Barça 17-18: sombras y cenizas

La posición de escolta en el Barcelona es actualmente un letrero luminoso que no funciona bien. Algunas bombillas brillan, algunas están totalmente fundidas, otras cuantas apenas ya lucen por el paso del tiempo y otras tantas han reventado y no se sabe si tiene arreglo. ¿Se puede mantener en estas condiciones? No, hay que hacer reformas y reformular la posición para competir con garantías.

Lo que se planificó en verano en el puesto de “2”, como en el resto de posiciones, estaba supeditado a que todo saliera bien y, como en el resto de posiciones, casi todo salió mal. Fue incomprensible la llegada de Koponen como segundo base cuando Bartzokas luego raramente vez lo ha utilizado como “1”, confirmado lo que todo el mundo veía, que es escolta y además el mejor del equipo (incluso con todos sanos). Navarro ha tenido un año aciago en cuanto a lesiones (quién lo podría esperar), Oleson pese a un comienzo esperanzador ha corroborado su declive y Ribas, en el que también se pensaba como base y con precedentes de problemas físicos, tuvo la desgracia de la gravísima lesión en Belgrado. ¿Cuál es la situación de cada uno en el equipo?

– Juan Carlos Navarro: Como todos los años la decisión de continuar o no está en su mano. No tenemos la menor idea de cómo funciona su contrato, sí que piensa en volver con la selección en verano para batir el récord de presencias con España. Hizo una digna pasada temporada cuando no acudió al Europeo, pero volvió para Río y otra vez ha estado más fuera que dentro del equipo. Ni siquiera Bartzokas ha tenido la oportunidad de mostrar qué papel le reservaba en el equipo y si algo había cambiado respecto a pasadas campañas porque nunca ha tenido efectivos suficientes como para apreciarlo. Sea como fuere Navarro lleva años condicionando el juego exterior del equipo y es más marrón que solución, y si este próximo año él no da el paso parece que el club sí lo puede hacer a tenor de las palabras de Nacho Rodríguez en su presentación. Sólo se concibe su continuidad con un rol muy reducido, pero probablemente la mejor solución para todas las partes sería una retirada con honores como lo que es pase lo que pase, una leyenda, y un puesto en el organigrama de la sección. El Barcelona ha cumplido con creces con Navarro y si se plantea siquiera su continuidad es porque es quien es. En cualquier caso, el capitán va a tener un final de carrera en el club que nadie hubiera deseado.

– Brad Oleson: El de Alaska llegó a Barcelona y firmó unas primeras temporadas notables, lo que le valió una jugosa renovación que fue el principio del fin. Las lesiones comenzaron a ser más frecuentes y su cuerpo dejó de responder, siendo menos efectivo en defensa y reduciendo su impacto en ataque, ya de por sí limitado. Acaba contrato este verano y su salida es segura. Ya lo hubiera sido el pasado verano de no ser por tener contrato en vigor, lo que probablemente impidió ya fichar entonces un escolta (Causeur, por ejemplo).

– Pau Ribas: El jugador catalán no está teniendo suerte en el Palau. Si en la primera temporada entre adaptación, el dignísimo papel de Navarro y las lesiones no pudo rendir con la regularidad deseada en esta segunda la grave lesión en el talón de Aquiles le privó de tener su gran oportunidad en el club. Ahora, con 30 años, tras 9 meses en el dique seco y con su contrato finalizando en 2018 la sospecha de lo que pudo ser y no fue planea por la cabeza de todos los culés. Todo el mundo tiene la duda de hasta qué punto le va a afectar este larguísimo parón y si va a estar preparado para asumir un papel importante en el equipo.

– Petteri Koponen: El jugador finés fue junto a Rice el otro gran fichaje del curso, pero no pudo empezar peor. Su accidente en un taxi le dejó fuera del equipo dos meses y cuando quiso volver la necesidad de él era tan grande que le privó de cualquier tipo de adaptación lógica. Tuvo que crecer acompañado de la urgencia desde el minuto 1 y esta es una de las razones que explican su irregularidad. ¿Es más de lo que estamos viendo esta temporada? Sin duda alguna sí. Quizá no para ser un líder, pero sí un hombre más regular en el tiro, más decisivo en los instantes finales y con una aportación al colectivo mucho mayor.

