Argentina lo ha intentado de todas las formas posibles. En su involuntario afán por desaprovechar al mayor talento que su país ha concebido desde, mínimo, Diego Armando Maradona, la selección albiceleste ha estado a un paso de acrecentar el éxito de sus actos. En un árduo camino en el que todo han sido piedras constantes para el diez, Argentina puso más de su parte que los rivales para dificultarle algo que, ya de por sí, aceptando el máximo potencial individual de la selección, se antojaba complicado. Pero ante la voluntad de alguien a quien los contextos parecen afectar cada vez en menor medida, enfrentarse y batir en cada cita internacional a una doble amenaza se ha convertido en una rutina a la que parece haberle cogido aprecio. Porque si Argentina le debe el Mundial a Maradona, a Messi le debe poder estar en uno más.

En la teoria, muchos repetimos una hipótesis que con el paso del tiempo Argentina ha convertido en hecho: sin Leo, esta selección no estaría en el Mundial de 2018. Añadido a la obviedad que sin él la albiceleste jamás hubiese alcanzado la final en las tres últimas citas internacionales, la situación tiene más aroma a drama que a heroica. Pero si algunos dudaban de lo que ahora ya es una máxima, esta fase de clasificación ha acabado de confirmarlo. Quizá, con el tiempo, Sampaoli le dé otro aire a Argentina, pero que llegara la selección a la última jornada con posibilidad de quedarse fuera, no tiene razón en quién ocupó el banquillo, ni cuántos fueron, sino en las veces que Leo no pudo acudir a la cita.

Resultados de Argentina en la Fase de Clasificación del Mundial de Rusia 2018 con y sin Leo Messi.

Martino, Bauza y Sampaoli. Ni el Tata se marchó demasiado temprano ni Bauza hizo tanto daño ni Sampaoli ha sido el salvador. La diferencia siempre fue Leo. De hecho, jamás fue el juego. Porque si hasta ayer, Sampaoli había tratado, con mayor o menor éxito, de implantar su sello, ante Ecuador fue más Bauza que él mismo. Renegó de la idea que presuntamente quiere para la albiceleste en el Mundial para que, una vez más, todo quedara a merced de Leo. Incluso sentó a Dybala e Icardi para que el protagonista solo fuera Messi. Si ayer por la noche los argentinos podían soñar con el Mundial era porque Messi no había faltado a un par de citas más.

Resulta sorprendente, a la vez que definitorio, la insistencia con la que Leo persiste con Argentina. Que a día de hoy alguien pueda dudar de su compromiso con su país se antoja insultante. Porque el país, la albiceleste y su afición le deben a él, y solo a él, que a día de hoy el fútbol siga siendo una vía de escape y no una preocupación añadida. Mientras, él no le debe nada a ninguno de ellos, demostrándose todos ellos en más de una ocasión indignos de su figura. Porque ellos ganan gracias a él, pero Leo Messi gana a pesar de Argentina.