La Torre Minčeta
Algo maravilloso recorre tu cuerpo cuando tras un bonito trayecto bordeando la Costa Adriática te plantas en Dubrovnik ante la imponente Puerta de Pile, la entrada principal a las murallas de esta ciudad croata. Pagar las 100 kunas (13 euros) que te permiten subir y recorrer las murallas te reporta una fantástica experiencia y te regalan algunas de las mejores vistas que verás jamás. El recorrido de los casi dos kilómetros (con sus numerosísimas escaleras) concluye en la Torre de Minčeta, el punto más alto del itinerario. El último esfuerzo hasta allí merece la pena tanto por la subida como por el descenso, donde se encuentra el secreto mejor guardado de estas murallas, una original pista de baloncesto. En este enclave histórico que ha sufrido un terrible terremoto y numerosos asedios (el último en la Guerra de los Balcanes) los habitantes de Dubrovnik decidieron rendir homenaje a una de los deportes nacionales en Croacia. Este respeto reverencial al balón naranja es la razón del nacimiento de talentos en la ciudad como Mario Hezonja, Andro Knego o Ante Tomic, el gigante de Dubrovnik.
A estas alturas del texto habrán adivinado que esta apertura es una excusa fácil para hablar de lo increíble que esta ciudad, pero también me sirve para hablar del pívot culé, que como las murallas de su ciudad resiste cada ataque que le propinan y ahí sigue, en pie. El Barcelona Lassa afronta una recta final de temporada compleja, con la mente dividida entre el desolador presente y el incierto futuro, y aquí Tomic es fundamental en el devenir de la sección tanto por rol como por salario. El “44” culé enfrenta a defensores y críticos antes de entrar en su último año de contrato, así que la pregunta es clara: ¿debe seguir?
Antes de emitir un juicio hay que hablar de realidades, y esas dicen que Ante Tomic está siendo el mejor jugador del Barça esta temporada junto a Sasha Vezenkov. Si el búlgaro destaca por sensaciones y crecimiento el croata se apoya en unos números que le avalan. Segundo mejor valorado de ACB con 21.9 y el más digno de los culés en la calamitosa Euroliga con 12.87. Todo ello teniendo en cuenta que a nivel colectivo el equipo les da muy poco a ambos. A partir de aquí ya se puede interpretar y profundizar.
Los detractores del croata dirán que Tomic representa la frontera entre el fin de la era Pascual y el nacimiento de la de Laso, es decir, la pura imagen de la decadencia. Que no defiende y que en Euroliga sus defectos quedan al descubierto. Que a su repertorio ofensivo no ha añadido nuevos matices como un tiro de 4-5 metros o un mayor acierto desde la personal. Que tiene poca sangre y con frecuencia peca de errores infantiles que le convierten en un jugador anticompetitivo. Que los interiores de su perfil ya no están de moda y el baloncesto actual exige pívots más físicos y móviles. Que tras firmar el contrato de su vida realizó su peor temporada y ya no ha igualado los números de sus primeras temporadas. Que pese a tener buenos números nunca será el pívot que se necesita para aspirar a lo más alto. Dirán todo esto y no les faltará razón.
Sus defensores argumentarán que nuevamente sigue siendo el único jugador ciertamente diferencial de la plantilla, el único que quizá coloquemos entre los 5 mejores de su posición en el continente. Que tras la pasada mala temporada el croata ha recuperado su mejor nivel individual en la actual. Que estos dos años aciagos han coincidido con la ausencia en plantilla de un base puro que pueda explotar el pick and roll y ayudar a Tomic a explotar esta faceta del juego donde él puede ser devastador. Que Tomic lleva dos temporadas seguidas siendo Plan A, Plan B y Plan C en el puesto de center ya que ninguno de sus complementos ha rendido como se esperaba, lo que le obliga a un sobresfuerzo para el que no está preparado. Que los fracasos de los últimos proyectos se dan a pesar de él y no por su culpa, pues es de los pocos que ha rendido como de él se podía esperar. Que más de uno se hubiera bajado del barco de Bartzokas en la situación de Tomic, escuchando a menudo del griego que él no encaja en el basket actual, pero el croata ha seguido remando siendo responsable para con el club, pues se podía haber creado un clima todavía más desagradable.
Así pues, hay argumentos suficientes para defender su continuidad o su salida, y dada su situación contractual parece una decisión que deberá tomar el entrenador, y es aquí donde radica la complejidad del asunto. Por su trayectoria anterior y sus declaraciones ya como técnico culé Bartzokas ha dejado claro que Tomic no es el tipo de pívot que le gusta, por lo que si el griego siguiera no es nada descartable que busque su salida. Si Bartzokas no sigue ya dependerá del nuevo entrenador que el croata cumpla el resto del contrato. Bien podría pensar el nuevo inquilino del banquillo culé que bien complementado en la pintura y con un base con el que pueda formar una buena sociedad Ante Tomic puede ser un arma poderosísima. Bien lo podría pensar Bartzokas, también. Si no como el jugador eje sobre el que girar el proyecto sí como un Plan B realmente útil.
El Barça tiene 3 opciones a la hora de encarar el futuro de Tomic:
– Cumplir el año que le resta y el entrenador decida qué rol darle en función de sus compañeros en la pintura. Que el Barça se haya agarrado tanto a Tomic estos años no ha sido tanto un deseo como una necesidad dado el pobre nivel de los jugadores que le rodeaban. Elegir a Pleiss en lugar de Ayón, Lawal en lugar de Dunston o renovar a Dorsey lesionado no es responsabilidad de Tomic.
– Corte: Sería estúpido dado que el Barça no sólo perdería un jugador de nivel sino que el coste económico sería el mismo que cumpliendo el año restante.
– Traspaso: Es utópico pensar que algún equipo asuma la ficha del croata y además pague traspaso, sobre todo si es el Barça el que lo va ofreciendo. A buen seguro que tendrá muchas ofertas, pero no a cualquier precio. Esta fórmula permitiría al Barça deshacerse de Tomic liberando parte de su salario, pues es complicado que el croata firme con otro club cobrando menos, por lo que reclamaría esa parte del contrato que pierde. De este modo Tomic se uniría a los Oleson, Doellman o Perperoglou como bajas que descargarían la masa salarial del equipo y permitiría a Rodrigo De la Fuente trabajar con más margen para la reconstrucción.
Esta decisión, como muchas otras, son de las que hay que empezar a tomar desde ya, porque si no hay proyecto presente que al menos trabajen en el futuro y vayan encaminando asuntos. El primero es Bartzokas porque de él depende todo. Si sigue y no va a contar con Tomic que vayan iniciando gestiones para encontrar un gran sustituto, como empiezan a hacer el resto de equipos. Y si Bartzokas o el nuevo entrenador cuentan con él que lo arropen bien y no le dejen solo ante el peligro, pero que decidan ya.
Una reflexión personal para terminar. Pese a sus defectos y limitaciones en la pista no se me ocurre un jugador que haya representado con más dignidad a los culés en las últimas temporadas que Ante Tomic. A veces “dan ganas de matarlo”, pero a diferencia de lo que muchos culés piensan yo creo que muere por esta camiseta. A las duras y a las maduras, estando bien, mal o regular, ganando o perdiendo (casi siempre), desde el quinteto o el banco…el croata se ofrece, no se esconde y sigue tirando del carro. Si el día de mañana Tomic se marcha no sólo no le reprocharé nada sino que le desearé la mejor de las suertes para que gane donde vaya. Que nadie me intente convencer de lo contrario, porque para mí Ante es uno di noi.