abismal, y el problema no viene de este encuentro (ojo al partido en el Villamarín o la vuelta de Copa ante el Atlético). El equipo había conseguido salir airoso de muchos avisos. Solo era cuestión de tiempo que llegara el derechazo que los tumbara.

Notas del partido:

Ter Stegen: 6. Hizo lo que pudo. Encajó 4 goles, pero evitó otros tantos.

Sergi Roberto: 2. Sabemos que su puesto no es el de lateral, pero es que encima ayer fue el foco de más de la mitad de los ataques del PSG. Hizo todo lo que pudo, pero se lo merendaron.

Piqué: 3. No estuvo fino en nada. Ni su salida de balón compensó los fallos.

Umtiti: 3. Quizá su peor partido desde que llegó. Algo despistado en la marca y mal colocado, aunque fue algo recurrente en todo el equipo.

Alba: 3. Debería haber sido una de las vías de escape del Barça en ataque, pero no apareció. En defensa tampoco.

Busquets: 2. Su partido fue grave. Fue una debilidad manifiesta con balón, pero sobre todo sin él. Siempre estaba mal colocado.

André Gomes: 1. En sus botas estuvo la ocasión más clara del Barça y la falló. El resto de su partido fue desesperante, hasta tal punto que no llegó a jugar ni una hora de partido.

Iniesta: 2. Viene de lesión y se notó. Le faltó frescura y se vio sobrepasado ante el ritmo del rival.

Messi: 3. Un partido extraño de Leo, que tocó poco balón y tuvo pérdidas que llevaron a gol. No estaba en el partido.

Suárez: 3. Tocó la cara B de Luis, esa que falla controles y pases.

Neymar: 6. El jugador de ataque que más lo intentó. Mucho más fresco que el resto, su estado de forma no fue suficiente para tirar del equipo.

Rafinha: 3. Entró para que André Gomes no jugara más. Al menos no fue a peor.

Rakitic: 3. Su entrada fue testimonial. Un poco como lo está siendo su temporada.

Foto: Mundo Deportivo