Varios jugadores del Barça pueden estarle agradecidos a Tyrese Rice por su pésimo 2017 porque ha tapado las miserias de algunos compañeros que tampoco cumplieron las expectativas la temporada pasada. Uno de ellos podría ser Petteri Koponen, que si bien no ha sido un fiasco exagerado su campaña dejó fríos a la mayoría de los culés. Se esperaba muchísimo de él, pero desde el comienzo todo se torció.

En primer lugar porque su accidente en un taxi le alejó de las pistas más de un mes, lo que propició que tuviera que adaptarse al nuevo y desorientado equipo de Bartzokas mientras ya se empezaba a competir con urgencias por la exigencia de la nueva Euroliga y las lesiones, algo nada recomendable. Y en segundo lugar porque planificar con el finés como segundo base sin otro puro junto a Rice fue un error imperdonable. Dicen que lo que mal empieza mal acaba, y estos dos factores fueron definitivos para el sabor de boca final que dejó Koponen en el Palau.

El ex de Khimki dejó muy claro que es escolta, y además presentó dudas razonables sobre su capacidad de liderazgo en un equipo, eso sí, que era cualquier cosa menos un equipo. Ahora afronta este segundo año sin un gran foco sobre él, como si la gente se hubiera olvidado de que está ahí y de que tiene que tener un papel protagonista en el equipo. Comenzará la temporada con sus compañeros y además estará mejor rodeado, ya no tiene excusa para no romper.

Cuando uno hacía el ejercicio de imaginar posibles sustitutos de nivel para Bogdan Bogdanovic en Fenerbahce una vez se anunció su marcha de Estambul se daba cuenta de que no hay muchos mejores escoltas que el finés en el mercado europeo. Nando De Colo y Shved claramente por encima, pero todos los demás a un nivel similar o por debajo. En una posición delicada el Barça tiene a uno de los mejores, y eso lo tiene que explotar.

La temporada pasada se encontró con un panorama desolador donde tenía todas las de perder, porque cuando él empezó a competir a buen nivel Rice se cayó y el equipo ya no sabía hacía dónde iba. Ahí Koponen se atascó porque ni tenía el suficiente talento individual para por sí mismo remontar la situación ni la creatividad suficiente para ofrecer soluciones al colectivo. De este modo el Barça se encontraba en muchos partidos con todo el equipo esperando a ver qué se le ocurría a Rice o Koponen, lo cual sólo podía acabar de un modo.

Por lo pronto este año tendrá a su lado dos bases con gran capacidad para asistir, por lo que descargará responsabilidades de la generación de juego y se podrá centrar más en la búsqueda de espacios para ejecutar desde el triple, donde este año en Euroliga se fue hasta el 46% con un gran 55/119. Tiró 33 tiros más de tres que de dos puntos, unos números que contrastan con los de Khimki, donde la temporada anterior jugando casi tres minutos menos por partido en Euroliga tiró 85 tiros de dos y 84 de tres. Es una estadística que deja clara la dependencia del Barça de Bartzokas respecto al triple, en parte por la incapacidad de crear mecanismos colectivos que permitieran mayor riqueza en el ataque, algo que penalizó todo el año, especialmente en los grandes partidos.

No es casualidad que en casi todos los partidos exigentes Koponen pasara desapercibido, culminando con un Playoff ACB donde hizo una eliminatoria de cuartos ante Valencia francamente pobre. La temporada del finés fue un fiel reflejo de la de su equipo, estrellándose ante la cruda realidad cada vez que había un gran rival delante. Y es que al margen de los fríos números la sensación es que Koponen pudo dar muchísimo más, y eso implica que su margen de crecimiento en el equipo es esperanzador. Quizá no para ser el líder, pero sí sin duda uno de los cinco jugadores más importantes del equipo, un jugador con el que acabar los grandes duelos. No se entendería una gran temporada del Barça sin una gran participación de Koponen.

Hay que desear una versión más constante del ex de Khimki, donde asuma mayores responsabilidades y que además tenga alguna posibilidad de cumplir la empresa con éxito, a diferencia de una temporada pasada donde cualquier intento estaba condenado al fracaso, pues no había sostén colectivo al que agarrarse en tremebundas circunstancias. Tiene mérito hacer del finés un jugador casi microondas dentro del desierto que era la temporada pasada el Barça. Tarea de Sito Alonso ha de ser crear un equipo reconocible en el que Koponen pueda implicarse de forma natural, no forzada. No se ha fichado escolta a pesar de las dudas que generan Ribas y Navarro, lo cual deja claro que la confianza en Koponen es total.

Tiene baloncesto como para no fiarlo todo al triple, para generar otro tipo de situaciones y tener más peso en el equipo y de manera más continuada, no tanto a rachas. Ha de ser un Plan A y no un Plan B. En la tabla de altas del Barça no figurará este verano, pero es casi un fichaje más, o al menos un reinicio. Petteri Koponen tiene una oportunidad preciosa para hacer algo grande este año.