Morir matando
A Sito Alonso se le podrán achacar muchas cosas en estos meses como técnico del Barcelona, pero desde el partido de Euroliga en Vitoria lo que sí ha sido es coherente. Sus palabras en la posterior rueda de prensa no se quedaron en eso, sino que han ido acompañadas de decisiones con las que parece irá hasta el final, cueste lo que cueste. De momento el órdago a su plantilla parece haber funcionado.
Se llegó a un punto en el que ya poco o nada había que perder para él. Casi eliminados de Euroliga, lejos del Real Madrid en ACB y con la Copa todavía lejana el técnico madrileño se encontraba ante una tesitura que tarde o temprano acabaría con él en el paro, así que “de perdidos al río”, debió pensar cuando se enfrentó a los periodistas en el Buesa Arena.
Los hombres de Sito
Los cinco jugadores que levantaron y casi ganan aquel partido serían su sostén para afrontar lo que vendría luego. Ribas, Navarro, Hanga, Moerman y Tomic es su quinteto titular, los que se lo ganaron en la pista y luego puso como ejemplo al resto. La jugada de desacreditar a unos pocos y ensalzar a otros tantos podría haber salido mal y haber perdido el vestuario definitivamente, pero parece que ha causado el efecto contrario. Se apoyó en el núcleo duro del vestuario culé, esos que en ningún momento le han abandonado, y de momento los resultados le están dando la razón.
Una vez reestablecida su autoridad en el vestidor ha empezado a tomar decisiones que parecen funcionar. Se sabía que el Barça había formado un buen equipo, mucho mejor de lo que la clasificación en Euroliga dice, pero hasta ahora no se sabía muy bien a qué se jugaba. Ahora primero va la idea y luego los nombres, no al revés. Sito Alonso quería un equipo agresivo, valiente, que jugara a pocos segundos y que moviera el balón con fluidez. Pues bien, ha matizado la idea y la ha adaptado a los jugadores más capacitados para llevarla a cabo, los que mejor entienden el baloncesto de la plantilla. Y es que una vez más conviene recordar que al basket se juega con las manos, sí, pero sobre todo con la cabeza.
Nadie de la plantilla interpreta un partido mejor que Navarro, por más años que tenga en su cuerpo. Ribas se ha posicionado como el líder del vestuario como en su día podía ser Roger Grimau, pero además un jugador con una inteligencia muy por encima de la media en pista. Hanga es un jugador honrado y orgulloso que no negocia esfuerzos, que en el momento en el que el Barça parezca un equipo él crecerá hasta ser lo que se sabe que es. Moerman necesita acierto desde el triple porque casi se reduce a eso, pero es otro jugador inteligente. Idem Tomic, un tipo que con todo en contra otra vez sigue ahí, en una demostración de profesionalidad que merece elogio. Cinco jugadores con cosas en común, y es que anteponen el interés del equipo al suyo propio, tienen personalidad, saben pasar y toman buenas decisiones. En síntesis, cinco jugadores que saben jugar al baloncesto.
Las víctimas
Agarrado a ellos Sito Alonso remonta algo el vuelo porque además los resultados han acompañado, lo cual le ha reforzado ante los damnificados de esta nueva rotación. Seraphin y Heurtel ahora salen desde el banquillo, algo a lo que está acostumbrado el base pero no lo que esperaba el pívot, que de momento acepta su nuevo papel más allá de la lesión. Sanders directamente fuera de las convocatorias. El ex de Milán ha destacado individualmente más que Hanga pero su contribución al colectiva es muy pobre, algo que se temía atendiendo a sus características. Ellos tres tendrán que mejorar mucho a todos los niveles para cambiar el orden establecido por Sito, para pasar de ser actores de reparto a protagonistas nuevamente.
Ese quinteto con el que inicia el Barça ahora los partidos sólo fue la mecha que ha encendido a varios jugadores más que parecen sumados para la causa. Víctor Claver no encontraba sitio ni minutos, pero en este rol de agitador alternando el “3”, el “4” e incluso el “5” se está volviendo a encontrar, sorprendentemente mezclando muy bien con Vezenkov. El búlgaro, otro profesional admirable, ha vuelto al equipo y amenaza con quedarse por méritos propios. Oriola siempre ha estado y estará. Koponen también parece haber seguido el ejemplo de sus compañeros y se ha sumado al equipo, una noticia que de confirmarse sería grandiosa.
El propio Heurtel también se ha enchufado, e incluso puede agradecer salir desde el banquillo sin necesidad de ser constantemente el Plan A. Primero hacer un equipo y luego sumar a la mejor individualidad. Lo mismo Seraphin, fino en ataque pero absolutamente descompasado respecto a sus compañeros, especialmente en defensa. El pívot ha hecho hasta ahora verdaderos estropicios en las defensas rivales sin estar demasiado en la dinámica colectiva, por lo que lo deseable es que una vez inserto en el juego coral que se propone sea todavía más devastador. Ni mencionar a Pressey porque su análisis no puede ser igual al de sus compañeros, pues es el único jugador de la plantilla sin nivel para estar en el Barça, pues actitud le sobra.
Creer o no, esa es la cuestión
Esta puede ser la enésima intentona de Sito para salir del embrollo que vuelve a ser la temporada del Barça y desde hoy volver a otra caída imparable, pero al menos el equipo parece adquirir una línea coherente y reconocible. Sito Alonso, escuela Aito, esa que pone por encima el colectivo sobre lo individual, si muere lo hará con su idea y con los que mejor la interpreten. Hoy el examen en el OAKA es mayúsculo, una pista donde nadie ha ganado este año y donde lo normal es perder, cosa que si ocurre no debería dañar la moral de un equipo mentalmente frágil. Más que en Moscú ante Khimki o ante CSKA en el Palau, este partido puede ser termómetro de dónde está el equipo. Más que ganar o perder la exigencia en Atenas es competir y seguir ganando credibilidad.