A este roster es necesario meterle el bisturí para hacer una plantilla competitiva, pero la posición de escolta es posiblemente la más compleja de todas, pues hay muchas dudas, poquísimas certezas y un caso, el de Navarro, especialmente difícil de gestionar porque va mucho más allá del análisis puramente deportivo. ¿Hay que fichar un “2”? Si es así, ¿a qué tipo de jugador? Algunos nombres:

– Brandon Paul: El ex de Joventut llegó mediada la temporada a Efes, donde firmó hasta el final de la misma y se ha convertido en un jugador importante en las aspiraciones de los de Perasovic. Desde esa anarquía que todos los equipos necesitan en su justa medida está sumando puntos y colaborando en la mejoría de los turcos. Si el Barça quiere a Brandon Paul sabría perfectamente lo que firma, un escolta con una toma de decisiones irregular pero capaz de anotar de todas las formas posibles. Además, en defensa puede ser aplicado y tiene aptitudes porque el físico le acompaña. Sería un gran complemento para Koponen no sólo por características sino porque sus status serían similares, habiendo una repartición de minutos muy equilibrada.

– Jabari Brown: Un superanotador. Al ex jugador de los Lakers se le caen los puntos de los bolsillos gracias a un talento ofensivo extraordinario. Sus lagunas defensivas le están privando de una carrera en la NBA, pero en Europa debería ser un jugador devastador para las defensas rivales, compensando por mucho su falta de aptitudes atrás. Ha probado en la D-League y en China para convencer a las franquicias de la NBA, pero no lo ha conseguido y el siguiente intento podría ser el viejo continente. Hablamos de un jugador autosuficiente que necesita entre poco y nada para armar el brazo y anotar, un fichaje posiblemente cortoplacista y con riesgos pero que podría merecer la pena.

– Nando De Colo: No hay motivos racionales para creer en este fichaje, pero si hay un 1% de posibilidades de llevarse a cabo hay que agarrarse a esa esperanza. Si hiciera falta mandar a Iniesta a recogerlo al aeropuerto en medio de sus vacaciones se hace. De cada uno depende ponerlo en el puesto 1, 2, 3 o 4, pero es evidente que el francés es uno de los TOP de Europa y sin duda el fichaje más ilusionante para el Palau. ¿Por dónde pasa ese 1%? En primer lugar, su salida estaría supeditada a que Milos Teodosic no se marchara a la NBA y renovara por el equipo moscovita, que en ningún caso podría permitirse perder a sus dos referentes. En segundo lugar, que el Barça hiciera un enorme esfuerzo económico para convencer al francés de que liderara el nuevo proyecto con un contrato que al menos se acerque al que tiene en Rusia, teniendo en cuenta además las diferencias impositivas de un país y otro. Que a su vez el Barça pagara un gran traspaso a CSKA para liberar al galo de los dos años de contrato que le restan en Moscú, y es que CSKA no tiene ni la urgencia por sacar dinero por él ya que no entraría en el último año de contrato. Y por último que CSKA encontrara un relevo de garantías y que, en el global de la operación, deportiva y económicamente, les fuera rentable dejar marchar a De Colo. Ese posible sustituto tiene nombre y apellidos claramente, por el que el Barça también se podría interesar: Alexey Shved.

