AL RITMO DE ÍÑIGO RUIZ DE GALARRETA

Marcelo Bielsa dejó una herencia incalculable en el Athletic Club. Su equipo reunía grandes jugadores y terminó por enamorar a media Europa con una propuesta ofensiva y un juego muy atractivo. Pero, ¿por qué íbamos a hablar de “El Loco” y su Athletic Club? La respuesta es clara: porque fue quien atisbó que Íñigo Ruiz de Galarreta, un joven centrocampista sin complejos que empezaba a despuntar en las categorías inferiores, era un proyecto de futuro en 2012. Atesoraba todo lo necesario para convertirse en líder de la medular de los cachorros a diez años vista. Sin embargo, a día de hoy, cinco años más tarde y una larga travesía, sigue anclado en el mismo lugar.

La carrera de Ruiz de Galarreta tiene un punto de no retorno muy concreto y que justifica el por qué todavía no ha llegado a esa élite que le esperaba. Y es el que pretende olvidar en esta nueva etapa, en el filial de un club como el FC Barcelona. Nos situamos en noviembre de 2013. Tras una decisión consensuada por ambas partes, el vasco se marcha cedido al Mirandés en busca de minutos. Una inoportuna lesión de larga duración había frenado su crecimiento y necesitaba rodaje de calidad. Y ya desde sus inicios se convirtió en uno de los jugadores más importantes del equipo, pero entonces su anárquica rodilla decidió -otra vez- poner un punto y aparte. Los ligamentos cruzados, esa lesión tan insultantemente terrorífica para cualquier jugador, lo dejaban en el dique seco de nuevo. Dos contratiempos en apenas año y medio que ponían su progresión en punto muerto.

Zaragoza, Leganés y Numancia se fueron sucediendo en sus cursos venideros. Aunque en este último, ya desvinculado de los leones tras no convencer a Ernesto Valverde. Curioso; muy curioso. En todos ellos dejó detalles del gran jugador que es. Y es que Ruiz de Galarreta es un interior con una exquisitez técnica y una brillantez táctica evidentes. Es el engranaje en la medular para que todo funcione con naturalidad. Porque Íñigo no es un organizador, almenos no por ahora, pero sí un superlativo distribuidor. Posee esa capacidad, fruto de las mentes más brillantes, para encontrar la solución más sensata en cuestión de milésimas. Como es lógico, es un jugador capital en la salida de balón: se ofrece constantemente y oxigena con su gran desplazamiento tanto en corto como en largo. También destaca por su potente remate desde la larga distancia, así como su plausible trabajo en términos defensivos: hablamos de un recuperador sin igual. No es casualidad que el ex jugador del Athletic Club se convirtiera en el mayor recuperador de la Liga 1|2|3 en la temporada
2016/17 con el Numancia.

Hablando ya en clave Barça B, Gerard López, en estas primeras jornadas, lo ha asentado en el interior diestro, escorando a Carles Aleñá al extremo y obligándole a pisar zonas intermedias. Es decir, la idea en estos primeros pasos en el fútbol profesional para por madurar la jugada e intentar finalizarla por el sector opuesto. El vasco tiene un peso muy específico en la base de la jugada, asume responsabilidades, y ha dejado un sinfín de buenas vibraciones. En definitiva, se siente importante, y el jugador responde. Sin embargo, los constantes problemas que viene presentando el filial en el lateral diestro le han desbordado a nivel defensivo. Son el punto de fuga, y de Galarreta sufre en exceso. Porque administrar estas tareas desde el interior no es lo mismo que hacerlo desde el doble pivote, donde la distancia a recorrer es menor, como sucedía en el Zaragoza de la 2014/15.

Así como analizar actual Ruiz de Galarreta es relativamente factible, hacer un ejercicio de proyección ya se antoja algo más complicado. Al tener una edad superior a los 23 años que estipula el reglamento, el vasco no puede alternar entre filial y primer equipo salvo en la Copa del Rey. La sensación en estos primeros partidos es que el jugador podría estar preparado para dar el salto a medio y largo plazo, pero es evidente que necesita seguir sumando minutos de juego. La temporada del B en la Liga 1|2|3 es atractiva, en especial, por jugadores como Ruiz de Galarreta en un ecosistema en el que se combinan la experiencia de jugadores como Arnaiz, Concha o David Costas y la juventud de Aleñá, Cucu, Sarsanedas o Palencia.