¿Qué Barça B veremos este año?

Es la eterna pregunta. Y el eterno debate. Tras dos años malviviendo en una categoría compleja, cruel y, sobre todo, muy pareja como la Segunda B, el filial jugará esta temporada en la de plata. Y lo hace siendo no solo un equipo completamente distinto al que bajó, sino también al que en junio consiguió el ascenso. La metamorfosis que ha sufrido la plantilla invita a pensar en que veremos algo distinto, pero hay que remarcar que el núcleo duro se mantiene: Palencia y Cucu seguirán estando la retaguardia, Sarsanedas y Aleñá en la sala de máquinas y Cardona en el frente de ataque. Y, además, recupera a Adrián Ortolá para la causa, tras estar en el Alavés en calidad de cedido.

De los 24 futbolistas que componían la plantilla en la temporada 2016/17, restan poco más de la mitad (13). Este número podría reducirse pues algunos de ellos, a falta de horas para cerrar el mercado, tienen el futuro en el aire. Abeledo, Nili o Alfaro podrían abandonar el club y unirse a Romera, Alberto Perea, Paik, Gumbau, Xemi, Borja López, Suárez o Carbonell, entre otros. No hay que olvidarse de aquellos que vienen apretando desde abajo: Abel Ruiz, Carles Pérez, Oriol Busquets o Morer piden paso.

Poniendo la lupa en lo que presentó Gerard López en el José Zorrilla la pasada semana, una aproximación bastante fiable a falta de cerrar definitivamente la plantilla, hablamos de un equipo compensado en todas las líneas, con nombres ilusionantes y otros que, quizá, no tanto. Con el técnico de Granollers a los mandos en su tercer curso, el filial reúne juventud y experiencia, una fórmula que, hasta ahora, le ha funcionado: el filial regresa apenas dos años después al fútbol profesional. Jugadores como Fali, José Antonio Martínez o Varo aportarán un punto de experiencia para que Aleñá, Sarsanedas, Palencia o Cucu (canteranos) y Vitinho, Concha o Cuenca (formados fuera) crezcan.

El dibujo base será el 4-3-3, pero hablamos de una plantilla con infinitas posibilidades en cuanto a esquema, también motivado por las características intrínsecas de los jugadores. A lo largo de estas dos últimas temporadas, hemos visto al filial organizarse en torno al 4-4-2, 4-2-3-1 e incluso 3-4-3. La idea de Gerard López es clara: tener el balón y ser superior a partir de ahí. Aun así, hablamos de un equipo camaleónico: explota las limitaciones y minimiza las virtudes de los rivales. El escenario adquiere un peso muy específico. No reniega a replegarse y adoptar una postura más reactiva y conservadora si el beneficio que reporta es mayor. Pero esta tendencia no tiene que ser entendida como plan de partido, sino como una mera organización en aquellas fases del encuentro que así lo requieran. El rival también juega, y por eso hay que adaptarse. Es el discurso que más representa a Gerard López.

En cierta manera, este filial ha perdido su esencia: no es el trampolín entre la formación y el fútbol al máximo nivel de antaño. Y la gran cantidad de fichajes desde que el filial descendiera, así lo demuestra. La política del club ha virado hacia un modelo más resultadista, buscando formar un bloque de jugadores que compitan como primer objetivo. Pese a esta delicada situación, el Barça B atesora nombres que despiertan gran ilusión y cuyo futuro, sobre el papel, tendría que estar vinculado, de alguna manera u otra, al FC Barcelona en los años venideros.

Jugadores a seguir

Puesto el contexto, haremos un ejercicio de seguimiento más concreto. Nos quedaremos con seis nombres. Y los separaremos en tres grupos, que estarán compuesto por dos jugadores. No tienen por qué ser del mismo perfil, ni siquiera ocupar demarcaciones similares. Básicamente, dos nombres consolidados y nutridos con el ADN Barça, otros dos con esta misma premisa, pero con formación foránea, y dos más que provengan del Juvenil A. Sin más dilación, analicémoslos:

Carles Aleñá. Interior diestro de recorrido con una zurda exquisita. A su gran visión de juego e inteligencia táctica, hay que añadirle un gran disparo desde la media y larga distancia. Sabe desenvolverse con ambas piernas en las conducciones, su mayor virtud. Jugador diferencial en los partidos más espesos a nivel coral.

Ferran Sarsanedas. ¿Cuántos mediocentros zurdos hay? Pocos, ¿verdad? Pues Sarsanedas es uno de ellos. Posicionalmente muy disciplinado y apoyo constante en salida de balón. Es un argumento idóneo para los interiores, que se benefician de su gran capacidad para el desplazamiento en corto. Defensivamente tiene algunas carencias, sobre todo en relación a los balones aéreos, y, por ende, con gran margen de mejora.

Marc Cardona. Un delantero completo y autosuficiente. En apenas dos años, ha pasado de jugar en Tercera a hacerlo en Segunda. Su olfato goleador es un pilar para el filial, fruto de su capacidad para desenvolverse en cualquier contexto. Gran juego de espaldas y sacrificio en beneficio del equipo. Puede actuar en cualquiera de las tres posiciones de ataque, pero su mayor rendimiento es como referencia.

Vitinho. El brasileño aterrizó con más pena que gloria en la ciudad Condal, pero en pretemporada ha dejado buenas vibraciones, confirmadas en la primera jornada de liga. Puede actuar como interior zurdo o bien en el extremo. El control orientado tiene algo realmente especial, y, pese a no ser su mayor virtud, es un gran regateador.

Abel Ruiz. La gran esperanza. Puede jugar como punta o en cualquiera de las dos bandas. Al espacio, es un jugador letal, pero tampoco se siente incómodo actuando de espaldas. Posee un gran uno para uno, así como un interesante disparo. Su crecimiento en este último año ha sido gigantesco.

Oriol Busquets. Mediocentro bastante peculiar. A diferencia de Sarsanedas, Busquets es un pivote con mayor recorrido y llegada desde segunda línea. Se convierte, por tanto, en un jugador imprevisible. Diestro y con buen trato de balón. Ligeramente superior a Ferran en el desplazamiento en largo. También destaca por ser un gran corrector de los desajustes defensivos de los interiores.