– Alexey Shved: El jugador ruso regresó de la NBA y Khimki le convirtió en el mejor pagado del continente, pero casi dos años después el equipo que dirige Ivanovic va camino de quedarse otra vez fuera de la Euroliga, lo cual haría replantearse el futuro a su estrella. Firmó hasta 2018 con Khimki pero ya ha sonado para regresar a CSKA si perdieran a Teodosic, aunque por condiciones una pareja con De Colo no parece la mejor solución para paliar la posible marcha del serbio, que complementa al galo mucho mejor que Shved, asentado definitivamente como un “2”. El ruso aportaría desequilibrio, talento y tiro, puntos y asistencias, siendo posiblemente el más digno relevo de Juan Carlos Navarro como generador. ¿Puede sacarlo el Barça de Rusia? Parece improbable que el Barça firmara a los tres exteriores que en su día tenía Khimki, tres exteriores que, por cierto, no terminaron de encajar allí porque los tres necesitan mucho balón, así que la llegada de Shved iría unida a la salida de Rice. ¿Khimki vendería? El Barça ya firmó a Koponen y Rice cuando entraban en su último año de contrato, situación que ahora se repite, y si el jugador quiere jugar Euroliga y presiona a la entidad les convendría más que saliera destino Barcelona en lugar de reforzar a CSKA. ¿Y el jugador? Sus números este año son muy buenos, aunque en la serie de cuartos de Eurocup ante Valencia reflejó claramente que no puede seguir en Khimki un año más. Promedió entre los tres partidos 35 minutos y se jugó en total 30 triples (metió 8), 28 tiros de 2 (encestó 12), repartió más de 7 asistencias por choque y perdió 3 balones, es decir, todo pasaba por él de manera exagerada, así que su toma de decisiones fue muy mejorable y sus porcentajes bajaron mucho. Saliendo de Khimki no será tan protagonista, pero es un jugador que puede y debe liderar a un equipo más potente que aspire a más. Eso sí, si hay la más mínima posibilidad de regresar a CSKA lo lógico es que se decante por ellos.

– Andrew Goudelock: El proyecto de Maccabi de los americanos ha sido un auténtico fiasco. Quincy Miller lesionado de gravedad, Weems fuera del equipo por saltarse un control antidopaje y Goudelock sin acabar de rendir como se esperaba pese a sus buenos números mientras ha estado sano. Ha sido el mejor de los macabeos, sí, pero si se replantean un proyecto desde cero podría existir la posibilidad de que la Mini Mamba quedara libre. Goudelock ya ha sonado varias veces para reforzar al Barça por su gran capacidad anotadora, un talento individual que bien gestionado debería ser decisivo allá donde jugara, un jugador al que dar la última bola. Su paso por Fenerbahce dejó frío, especialmente por su mal final en Estambul. Su convivencia con un base clásico (Jovic, por ejemplo) podría ser una buena combinación que tendría control y desequilibrio. Eso sí, su fichaje estaría muy reñido con la continuidad de Rice.

– DeAndre Kane: Muchos se echarán las manos a la cabeza leyendo este nombre, y más tras acabar la temporada en el Betis, pero hasta entonces el americano estaba siendo una de las sensaciones de la temporada en Rusia y Eurocup jugando para Nizhny Novgorod. Se trata de otro jugador individualista, pero con tendencia más a penetrar que tirar, un buen complemento para Koponen. Sus porcentajes desde el triple y media distancia no son buenos, pero atacando el aro es sumamente habilidoso. Es muy bueno cortando para anotar canastas fáciles o llevarse a sus defensores debajo del aro, donde aprovecha su físico para sumar puntos o sacar faltas. Sería totalmente desequilibrante en esta faceta si además lo acompañara de una mayor regularidad desde la personal. Incluso podría jugar de alero porque, altura al margen, es un jugador que en el otro lado de la cancha también suma si no desconecta. Cómo se adaptaría a jugar menos minutos y si es lo suficientemente bueno como para gastar una plaza extra son dudas que sobrevuelan al pensar en su posible incorporación.

