Si de algo adolecía el Barça de Luis Enrique era, entre otras cosas, de no dar mucho peso a su centro del campo. La balanza se inclinaba del lado del tridente y para dar chance a estos, cuanto más espacio había, mejor. Luego transiciones rápidas eran el primer mandato. La pausa, que siempre había sido seña de identidad de este equipo, quedaba para otro momento.

Este verano, con la incorporación del Txingurri Valverde, y pese a agoreros que recordaban su Athletic de “balones al nueve que Aduriz ya se encargaría de enviarlos al cajón”, se sabía que ese centro del campo volvía a ser preponderante. Los intentos de fichaje de Verratti así lo atestiguan.

Si hay un jugador santo y seña de este Barça, insustituible si se quiere, dejando al diez aparte, ese es Sergio Busquets. Él siempre ha sido el verdadero termómetro de este equipo, cuando Sergio estaba bien, el Barça volaba. O era al revés; cuando el Barça estaba bien, era Busquets el que no tenía techo. Tomando decisiones correctas, tanto sin balón, como con él. ¿Qué era primero, el huevo o la gallina? Creo que nunca lo sabremos…

Lo que sí empezamos a ser conscientes, a pesar de que probablemente sea el jugador más incomprendido, incluso por grandes analistas que se “dedican” a esto, que su lectura del juego es fundamental para que el Barça siga enseñando su ADN en cada césped. No es un secreto que, dentro del once habitual, ha habido tres elementos que no comenzaban con buen pie la temporada; estos eran Piqué, Luis Suárez y el propio Busquets. Los dos últimos han empezado a entrar en la dinámica del equipo y se nota. Quizá al uruguayo todavía le falte un poco. Al central catalán, personalmente el mejor defensa del mundo, sí que todavía no está mostrando el nivel esperado, pero por supuesto se le espera.

Pero el centro de estas líneas y del juego del equipo, sí que está llegando a un gran nivel. Su juego con balón comienza a ser muy fino y sus decisiones sin él, las que se esperan de un medio centro especialista en la presión. Esa regla que ya tenía el Barça de Pep de presionar los primeros segundos tras pérdida y luego replegarse, beneficia al de Badía. Y además empezamos a ser testigos de un Barça que sufre muy poco sin balón. Poco a poco el bloque se impone a las individualidades, pero aun así, que esta pieza esté a un alto nivel, le hace vital para el juego del equipo. Ojalá antes de que se retire, entendamos bien de qué va nuestro mediocentro, porque creedme, es uno de los jugadores que más impresiona seguir en directo. Y eso, es por algo…