El Barcelona Lassa ha acabado el año siendo capaz de calmar las aguas y cambiar una dinámica que estaba cogiendo tintes peligrosos, gracias a la solvente victoria en la Copa ASOBAL, disputada el pasado fin de semana en León. El Barcelona ganó el domingo este torneo por séptima vez consecutiva y 13ª en total.

Xavi Pascual había declarado repetidamente en las últimas semanas que su equipo “necesita el parón”, en referencia a este mes de enero en el que los clubes no competirán porque lo harán las selecciones. Esa saturación y necesidad de una desconexión venía por el hecho que el equipo había pinchado mucho en las últimas semanas, en parte por haber fallado muchos lanzamientos claros en partidos apretados. Quizá no dice mucho de las habilidades de Pascual como entrenador que a finales de octubre ya tuviera a su plantilla con tal bloqueo, y menos que no sea capaz de aportar nuevas soluciones ni de aplicar cierta creatividad táctica, hasta el punto de “necesitar el parón”.

A esa sensación de saturación y agotamiento ayudan quizá las lesiones, algo duras este año con el Barça; la recaída de Anderssön, la de menisco de Dolenec que lo tendrá fuera hasta febrero y, la más reciente, la recaída de la lesión de tibia que Wael Jallouz arrastró durante los últimos meses, lastrando su rendimiento, y que le dejarán sin disputar el Campeonato de Africa con Túnez al estar seis semanas de baja.

A pesar de todo, el equipo ha lograda redirigir, al menos en parte, una temporada que había cogido una tendencia mucho más inestable de lo que estábamos acostumbrados, especialmente si mirábamos a torneos como esta Copa ASOBAL, con eliminatorias a partido único. Y ese pequeño renacer ha llegado desde la defensa y la portería, la línea más fiable del equipo gracias a jugadores como Sorhaindo, Viran Morros y, sobretodo, a Gonzalo Pérez de Vargas, el portero en la mayoría de grandes partidos, estrella del equipo y seguramente el mejor del mundo en su puesto.

En esta Copa ASOBAL el Barcelona se vengó de ese empate en Guadalajara y barrió a los manchegos 36-22 en semifinales, en uno de los mejores partidos del Barcelona en las últimas semanas, con una primera parte excelente cerrada 21 a 10. La final ante el Ademar fue diferente, con superioridad azulgrana menos abultada per muy constante y cerrada por 28 a 22, pese a la expulsión por roja directa de Palmarsson en la primera parte, en un error garrafal de los árbitros. Huelga decir que en el Ademar de León había dos extremos legendarios en el balonmano culer; Rafael Guijosa, entrenador del equipo leonés, y Juanín García, que apura sus últimos días como jugador.

Si bien el Barcelona tiene equipo para mucho más, y lo ha demostrado muchas veces en las últimas temporadas, la solidez defensiva es una buena base en la que construir un equipo como el que llegó a la Final Four el año pasado, o incluso mejor. Habrá que esperar a ver el peaje que se cobra el Europeo de selecciones que se jugará en enero, ya que el del pasado domingo es el último partido que los clubes jugarán hasta después de la cita de selecciones, que acabará el 28 de enero. Un campeonato al que, por cierto, no irá Víctor Tomás, una de las grandes ausencias, por decisión técnica. Y a principios de febrero llegará el Vardar, vigente campeón de Europa, al Palau.

Habrá que seguir con atención las evoluciones del Barça, ya que, pese a que la situación no es ni mucho menos crítica, sí que es cierto que el equipo ha dejado de ganar 4 partidos en las últimas semanas, tres de Champions y el empate en Liga que rompía la racha histórica de victorias, y eso no pasaba hace, literalmente, muchos años.