Edwin Jackson: Este nombre no va a dejar indiferente. Si no hubiera pasado ya por el Barcelona sin pena ni gloria ahora sería uno de los grandes deseados, pero los meses que estuvo a las órdenes de Pascual dejó frío al Palau. En casi cada movimiento aparentaba ser más de lo que luego era. Físicamente potente y con un gran primer paso a Jackson probablemente le faltó confianza con la camiseta blaugrana para mostrar todo el baloncesto que lleva dentro, el que está demostrando en Estudiantes. Habrá quien piense que es un jugador que necesita mucha responsabilidad y muchos tiros para brillar, cosa que sí tiene en Estudiantes y no tuvo en su día ni tendría si regresara. Habrá quien piense que ha pasado suficiente tiempo como para haber madurado y que es un jugador diferente, ya preparado para la élite. Hay argumentos para defender las dos cosas, pero qué duda cabe de que sería una apuesta arriesgada.

– Marko Guduric: Este escolta es otro producto más de la inagotable cantera serbia, MVP del Europeo de 2015. Se trata de un jugador todavía por hacer, pero con un margen de mejora importante. Puede quedarse o no, pero es uno de los mejores proyectos del baloncesto europeo ahora mismo. Tiene físico incluso para desenvolverse de alero y ofensivamente tiene talento para penetrar y tirar desde fuera, donde parece tener un don especial para los últimos segundos de posesión. Es verdad que le falta algo de velocidad para ser una amenaza aún mayor, pero podría ser una apuesta del club de presente y futuro. Tiene contrato con Estrella Roja hasta 2019, por lo que habría que pagar traspaso, lo mismo que con su compañero Stefan Jovic.

– Matt Lojeski: Si lo que se busca es un perfil Oleson el jugador belga, con matices, se adapta a esta exigencia. No es un perro de presa como el de Alaska en defensa, pero sí es un jugador comprometido y con aptitudes, especialmente por su 1.98. En ataque su repertorio es más rico. A su fantástico tiro de 3 se une un físico apto y una actitud algo más agresiva para atacar el aro. No es un generador y tampoco tiene un gran impacto en el juego, lo que sí traería consigo es la experiencia de haber sido pieza importante en un equipo campeón como Olympiacos, donde ha jugado como escolta y también como alero. En El Pireo ha hecho carrera gracias a los espacios que le regalaba Spanoulis, anotando con buenos porcentajes. Sería un fichaje claro para Barça y muchos otros equipos de no ser por su edad (32 años cumplirá en julio) y por algunos problemas físicos que le han venido acompañando desde hace años. En cualquier caso, no le faltarán ofertas y Olympiacos, que seguro querría contar con él, no le renovará a cualquier precio porque la posición de alero la tiene bien cubierta con Papanikolaou y Papapetrou y en el “2” Erick Green se ha acoplado muy bien al equipo.

Lojeski, Guduric o Higgins, al que incluímos como «3» pero bien podría estar en este texto, serían jugadores interesantes para combinar los dos puestos exteriores que acompañen al base y así ahorrarse el fichaje de un segundo alero puro o el del propio escolta, apurando así el presupuesto para acometer otras operaciones en otras posiciones (ala-pívot, por ejemplo) o directamente «fichajazos», optando así por ese modelo Fenerbahce de plantillas no tan largas pero sí de enorme calidad. Hay que tener en cuenta la calidad media de ACB comparada con otras ligas europeas, por supuesto.

Al final todo pasa por tener claro quién saldrá y qué se espera de los que ya están. En resumidas cuentas, hay que hacerse tres grandes preguntas:

¿Se confía en Koponen como líder o como revulsivo? Le hemos visto mucho salir desde el banquillo este año, pero ¿se pretende que sea el “2” titular?

¿Navarro, si sigue, qué rol va a tener?

¿Rice va a seguir? Es fundamental porque es otro jugador que condiciona la planificación del escolta, pues si llega otro gran base Rice jugará minutos de “2”, cosa que el americano agradece de vez en cuando.

Contestadas estas preguntas hay que pensar qué se puede fichar ¿Un jugador con vocación más defensiva que fuera un relevo lógico de Oleson o algo más? Si es así, ¿un generador (1-2), un tirador o un «2» con tendencia a pisar la zona que complemente a Koponen? Muchas preguntas y nada fáciles de resolver. Rodrigo De la Fuente y Nacho Rodríguez tienen mucho trabajo.